EL PAíS › DENUNCIAN IRREGULARIDADES EN EL INSTITUTO DE VIVIENDA

Menos funciones, más críticas

En seis meses de macrismo el IVC siguió acumulando irregularidades, ahora enunciadas por uno de los directores de la nueva gestión que terminó renunciando. Nombramientos de familiares y ex funcionarios de la dictadura.

 Por Werner Pertot

Hubo una época en el que Instituto de la Vivienda de la Ciudad (IVC) fue asociado a la corrupción, a la ineficiencia y a la “política”. En su campaña, el jefe Mauricio Macri dejó en claro que esto terminaba con su llegada. Sin embargo, en estos seis meses de gestión PRO el Instituto siguió acumulando irregularidades, que fueron reconocidas por los propios macristas en las actas de la autoridades del organismo, a las que tuvo acceso PáginaI12. Allí un director, que terminó renunciando, plantea sus reparos ante el aumento desmesurado de gerencias y ante la creación de dos comisiones, que dejaron el manejo del dinero en manos de unos pocos: uno de ellos manejará los créditos y el otro es para designar personal. Este último lo integran dos macristas: Eduardo Petrini y Roberto Apelbaum, el presidente del IVC. Una de las primeras designaciones con este método fue la de la sobrina de Apelbaum y la de un ex funcionario de la dictadura.

Este año, el IVC maneja 414 millones de pesos y tiene asignados otros 345 millones del “Fondo de Infraestructura Social”, gracias a la ley por la que el que el macrismo podrá endeudar a la ciudad. Otro proyecto de ley del macrismo plantea el traspaso de competencias para la urbanización de las villas del IVC a la Corporación del Sur, excepto por las de Retiro (ver aparte). Apelbaum no tuvo mucha suerte explicando por qué quieren esa transferencia, cuando dio su ultimo informe ante la Comisión de Vivienda de la Legislatura: “El Instituto tenía 1100 personas ubicadas en 5500 metros cuadrados. Da cinco personas por metro cuadrado”, argumentó.

–Es al revés: una persona cada cinco metros... –le soplaron.

–Eso fue lo que dije –sostuvo Apelbaum.

–Entonces, ¿lo traspasan a la Corporación de Sur porque hay más lugar para trabajar? –inquirió el ibarrista Eduardo Epszteyn.

–¿Me permite terminar de hablar? –se quejó Apelbaum– Lo más probable fue que la gente no estuviera allí (trabajando) por no contar con espacio.

Hay que pulir el recurso humano.

Puliendo los recursos

El instituto lo conforman un presidente y tres directores. Además de Apelbaum, están el macrista Petrini, el kirchnerista Hernán Pérez y el radical PRO José Luis Giusti, quien renunció hace un mes. PáginaI12 se comunicó con Giusti, quien declinó hacer comentarios sobre las causas de su renuncia. Sin embargo, quedaron plasmadas en las actas del directorio. Los macristas decidieron crear un “Comité de Nominaciones” para designar personal y una “Comisión Evaluadora de Créditos Individuales”. En ambas, las integran sólo dos directores, que deciden sobre la asignación de recursos para el personal y sobre la concesión de créditos hipotecarios.

Sobre las dos, el macrista Giusti votó en disidencia.

Sobre la Comisión de Créditos, Giusti advirtió que “tiene a su cargo una de las principales funciones del directorio y su delegación no es compatible con el marco legal del Instituto”. Lo mismo planteó sobre el Comité de Nominaciones: “Implica, en la práctica, que dos de los integrantes adoptan decisiones que legalmente corresponden al órgano en su conjunto, que queda privado de definir la política de recursos humanos. El directorio se convierte en un órgano meramente formal y vacío de contenido”, explicó. Igual se aprobaron.

La comisión de nominaciones quedó en manos de dos macristas. La de Créditos la compartieron con el kirchnerismo: la integran Petrini y Pérez. “Esto contribuye a fomentar la discrecionalidad de dos integrantes de este cuerpo”, advirtió Giusti antes de renunciar. Con ese nuevo mecanismo, el 21 de enero de 2008, Apelbaum designó a su sobrina, Mariela Faingburg, con un sueldo de 5100 por mes.

Giusti también cuestionó el crecimiento exponencial de gerencias del IVC: pasaron de 9 a 15. “Debe abandonarse la práctica de introducir permanentes modificaciones en la estructura organizativa del IVC, porque contribuyen a obscurecer la actividad del organismo”, advirtió Giusti. Luego de la difusión pública de ese crecimiento de funcionarios con sueldos de 6500 pesos –en medio de la política macrista de recursos humanos que empezó con el despido de 2300 personas– redujeron las gerencias y los empleados pasaron de 1400 a 984, con traslados a la Corporación Sur, jubilaciones y despidos. Es decir que, en unos pocos meses, las gerencias crecieron y se redujeron sin ton ni son.

Giusti se fue, pero a los directivos les quedó la espina de sus críticas. Tal vez por eso el proyecto de reforma del IVC elimina la obligación del directorio de dejar sentada en actas sus reuniones. Ese mismo proyecto establece un sistema diferencial de contrataciones, lo que ya despertó críticas en la oposición. “Están solicitando un sistema propio de compras y contrataciones decidido por directivos del IVC y no sujeto a la ley de compras de la ciudad”, señaló Di Filippo a este diario. El legislador de la Coalición Cívica también cuestionó el uso indiscriminado en el IVC del “legítimo abono”, un tipo de contratación directa que no implica rendir cuentas. “Hay una sobreutilización de este método para evadir todo proceso licitatorio y violar cánones de trasparencia”, destacó el dirigente de la Coalición Cívica.

El directorio

Con las cooperativas de vivienda acampando en la puerta del Instituto, Apelbaum estuvo a punto de renunciar esta semana. Los rumores de que se iba lo limaron toda la semana. El jefe de Gabinete, Horacio Rodríguez Larreta, tuvo que desmentir su renuncia: “Roberto está trabajando bien”. “Larreta dijo que el IVC era un nicho de corrupción y el Instituto no modificó en nada su accionar. No están incorporando gente a los programas de vivienda. Todas las modificaciones que no terminan de aprobarse hacen confuso quién es el responsable de las villas”, advirtió Di Filippo. “Larreta sale a decir que trabajan bien cuando es claro que ninguno de los directores tiene experiencia habitacional. Deberían cambiar todo el directorio”, sostuvo.

Sin embargo, quien detenta el poder real en el directorio no es el presidente, Apelbaum, (quien fue directivo de IRSA y del Banco Hipotecario), sino el director Eduardo Petrini, a quien Macri trasplantó de Boca, donde se ocupaba de la compra y venta de jugadores. “Es inamovible”, suelen decir en el IVC, pese a que Petrini no tiene problema en admitir que está allí por su amistad con Macri y que no sabe nada de políticas de vivienda. Hace poco, le pidió a un juez porteño que lo recibiera. Apenas entró al despacho, le dijo:

–A mí me puso Mauricio.

–Ah, lo puso Mauricio –constató el magistrado, perplejo.

–Tenemos un déficit de 300 mil viviendas, y puedo hacer mil por año. Milagros no hago –le planteó. El encuentro duró dos minutos.

Hace una semana, Petrini casi termina a las trompadas con el director Hernán Pérez, hombre del legislador kirchnerista Diego Kravetz. Pérez se quejaba porque no le daban cargos para su planta de gabinete ni el manejo de ningún programa. Luego de una discusión, Petrini y Pérez se agarraron del cuello en uno de los pasillos del IVC. No llegaron a los golpes. Finalmente, a Pérez lo incluyeron en la Comisión de Créditos y le darán un programa para créditos a organizaciones sindicales.

Menos suerte tuvo el gerente Víctor Colombano, quien mantenía la relación con los delegados de las villa. Fue ejectado y sería reemplazado por el ex subsecretario de Desarrollo Social, Carlos Regazzoni, quien responde al ex ministro Esteban Bullrich. Con la salida de Colombano, perdió influencia Karina Leguizamón, la mujer del dirigente de Recrear, Enzo Pagani, y ex jefa de gabinete de Bullrich. Los radicales PRO, en cambio, conservan su lugar: tras la renuncia de Giusti –que recaló bajo el ala de Gabriela Michetti– llegó el radical Claudio Niño, uno de los funcionarios que habilitaron durante el Gobierno de Aníbal Ibarra el boliche El Reventón, posteriormente conocido como República Cromañón.


La sombra del caso Greco

Como publicó PáginaI12 hace más de una semana, uno de los asesores de Roberto Apelbaum es un ex funcionario del gobierno nacional que está involucrado en el caso Greco y fue citado por el juez Sergio Torres a presentar declaración indagatoria el 25 de junio. Se trata de Osvaldo Siseles, quien fue designado como asesor de Apelbaum el 21 de enero, con retroactividad a diciembre, con un sueldo de 6100, en el mismo acto en el que Apelbaum designó a su sobrina. Siseles fue secretario de Asuntos Legales del entonces ministro de Economía, Roberto Lavagna. Su sucesora, Felisa Miceli, le pidió la renuncia a Siseles por el caso Greco, en el que el Estado aceptó indebidamente pagar una deuda millonaria a un grupo económico. Anteriormente, Siseles también fue asesor del directorio del Banco Ciudad con el macrismo y tiene experiencia como asesor incluso durante la dictadura en la intervención de la Facultad de Arquitectura. Allí, el decano que emplazaron los militares fue Héctor Corbacho, que daba clases de dibujo técnico en la ESMA cuando era uno de los principales campos de concentración del país. Corbacho reivindica hasta hoy la “lucha contra la subversión”. Según consta en su legajo, Siseles fue designado por Corbacho el 2 de mayo de 1977 su “asesor legal”. En 1980, Corbacho lo ascendió a director de Asuntos Jurídicos de la facultad, un cargo que creó el decano de la dictadura. Siseles renunció el 1º de julio de 1984, cuando llegaron las autoridades de la democracia.

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Las dos corporaciones tendrían a su cargo ahora a las villas.
Imagen: Bernardino Avila
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