ESPECTáCULOS

La tragedia sureña que convirtió en star a la hermosa Halle Berry

“Cambio de vida”, dirigida por Marc Forster y coprotagonizada por Billy Bob Thornton, le valió a Berry el primer Oscar de la Academia de Hollywood a una actriz negra por un papel principal.

 Por Martín Pérez

Un cuchillo en un sillón. Al limpiar su hogar, Hank primero hunde su dedo en un agujero en el tapizado de un sillón de su living. Y luego lo que hunde es un cuchillo, con el que extrae el plomo de la bala con la que su hijo Sonny se suicidó después de apuntarle a él con su pistola reglamentaria. Hombre de pocas palabras pero contundentes, Hank vio morir frente a él a un hijo que confesó odiar desde siempre y al que enterró lo más rápido que pudo. “Siempre fue débil”, fue la frase con la que despidió su recuerdo su abuelo Buck, un orgulloso y convencido racista devenido en inválido regidor de la vacía vida de su hijo, guardiacárcel como él, al igual que su nieto. A aquella bala del sillón, sin embargo, Hank la guarda silenciosamente en un frasco en vez de arrojarla lejos. Y recién entonces su vida no hará otra cosa más que cambiar para siempre.
Mientras que en su versión en castellano, el título del segundo opus del director suizoestadounidense Marc Forster se refiere a la vida de su protagonista encarnado por Billy Bob Thornton, el título original en cambio hace referencia al objeto de sus preocupaciones, los condenados. Monster’s Ball, es decir El baile del monstruo, se refiere a la fiesta que se lleva a cabo en honor a los condenados a muerte. Un honor que Hank el jefe de guardiacárceles de esos condenados a muerte defiende, aún sin fiesta. Y aún a pesar de su hijo Sonny, que no hace más que mostrar su debilidad en el trato con el condenado, hasta llegar al punto de arruinar su último momento. O al menos eso es lo que piensa el inflexible Hank, que castigará las flaquezas de su hijo con el mismo implacable rigor con el que defiende el ritual que acompaña la justicia terminal que caerá sobre el que terminará siendo el último condenado que estará a su cargo.
Dentro del film de Forster, Buck, Hank y Sonny encarnan tres generaciones de hombres blancos del sur norteamericano, un arco temporal suficiente como para representar un cambio en las costumbres de sus contemporáneos. Atrapado entre el contundente racismo de su padre Buck y las irritantes dudas de su hijo Sonny es donde yace Hank, otro hombre que nunca estuvo en la carrera cinematográfica de Thornton. Para acompañarlo en ese paulatino y casi inentendible cambio de vida aparece Leticia, que se vincula a Hank a través de una serie de casualidades tan trágicas que terminarán uniéndolos a pesar de sus historias trágicas y casuales. Tragedia sureña así, con mayúscula, Cambio de vida es un film lleno de buenas intenciones, tanto políticas como cinematográficas. E incluso habitado por dos actuaciones tan dignas como inevitables, que terminaron catapultando a su protagonista femenina Halle Berry como la trágica Leticia hasta el primer Oscar de la historia otorgado por la Academia de Hollywood a una actriz negra por un papel protagónico.
Pero semejantes intenciones y actuaciones terminan siendo traicionadas por un film que no parece realmente terminar de creer en lo que está contando, al punto que necesita subrayar estéticamente cada uno de sus movimientos. Como bien señaló el crítico estadounidense Michael Atkinson,del semanario Village Voice, es muy sutil la diferencia que condena al film de Forster a ser incapaz de encarnar lo que aspira. Una diferencia que puede ser detectada en la ineludible escena de sexo que une a la pareja protagónica, rodada por Forster en una sucesión de planos entrecortados que no hacen más que estetizar banalmente lo que es una necesidad imperiosa de sus protagonistas. No es esa la razón por la que el film no alcanza a ser lo que quiere ser. Pero es la pista que permite entender lo que sucede con un film a medio camino entre un aggiornado sydnelumetismo, al estilo de "¿Sabés quién viene a cenar?", y la cruda crítica a la pena de muerte de "Mientras estés conmigo" .

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Berry y Billy Bob Thornton, separados por el racismo pero unidos por una condena a muerte.
 
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