SOCIEDAD

La sangre de la momia

El cuerpo momificado de Otzi, el hombre de Similaun descubierto en 1991 en un glaciar entre Austria e Italia, conservó glóbulos rojos durante “más de 5 mil años”, según un estudio publicado ayer por la revista Royal Society británica. La momia de Otzi, muy bien conservada por el glaciar, contenía tejidos intactos al ser descubierta, e incluso elementos del sistema nervioso, pero los primeros estudios científicos no habían permitido detectar ningún rastro de sangre. Al principio, los investigadores que estudiaron el cuerpo de Otzi habían pensado que su sangre se había autodestruido con el paso del tiempo, hasta que estudios más profundos revelaron rastros de “residuos sanguíneos” en sus numerosas heridas. Sin embargo, no se había detectado ninguna célula sanguínea 5300 años después de la muerte violenta de Otzi, quien –según los estudios– sufrió una lenta agonía. “Hasta el momento, se ignoraba con precisión cuánto tiempo la sangre podía sobrevivir y sobre todo a qué podían parecerse las células sanguíneas que datan de la Edad de Cobre”, explicó el antropólogo Albert Zink, quien trabajó en la investigación de Otzi. Zink y sus colegas utilizaron técnicas de punta para profundizar la autopsia de Otzi; examinaron primero las muestras extraídas de la herida que Otzi tenía en la mano derecha y de otra en el omóplato causada por una flecha. Los investigadores encontraron tres “corpúsculos” con forma de “disco cóncavo, típico de los glóbulos rojos” contenidos en la sangre. “Su morfología no mostraba ninguna señal de degradación, de daños o de desorden”, lo que indica –según los investigadores– que “los glóbulos rojos fueron preservados durante más de 5 mil años en los tejidos heridos de la momia”.

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