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“Este proyecto de reforma de la Constitución es un disparate”

El obispo de Iguazú, Joaquín Piña, dice que todavía no aceptó ser candidato a constituyente aunque, en su homilía de ayer, volvió a criticar la reforma y al gobernador Carlos Rovira.

 Por Washington Uranga

El obispo de Iguazú, Joaquín Piña y Batllevell, ratificó ayer en su homilía dominical su firme oposición a la reforma de la Constitución provincial mediante la cual el gobernador Carlos Rovira pretende asegurarse la posibilidad de la reelección, hasta el momento vedada legalmente. “Yo les dije bien claro que estoy en contra de este proyecto de reforma de la Constitución, que me parece un disparate”, aseguró el obispo en su sermón, después de aludir de manera irónica al “menudo revuelo que armaron con esto de que Piña iba a ser constituyente”. El obispo volvió a ratificar ante su feligresía que está dispuesto a aceptar (su postulación a convencional) con tal de que no se presente gente con antecedentes demasiado negativos”. Sin embargo, dio a entender que todavía no tiene una decisión tomada y que su oposición a la iniciativa de reforma constitucional no está directamente vinculada con su candidatura.

Según se informó en los últimos días, Piña podría encabezar una alianza integrada entre otros por organizaciones sociales, sindicatos, la CTA, la Unión Cívica Radical, el Partido Socialista e incluso algunos sectores del Partido Justicialista que se oponen al gobernador Rovira. El frente llevará el nombre “Unidos por la dignidad” y el obispo Piña obtuvo ya el apoyo expreso de su colega de Posadas, Juan Martínez, y según lo dejó traslucir, al aval del propio presidente de la Conferencia Episcopal y arzobispo de Buenos Aires, cardenal Jorge Bergoglio. Las elecciones para convencionales constituyentes están previstas para el 29 de octubre.

Para Piña la pretensión de reformar la Constitución es “una falta absoluta de respeto a la democracia y a nuestra Carta Magna”, porque haciéndolo “nos pondríamos en línea con los países más totalitarios” y “tendríamos que rezar un responso por la democracia”. El obispo fue más a fondo cuando dijo que “encima, todos se iban a reír, o a burlar de nosotros porque, ¿cómo se les pudo ocurrir elegir a un gobernador vitalicio, sin plazos ni límite alguno?”.

En otro momento de su homilía de ayer, Piña reiteró: “Apoyo todo lo que se pueda hacer para frenar este proyecto hegemónico, que es algo absurdo, y espero que la ciudadanía se ha de dar cuenta de ello”. Se lamentó, sin embargo, que “ya sabemos que los que tienen todo el aparato de poder, y la plata, harán todo lo posible para seguir adelante con lo suyo, engañando a la gente, comprándoles con dinero, avasallando con todo”. Después se preguntó: “¿Cuánto nos va a costar esta votación? “Treinta millones, me dicen. ¿Y la campaña? Esto ni se contabiliza. ¿Cuántas raciones de comida, o jarros de leche se podrían dar a los niños desnutridos en los comedores, etcétera? Así es como se tira la plata de los pobres”, subrayó.

Piña, de 76 años, ya presentó la renuncia al Episcopado el año anterior, ajustándose a las normas eclesiásticas que indican que el obispo debe poner a disposición su dimisión al gobierno eclesiástico al llegar a los 75 años. Sin embargo, la renuncia sólo se hace efectiva cuando el Papa la acepta, algo que todavía no ha ocurrido. El obispo de Iguazú, jesuita como Bergoglio, se ha caracterizado por sus posiciones enroladas dentro de la óptica de “opción por los pobres” y por el acompañamiento que durante todo su gobierno pastoral les ha hecho a los temas sociales. Ahora, tras ratificar su posición en contra de la reforma y su disposición a hacer lo que se le solicite en bien del pueblo, dijo no obstante que “no está tan claro que tenga que ser un convencional. Porque entiendo que ésta no es mi misión. Yo soy un ministro del Evangelio. Un pastor que, es cierto, está muy preocupado por su grey. Por cómo se engaña y manipula a la gente, pisoteando su dignidad, por cómo se consiente este atropello a las instituciones y a la misma democracia”. El obispo insistió en que su prédica “no es política, como dicen los que no entienden nada”, y le pidió a Dios “que me inspire”.

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El obispo de Iguazú, Joaquín Piña, encabezaría un frente de radicales, socialistas y la CTA.
 
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