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El gofio de Quilodrán

 Por Martín Granovsky

Poco antes de las nueve de la noche, Gilberto Quilodrán se pregunta cómo saldrá de este lugar desconocido. Ya vendió 140 cajones de cerezas carnosas y grandotas, 12 kilos por cajón, 20 pesos el kilo.

“A las 12 hay fuegos artificiales, después de Fito y Charly”, le cuentan a Gilberto. “Antes de esa hora va a ser difícil llegar hasta los micros.”

Ya vendió hasta la última cereza. Ahora la principal atracción del stand de la agricultura familiar neuquina es otra. Un producto extraño. “Hay ñaco casero”, anuncia un cartel. Al lado, otro cartel ofrece un producto conocido, el gofio. Buena oportunidad para aprender idiomas.

–¿Qué es ñaco?

–Trigo desmenuzado y tostado.

–Ah, gofio...

–Claro, gofio.

–¿Y por qué ponen ñaco?

–Porque allá en el sur lo llamamos así.

O sea: ñaco en neuquino es gofio en porteño.

La remera blanca de Quilodrán dice Federación de Organizaciones Nucleadas en la Agricultura Familiar. Fonaf dicen las remeras y los carteles de mucha gente que camina desde Diagonal Norte, cerca del Obelisco, hacia Plaza de Mayo, por donde camina Víctor Basterra, el secuestrado de la ESMA que guardó pruebas años enteros y las presentó en el Juicio a las Juntas de 1985 y en los juicios por crímenes de lesa humanidad de estos años para condenar a Emilio Massera y a su patota. Fonaf dicen otros puestos con miel, con dulces, con frutos secos. “Producimos soberanía alimentaria”, muestra la parte superior de un stand de agricultores catamarqueños.

Quilodrán cuenta que tiene tres hectáreas en Sauzal Bonito, un pueblo de 150 familias cerca del río Neuquén que hace seis años quedó bajo el agua y después revivió gracias a la producción solidaria que había empezado poco antes, en 2005.

–Vendemos en la feria de Plaza Huincul –dice Gilberto–. Es una feria reglamentada. La condición es que uno no comercialice los productos de otro sino los propios.

–¿Qué se puede hacer en tres hectáreas?

–Mucho. Las cerezas que vendimos hoy, por ejemplo. Y ahora estamos asociándonos con otros productores para abrir un matadero de animales menores. Pollos, lechones, chivos... El problema es que antes no existíamos. No éramos ni siquiera pequeños productores. Grandes o medianos, menos. Y ahora nos juntamos en todo el país con otros agricultores familiares. Eso es lo que somos.

Desde 2007 los productores de Sauzal Bonito disponen de un fondo rotativo, primero de 90 mil pesos y después mayor, para dar créditos.

–Nosotros sí que producimos alimentos –dice Gilberto, y luce orgulloso cuando parece deslizar que algún otro sector no lo hace.

Un folleto verde claro impreso por la Secretaría de Agricultura Familiar, ahí sobre la mesa, junto a miguitas de ñaco, o gofio, indica teléfonos fijos o celulares de contacto. Uno, el 154653041, es el de Policarpo Guircaleo.

Debajo, un texto aclara: “Los celulares tienen señal los viernes de 8 hs. a 13 hs.”.

A las nueve de la noche la Presidenta comenzó su discurso. Sobre el final nombró a los sectores sociales que, dijo, habían cambiado a la Argentina en los últimos años. “Trabajadores, científicos, intelectuales, empresarios”, dijo. Y agregó: “Campesinos, agricultores...”.

El discurso de Cristina Fernández de Kirchner terminó a las diez menos veinte.

A esa altura Quilodrán ya no tenía ni gofio. Es decir, ñaco.

Si necesitan algo llámenlo este viernes. Es 14D. O el otro viernes, 21D. O cualquier otro. Siempre, recuerden, de 8 a 13.

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