PSICOLOGíA › PROGRAMA DE EXTERNACION EN EL HOSPITAL ESTEVES

Volver a vivir en libertad

Por Trabajadores del Hospital Esteves *

Pacientes de los hospitales neuropsiquiátricos, por carecer de los soportes económicos, sociales o familiares que les permitan un egreso sustentable, padecen la escisión de su entorno familiar y comunitario, la pérdida de sus derechos más elementales, el deterioro de sus capacidades laborales y la mutilación de su autonomía personal, efectos ya largamente denunciados como propios de la institución manicomial. En 1999, la dirección del Hospital Interzonal Esteves presentó el Programa de Rehabilitación y Externación Asistida (PREA), del Ministerio de Salud de la Provincia de Buenos Aires. Actualmente, 38 pacientes ya externadas viven en ocho casas que el hospital alquila, son visitadas en sus domicilios y continúan su tratamiento con los equipos de Centro de Día; 12 pacientes trabajan en los talleres de la Escuela; 14 participan en el taller de mudanza, preparando su externación, 300 vecinos de la zona participan en las actividades del Centro de Día; 89 puestos de trabajo se abrieron por los seis microemprendimientos generados.
En la admisión al Programa, se evalúan las condiciones para iniciar un trabajo de externación con personas que las salas proponen y que desean aceptar el desafío de externarse. Allí se pone en juego el compromiso de las pacientes como protagonistas de su externación y se vislumbra qué ayuda necesitarán. El trabajo culmina con la firma de un contrato de admisión que implica el compromiso de asistencia de las pacientes que lo suscriban a los talleres de la Escuela de Aprendizaje Integral, que es el núcleo de la tarea de rehabilitación. Funciona dentro del hospital, aunque muchas de las actividades se desarrollan afuera. Se promueve el reencuentro con experiencias perdidas en los años de internación. Realizan salidas en colectivo al supermercado, preparan recetas de cocina, se vuelven a familiarizar con el manejo del dinero, piensan cómo organizar su casa.
La idea de rehabilitación que sostenemos trasciende la de recuperación, reaprendizaje o aprendizaje de habilidades, aunque las contiene. La entendemos como habilitación de espacios temáticos para el abordaje grupal de las situaciones de la vida cotidiana implicadas en el desafío de la externación. Así, las pacientes hacen su pasaje por los talleres de Lazo Social, Convivencia, Taller Ocupacional, Cuidados de la Salud y, finalmente, Mudanza. Las actividades incluyen momentos de reflexión, técnicas de expresión, empleo de medios de comunicación como diarios y revistas.
En el Centro de Día se articulan las áreas de la red que sostiene la externación. Un equipo de enfermeras y acompañantes comunitarias visita los domicilios. Se favorece el tratamiento en grupo de los problemas de convivencia, el cuidado integral de la salud y la continuidad de los tratamientos; y acercar las herramientas (direcciones, teléfonos, horarios, medios de transporte) que requieran competencias perdidas.
El equipo de Continuidad de Tratamiento, conformado por psicólogos y psiquiatras, sostiene una estrategia terapéutica para cada paciente externada bajo programa. Es generar una peculiar “clínica de la externación”. Se brinda tratamiento psicoterapéutico y psiquiátrico individual y grupal según estrategias consensuadas con las pacientes; atendiendo situaciones de crisis o emergencias, de modo que las pacientes no tengan que recurrir al hospital; proveyendo la medicación para cada caso; armando redes sanitarias con instituciones de la zona.
Para lograr la participación de la comunidad en el Centro de Día, resultó fundamental no pensar la difusión apelando a su solidaridad, sino desde lo que ofrecía este centro: talleres y actividades recreativas, expresivas y culturales, a las que se sumarían las personas externadas desde su condición de vecinas. El trabajo con instituciones comunitarias, medios zonales y organismos gubernamentales facilitó que la comunidad se apropiara de este espacio. Las actividades facilitan la integración de las mujeres externadas con otras personas de la comunidad, que encuentran allíun lugar de esparcimiento y expresión: educación física, taller literario, yoga, teatro, plástica, coro, inglés, peluquería y otros. Además, peñas, muestras de plástica y fotografía, funciones de teatro, conciertos, títeres, murgas. En el primer año participaron más de 2000 personas de la comunidad.
El programa enfrenta la dura realidad del mercado de trabajo promoviendo proyectos que ofrecen una oportunidad laboral y formativa. Funcionan seis microemprendimientos integrados por pacientes en proceso de externación, otras que ya han sido externadas y personas de la comunidad desempleadas. 89 personas trabajan en los distintos proyectos: granja, puesto de venta de flores, fabricación y venta de dulces caseros, textil y promoción de actividades recrativas para grupos vulnerables.
Uno de los mayores desafíos fue la transformación del hospital psiquiátrico con los mismos actores institucionales. Un equipo provincial de capacitación acompaña a los implicados en el programa en la interrogación sobre las prácticas y saberes consagrados por la costumbre y la inercia institucional y el rescate de las prácticas que, en la institución, contribuyen a la restitución de derechos de pacientes y de trabajadores. Se abren así espacios de docencia, talleres, grupos abiertos de reflexión, ateneos, y se generan formas de registro de las experiencias: crónicas, grupos de escritura, cuadernos de externación.

* Extractado de un texto aprobado en enero de 2002 por el plenario de los trabajadores del PREA del Esteves, que incluye enfermeras, médicos, psicólogos y acompañantes comunitarios.

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