EL PAíS › PRIMERA APARICION DEL AÑO DE MENEM EN CAPITAL

Un escrache para el ex presidente

 Por Fernando Cibeira

No le va a quedar otra que acostumbrarse. Anoche, en su primer acto del año en la Capital, Carlos Menem no tuvo como sonido de fondo los bombos del Tula sino el repiquetar de los caceroleros que le hicieron un escrache. Para que el ex presidente pudiera salir tranquilo, fue necesario que la Infantería sacara la gente a bastonazos y le despejara el camino. “Es muy fácil decir ‘que se vayan todos’, ¿y quién queda?”, les respondió a los asambleístas Menem desde el escenario. “Esto ya pasó: en la Alemania nazi y en la Italia de Mussolini”, siguió el ex presidente.
Para peor el ex presidente decidió reaparecer en un acto en Palermo, justo un barrio en el que las asambleas de vecinos tienen más fuerza. La excusa fue rendirle homenaje a su ex ministro Julio Mera Figueroa, fallecido hace un mes. El hijo de Mera, Mariano, también dirigente peronista, invitó personalmente a Menem. Una vez que el ex presidente le dijo que sí, organizó un verdadero acto político en el que volvieron a circular algunas caras en desuso.
Por ejemplo, estuvieron Alberto Kohan, Jorge Castro, Raúl Granillo Ocampo, el ex diputado Javier Mouriño, junto a dirigentes del distrito como Carlos Sandá o José Minichilo. Ellos habrán juntado un millar de partidarios en un amplio local de Niceto Vega y Darwin. Fue la primera aparición del año de Menem en Capital, en este relanzamiento que viene intentando para intercalarse entre los presidenciables justicialistas con posibilidades. Según algunos encuestadores, la ofensiva le estaría permitiendo algún repunte en los sondeos. Para sostenerlo, el fin de semana Menem viajará a los Estados Unidos para reencontrarse con amigos como George Bush padre y difundir las bondades de su proyecto dolarizador.
El primero en hablar en el acto fue, sorpresivamente, el juez Julio Cruciani, quien se definió como “un gran amigo” de Mera Figueroa. El acto comenzó con el himno y la marcha peronista. Según contó luego el juez, Menem tuvo un gesto con él cuando sonaron los primeros acordes de la marchita y Cruciani no sabía bien dónde meterse. “Doctor, ¿tiene que ir al baño?”, le preguntó para que pudiera irse y volver. Cuando los ruidos de la protesta de afuera ya eran muy audibles adentro, Mera hijo le tiró una soga a Menem. “Si Carlos Menem estuviera en el gobierno, los ahorristas tendrían sus ahorros en dólares y en las bóvedas de los bancos”, dijo.
Los asambleístas de Palermo Viejo y Colegiales aparecieron unos minutos antes que llegara Menem. Para poder ubicarse frente a la entrada tuvieron que esquivar los empujones de los militantes del Movimiento Obrero Peronista (MOP), el sindicato menemista del petrolero Antonio Cassia. “Mariquita, ¿viniste a provocar?”, le decía uno de los sindicalistas identificados con gorritas blancas a un vecino de barba. “No respondan, no les den calce”, se decían los vecinos entre ellos.
Como los canales de noticias televisaban en directo, el número de caceroleros se fue incrementando durante el acto. Además, comenzaron a golpear los portones de metal del lugar donde se hacía el acto. Al momento de hablar Menem, el ruido era ensordecedor. Algunos de adentro quisieron salir a ajustar cuentas con los asambleístas pero los policías de civil que custodiaban el local no le permitieron abrir la puerta a nadie. para eso estaban los efectivos de Infantería que corrieron a la gente –mujeres y ancianos también– a puro bastonazo.
“Los únicos que podemos sacar a la Argentina de la situación en la que se encuentra somos nosotros: los integrantes del Movimiento Nacional Justicialista”, avisó Menem, como si el que estuviera gobernando en este momento siguiera siendo De la Rúa. Igual, todos lo aplaudieron. Con el “olé, olé, olé, Menem, Menem” el público trataba de tapar el ruido de los golpes en los portones. El ex presidente dijo ser víctima de una campaña de difamación que tiene como objetivo “que triunfen los mediocres y no los exitosos en la República Argentina”.
La propuesta electoral de Menem, además de la dolarización, incluye un sistema unicameral legislativo no sólo para las provincias sino también para la Nación, terminar con las listas sábanas, reforma del Estado y demás. Según contó, con él sucederá lo mismo que con Perón. “Cuando le preguntaban: ‘General, ¿qué va a hacer para volver?’, el respondía: ‘Yo nada, mis enemigos van a hacer todo para que vuelva’. Así que dejémolos gobernar”, sostuvo. Era evidente que la gente de afuera pensaba otra cosa.

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