EL PAíS › EL FRENTE RENOVADOR DE SERGIO MASSA

Un año que no fue bueno

 Por Raúl Kollmann

Entre los encuestadores existe unanimidad en que el año no ha sido bueno para el Frente Renovador de Sergio Massa. Algunos sostienen que el tigrense partió como puntero y ahora está tercero, aunque existe unanimidad en que sigue siendo competitivo y mantiene chances. Su problema mayor es extenderse al resto del país y estar en una especie de sandwich entre el FpV y el PRO.

“Luego de su triunfo en la provincia de Buenos Aires y unos primeros tiempos de ser vista como la niña bonita del escenario electoral”, explica Hugo Haime, “el Frente tuvo que salir de los límites bonaerenses y expandirse territorial y políticamente al resto del país. No le ha resultado del todo fácil. No obstante, se ha estabilizado como opción electoral. Representa una oposición con capacidad para ser creíble en que se va a ocupar del cambio en los temas de inseguridad, inflación y economía. En esto supera al PRO, al tiempo que rescata parte de las políticas sociales y transversales de los últimos diez años. Eligió un camino difícil, el del medio. Tiene la ventaja de llevar como candidato al dirigente con mejor imagen nacional”.

Para Roberto Bacman, “el último semestre no fue bueno para el FR. Los diferentes indicadores que surgen de las encuestas en estos tiempos son elocuentes: la popularidad de Massa descendió y hacia fin de año más que estancamiento ya se puede hablar de cierto descenso en su caudal de posibles votantes. A principios de año lideraba cómodamente las encuestas de intención de voto; hoy ha sido relegado a un tercer lugar”.

Graciela Römer analiza que “las encuestas lo muestran como parte de una trilogía bastante estable (Scioli/Massa/Macri) por momentos por arriba, por momentos debajo. Lo cierto es que ninguno de los tres puede separarse significativamente por ahora”.

Eduardo Fidanza piensa que “el FR ahora tiene dificultades con la identidad, no es una cosa ni la otra. Los que tienen razones para la continuidad están decantándose por Scioli y los que apuestan al cambio eligen a Macri. Frente a ellos, la propuesta de Massa resulta difusa, a pesar de sus esfuerzos y de su estudiado marketing”.

Artemio López cree que “Massa sigue con fortaleza bonaerense. Ese es su vértice, pero no logra aún desplegarse con volumen en distritos clave como Santa Fe, Capital, Córdoba y Mendoza, con lo cual su despliegue nacional es aún incierto”.

Para Ricardo Rouvier, “el FR se quedó a nivel nacional con una leve caída en algunos distritos. Hay votantes de origen peronista que están oscilando entre el Frente Renovador y el apoyo a Scioli dentro del FpV. Además se observa que a la campaña del FR le está faltando un salto cualitativo alrededor de la figura de Sergio Massa, que le permita adquirir atributos de liderazgo. Tiene la imagen particular de su candidatura ubicándose entre los tres más votados, hoy; pero no alcanzó todavía un perfil presidencial superador de sus pares”.

Enrique Zuleta Puceiro ve que “el FR atraviesa por una crisis cierta de crecimiento. El peronismo ha logrado, en principio, una solución política efectiva frente a los problemas de la transición hacia el nuevo ciclo. La candidatura de Scioli y la unidad de parte esencial del peronismo quitan fuerza a cualquier intento por parte de Massa de hacer antioficialismo desde un peronismo anti-K”.

Ignacio Ramírez ve al sector “cerrando el año con un balance político deficitario: no ha logrado provocar la diáspora de dirigentes que le quería producir al FpV y al PRO, y ha sufrido una sangría lenta de apoyos en función de una estrategia discursiva excesivamente zigzagueante, disfuncional a la principal demanda del electorado opositor: promesa de cambio, pero con estabilidad y claridad. En síntesis, por el momento ofrece al mercado electoral un contrato poco claro”.

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