SOCIEDAD › LA OLA POLAR QUE ATACA A ITALIA TOMó POR SORPRESA A LOS ROMANOS

Roma, con murallas de hielo

Con temperaturas de entre 3 y 6 grados bajo cero, los romanos recibieron la ola de nieve sin estar preparados. Murieron diez personas por el frío. Caos total en la ciudad. La gente debió caminar kilómetros para regresar a sus casas.

 Por Elena Llorente

Desde Roma

En poco más de 48 horas de mal tiempo, 16 personas murieron en Italia por causas asociadas con la nieve y el frío. Diez de ellas murieron el domingo, tres de infarto, luego de haber estado paleando la nieve de la propia casa, y varios eran vagabundos sin hogar. Para los más pobres y sin techo se abrieron las bocas de los subterráneos y las estaciones de trenes. Pero no fue suficiente.

Hacía varias décadas que no había tan bajas temperaturas –en torno de los 3 y 6 grados bajo cero según las ciudades–, ni se veía nieve tan abundante como la de estos días en el centro-sur de Italia. El país está siendo azotado por una ola de frío polar que al mismo tiempo está afectando a media Europa y ha costado la vida a unas 300 personas en los últimos diez días.

Fenómeno normal en las zonas cercanas a las cadenas montañosas como los Alpes y los Apeninos, la nieve es un elemento raro en los inviernos del centro y sur de Italia. El sábado, Roma amaneció cubierta por un manto blanco que dio especial resalto a sus monumentos más hermosos, como el Coliseo o la escalinata de la Plaza de España. No faltó quien aprovechó del insólito manto para practicar otro igualmente insólito deporte por las calles, el esquí.

Esta fue sólo la cara bonita y turística de la moneda. La otra, la de la vida cotidiana, fue un desastre. Y el dedo acusador de la gente apunta ahora contra el alcalde de Roma, Gianni Alemanno, un exponente de la más tradicional derecha neofascista en su juventud y desde hace algunos años miembro del Pueblo de la Libertad, el partido de Berlusconi. La gente lo acusa de no haber previsto el desastre y de no haber tomado las medidas del caso. El descarga sus culpas sobre la Protección Civil que, dice, le dio las previsiones meteorológicas equivocadas o inexactas. De hecho no se advirtió anticipadamente a la gente que estaba llegando una gran nevada –como en cambio sucede normalmente en otros países– de manera que cada uno pudiera volver a su casa antes de que empezara la tormenta. Sobre todo en una ciudad como Roma, no acostumbrada ni preparada para fenómenos de esta naturaleza y llena de colinas, de subidas y bajadas que complican el tránsito bárbaramente.

En definitiva, miles de romanos tuvieron que caminar kilómetros para llegar a sus casas porque cuando empezó a nevar copiosamente, el viernes, se detuvieron los autobuses y los taxis escaseaban. Los embotellamientos en las calles y las autopistas fueron desastrosos. Los automóviles no avanzaban y muchos abandonaron sus vehículos debajo de los puentes o al borde de las calles. Uno de los muertos fue encontrado precisamente dentro de su propio auto. Era un hombre de 34 años que se quedó dormido.

Hay quien asegura que demoró siete horas para llegar de su trabajo a su casa, cuando normalmente le insume una hora. Otros contaron a Página/12 que cuando salieron de trabajar, no había buses y tuvieron que caminar algunos kilómetros hasta poder subir a un subte y después a un tren y luego caminar nuevamente para llegar a casa. Vale la pena aclarar que en Roma hay sólo dos líneas de subtes y los trenes no llegan a todas partes.

Mientras el Ministerio del Interior aconsejaba no salir de casa y no usar los autos, el alcalde de Roma imponía como obligatorio el uso de cadenas en las gomas de los vehículos o de neumáticos antinieve. Pero casi nadie los posee o pudo comprarlos, por lo cual el domingo se vio a miles de “tifosi” de los equipos del Roma y del Inter (de Milán), enfundados en abrigos y bufandas, dirigiéndose a pie al estadio Olímpico de Roma, donde los dos equipos se enfrentaban.

Más de 160.000 familias quedaron sin electricidad en el centro-sur de Italia a causa de la caída de árboles o ramas que rompieron cables o conexiones. En la noche del domingo, cerca de 75.000 familias permanecían todavía a oscuras y, lo que es peor, sin calefacción, porque aunque en general es alimentada a gas, el calefactor necesita de la electricidad para funcionar.

Varios vuelos fueron cancelados o demorados en los aeropuertos. Los trenes constituyeron una historia aparte. Decenas de ellos fueron demorados o suspendidos y en varios casos, los viajeros quedaron atrapados dentro al descomponerse el tren a causa de la nieve. Este fue el caso de un tren Eurostar que partió de Roma a Florencia con 150 pasajeros y que estuvo detenido por una avería eléctrica durante cuatro horas en una vía desierta. Y como éste, muchos otros dirigidos a los más diversos puntos de la península. Pero el peor, sin lugar a dudas, fue un tren que iba de Roma a Avezzano: los pasajeros estuvieron encerrados 18 horas esperando que llegara el auxilio para remolcar a la locomotora.

Se esperan nuevas tormentas y bajas temperaturas en los próximos días. Sin embargo, no nevó en Roma el domingo y el sol hizo brillar todavía más los techos blancos. La ciudad ha quedado amurallada ahora por el hielo que han ido acumulando las barredoras al costado de las calles. Y apenas anocheció, en torno de las cinco de la tarde, un silencio extraño, de todos aquellos que prefirieron quedarse en su casa por temor al frío y al hielo, se apoderó de la ciudad. Pocos recuerdan haber sentido alguna vez una Roma tan silenciosa.

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El Coliseo rodeado de nieve es una imagen inusual para los turistas, pero mucho más para los romanos.
Imagen: EFE
 
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