EL PAíS › CRUCE POCO AMIGABLE CON EL PRIMER BANCO ESPAÑOL

Lavagna se empapó en el Río

En sus pocas horas en el cargo, Roberto Lavagna ya padeció su primer corto circuito. Después de la advertencia del español Santander Central Hispano (SCH) de haber aislado a su controlado argentino Banco Río, indicando que a éste “le quedan tres meses de liquidez”, el flamante ministro reclamó “actitudes más responsables” de los ibéricos. Lo hizo en sendas comunicaciones con el embajador de España en la Argentina, Manuel Alabart Fernández, y con el presidente del Río, Enrique Cristofani. Pero en Europa los accionistas no parecieron tomar nota del reclamo. Luis Blanco, vocero del grupo, confirmó la advertencia del día anterior. “Permaneceremos en la Argentina siempre que el sistema financiero sea viable y rentable”, condicionó. En sintonía con la caída de sus utilidades por culpa de la crisis argentina, el SCH anunció ayer 11 mil despidos, de los cuales 8 mil se efectuarán en América Latina. En la Argentina, el Río emplea a 5194 personas.
En las conversaciones con Alabart Fernández y con Cristofani, Lavagna pidió “un grado de responsabilidad” en las declaraciones públicas del grupo, “teniendo en cuenta las consecuencias”. Las advertencias del SCH “no contribuían a mejorar la situación” de la Argentina, les expresó el titular de Hacienda. El cruce entre un ministro de Economía y un banco no es habitual. Y mucho menos que ese reclamo se emita por un canal institucional. Pero en el Gobierno causó gran enojo la apreciación hecha por el Santander según la cual, cortados los lazos con su filial argentina, a ésta le quedaría dinero para aguantar sólo tres meses más.
Consultado por Página/12, un alto ejecutivo del Río explicó que la cruda advertencia del SCH se debió a que en España existe hondo malestar con la Argentina. Según la fuente, los accionistas aducen que en el país se cambiaron las reglas de juego en forma abrupta y que la situación desbordó cuando el juez Mariano Bergés citó a indagatoria a Ana Botín, eminente miembro de la familia dueña del grupo bancario. En línea con las expectativas negativas que los mercados internacionales abrigan sobre el futuro inmediato de la Argentina, cuando los financistas españoles conocieron la posibilidad de una retirada del Santander, la acción del grupo subió 1,5 por ciento. Un fenómeno similar sucedió en Canadá cuando el Scotiabank Quilmes fue suspendido por el Banco Central.
A pesar de la advertencia, tanto en la city como en el BCRA dan cuenta de que el Río es uno de los bancos mejor posicionados en el sistema. El dato que lo confirma es que es una de las pocas entidades que no pidió auxilio a la autoridad monetaria. “Todavía tenemos unos mil millones de dólares para responder ante nuestros clientes”, aseguró a este diario un directivo del Río. Algunos datos exponen a la luz la situación dramática del sistema financiero: durante el feriado bancario de la semana pasada, el Central se vio obligado a asistir con unos 100 millones de pesos a diversos bancos para que éstos pudieran cargar sus cajeros automáticos. Hay que recordar que durante esos días, de cada cuenta sólo se pudieron extraer 200 pesos.
El enojo de Lavagna y de colegas del Río se relacionaba también con la posibilidad de que se acelere la corrida bancaria. De hecho, ayer fue muy difícil encontrar cajeros con dinero. Sin embargo, fuentes financieras independientes señalaron a este diario que, dada la existencia del corralito, es imposible que se incrementen los 105 millones de pesos promedio que salen a diario de las cajas de ahorro. Y manifestaron que, en todo caso, la desconfianza podría generar una corrida de clientes de un banco a otro. Algo de lo que también se duda: en estos momentos el descrédito pesa sobre todo el sistema. “A lo sumo, podríamos esperar que la gente saque toda la plata disponible de golpe. Pero el corralito pone un freno a la corrida”, explicó un banquero.
Sin dudas, un sistema financiero a la defensiva total desembocará, tarde o temprano, en un achicamiento del sector. En la presentación del balance trimestral del SCH realizado ayer en Londres, Alfredo Sáenz, directivo delgrupo, reveló que de los 11 mil despidos programados, 8 mil se darán en Latinoamérica.

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