SOCIEDAD › CRITICAS EN PALERMO POR LA SEGURIDAD Y EL RIESGO AMBIENTAL DEL SUPERTC2000

El circuito por donde va la polémica

La carrera que se disputa mañana, y por la que se registran cortes y demoras en el tránsito en toda la zona desde hace días, provocó cuestionamientos de diversas organizaciones. Contaminación, daño ambiental y seguridad, al tope de las advertencias.

“El circuito callejero se ha montado en un área de protección histórica, lo cual implica riesgos patrimoniales”, dijo a este diario el titular de la Asociación Barrio Recoleta, en un marco de variadas críticas a la realización de la carrera SuperTC2000, que se realizará mañana en los barrio de Recoleta y Palermo. Más aún: “No se cumplen las condiciones mínimas de seguridad para los espectadores”, sostuvo un especialista del Centro de Estudios para la Inclusión Social. “La carrera provocará contaminación y daño ambiental”, afirmó la Defensoría del Pueblo de la Ciudad. Además –destacó a este diario un integrante de la ONG Proamba–, “no hay estudio de impacto ambiental, y es irrisorio creer que la malla de alambre de seguridad pueda contener a un bólido a 200 kilómetros por hora”. El representante de vecinos de Recoleta también observó que “para la carrera se repavimentó todo un tramo de la Avenida del Libertador, cuando en el mismo barrio hay avenidas con graves problemas de baches”. En contrapartida, el secretario de Deporte porteño sostuvo que la realización de la carrera “suma Buenos Aires a la lista de ciudades como Nueva York o Valencia”. La polémica por la seguridad alcanza también a los propios pilotos. (Ver nota en la página 24.)

Nelson Durisotti, presidente de la Asociación Barrio Recoleta, advirtió que “el circuito se ha montado en un área de protección histórica, y, además del riesgo a los monumentos históricos, hay que contabilizar el riesgo para la gente, ubicada a menos de dos metros del circuito, tras unas vallas de cemento y alambre que no son suficientes ni adecuadas. Además, el gasto que implicó la preparación del evento delata las prioridades del Gobierno de la Ciudad: se repavimentó un tramo de la Avenida del Libertador, que no tenía mayores problemas, incluso se desmantelaron semáforos, mientras que no se repavimentan otras avenidas del barrio, como Las Heras, que tiene sectores en muy mal estado.

Claudio Morresi, secretario de Deporte de la Nación, hizo público que ya hace meses, “envié una nota al jefe de Gobierno de la Ciudad (Mauricio Macri) donde desalentábamos la realización de estos eventos: si bien hay empresas que se hacen cargo de la seguridad, nunca es tan seguro como cuando se realizan en una infraestructura deportiva dispuesta para la actividad, y en Buenos Aires hay un autódromo con las normas necesarias. Desalentamos cualquier tipo de carreras en circuitos callejeros, no sólo en Buenos Aires”.

También Graciela Muñiz, defensora adjunta del Pueblo de la Ciudad, cuestionó la carrera, que “producirá un nivel de ruido tres veces superior al que puede tolerar el oído humano; provocará también gran contaminación, producto de los gases emanados de los motores potenciados, lo cual podría generar un gran daño al ambiente, a las obras de arte y a los edificios de un barrio que conforma el patrimonio histórico de la ciudad”.

Desde la ONG Proamba (Propuesta Area Metropolitana de Buenos Aires), Alejandro Razionale dijo a Página/12 que esta carrera callejera “es el instrumento que tienen las corporaciones para imponer sus propios fines comerciales. Resulta difícil medir las consecuencias, ya que no existe ningún estudio de impacto ambiental ni tampoco de impacto patrimonial. Hay un antecedente en la carrera del año pasado, que tomó parte de la Avenida de Mayo: existe un juicio por un edificio histórico que sufrió rajaduras. La de este año pasa a metros del Museo Nacional de Bellas Artes, y no sería raro que se produjeran pérdidas patrimoniales”.

El ingeniero civil César Len, integrante del Centro de Estudios para la Inclusión Social (CEIS), se centró en el análisis de las cuestiones de seguridad: “No se estarán cumpliendo las condiciones mínimas para los espectadores y habitantes de la zona, ya que pudimos constatar cómo los módulos de hormigón armado que funcionarán como guard-rails están simplemente apoyados sobre la calle”. Explicó que “aunque los módulos están unidos entre sí por alambrados, será muy difícil que resistan el choque de un auto a más de cien kilómetros por hora”.

Lem agregó que “la calle Tagle es demasiado angosta para la velocidad a la que van a doblar los vehículos, y allí se colocó un guard-rail distinto, formado por chapas, que están apoyadas solamente en bolsas de arena”. Además, la curva de retome de Figueroa Alcorta, desde Tagle, “se presenta muy peligrosa por ser de 90 grados: si llegara a haber gente en ese lugar, el peligro aumentará exponencialmente”. Además, “en esa misma esquina el pavimento está arreglado, lo cual provocará un cambio brusco en la adherencia de los neumáticos de los coches al doblar; esto se agravará en caso de lluvia”.

En contrapartida, Federico Irarrazával, secretario de Deporte de la Ciudad de Buenos Aires, insistió en que “la competencia suma Buenos Aires a la lista de las ciudades que adoptan distintas categorías de carreras callejeras para atraer más turismo y espectadores, como ocurre en Nueva York o Valencia”.

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Una de las críticas es la cercanía del circuito al Museo Nacional de Bellas Artes.
Imagen: Guadalupe Lombardo
 
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