EL PAíS › ENTREVISTA CON EL HISTORIADOR ERNESTO RODRIGUEZ

Una historia de atropellos

–¿En realidad qué pasó en Las Mellizas? ¿Por qué se enfrentaron?

–Yo no creo que haya habido alguna intención. Creo más bien que hubo una confusión. Supongo que no tuvieron tiempo de distinguirse, además los testigos dicen que un grupo estaba de civil. Calculo que vieron un movimiento y se produjo el enfrentamiento. Se miraban a través de un ventiluz y esa situación no les daba lugar a una visión pormenorizada: se dispararon, y luego salieron a montar esta farsa con la que al otro día justificaron otra masacre. Eso, creo que fue una equivocación y montan la mentira para ocultar qué sucedió entre ellos y para hacer aparecer a los otros como los asesinos.

–¿Por qué los grupos llegaron separados?

–Por el operativo del día anterior, la información la tenían las distintas fuerzas de seguridad. La mayoría de los operativos los organizaban de forma conjunta. Acá, el Ejército llegó después. Pero todos iban a llegar más tarde o más temprano. Yo no sabría decir por qué llegaron de esta forma, aunque creo que a lo mejor fue por un celo de mostrar más eficiencia en la lucha antisubversiva. O incluso, puede haber aparecido la idea de llegar antes para capturar, interrogar y quedarse con algún dinero.

–¿Cómo hizo la reconstrucción?

–La casa de ellos estaba al final del barrio. Yo encontré a dos testigos de esa época, y los dos son coincidentes, dicen que no hubo enfrentamiento; que Sabena no disparó, sino que quedó prisionero; que lo torturaron y asesinaron. Dicen que los enfrentamientos fueron entre las fuerzas operativas. La gente se acuerda, el barrio estuvo copado ese día: no podían ni salir ni ingresar. Además, conocían bastante a los Trod porque cuentan que los habían ayudado a hacer los bancos de la Capilla y se nota que tenían una fuerte inserción en el barrio: los conocían, eran queridos, tenían una vida social.

–¿Cuál fue el trabajo del EAAF en esto?

–El Equipo identificó los tres cuerpos del arroyo Pavón; Sabena ya estaba identificado pero más tarde identificó a las víctimas de la calle Juan B. Justo, entre ellos a Ana María del Carmen Granada, la madre de Manu Gonçalves, porque hacia ahí fueron un día más tarde, acusándolos de haberles matado a dos hombres.

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