SOCIEDAD › LOS MEDICOS DICEN QUE ES IMPOSIBLE SEPARAR A LAS SIAMESAS

El drama que vive en incubadora

Los especialistas estiman que un intento de separación de las dos bebas sanjuaninas sería mortal para ambas. De todos modos, el pronóstico en las actuales condiciones también es “reservado”. Las bebas siguen internadas con respirador artificial.

 Por Pedro Lipcovich

“Si estimulamos la mano derecha, la cabeza derecha hace una mueca; si estimulamos la mano izquierda, la mueca la hace la cabeza izquierda; si estimulamos los pies, las dos cabezas sonríen”: anoche los médicos sanjuaninos seguían estudiando con pasión a las siamesas que, de todos modos, probablemente morirán. Aunque su situación era “estable”, el pronóstico es “reservado” porque las dos niñas comparten el corazón, los pulmones y parte de la columna vertebral. Las bebas siguen internadas bajo respirador artificial y los especialistas coinciden en estimar “imposible” su separación quirúrgica. Uno de cada 25.000 nacimientos puede corresponder a hermanos siameses, sin que ningún antecedente lo haga previsible, y la clave de la posibilidad de supervivencia radica en que compartan o no órganos vitales.
Las siamesas nacieron el sábado pasado en el sanatorio Rawson, de la ciudad de San Juan. La mamá tiene 25 años, y ambos padres son de condición humilde y viven en una finca a 60 kilómetros de la ciudad. Junto con ellas nació otra hermanita –melliza pero no gemela idéntica– que está en buenas condiciones de salud.
Son dos niñas, y no una, porque cada una tiene su cerebro, en su cabeza. Pero el cuerpo es uno solo. De cada cabeza parte una columna vertebral, y estas dos espinas dorsales se unen a la altura de la séptima vértebra del cuello. En el interior de la/s columna/s vertebral/es, la médula espinal funciona para ambas niñas. “Lo llamativo es que, a nivel sensitivo y motor, ambas son independientes”, se admiró Gonzalo Medina, director médico de la obra social Asistencia de Salud Privada (ASAP), que atiende a las niñas, y observó: “Tomando los miembros superiores, si usted hace cosquillas en el brazo derecho, entonces la cara derecha hace una mueca; no la cara izquierda. En cambio, si usted estimula los miembros inferiores, las dos bebas reaccionan con muecas, y todo el cuerpo responde a ese estímulo: quiere decir que la inervación lumbosacra debe ser compartida”. El neurocirujano Héctor Baños, integrante del equipo, estimó que “tanto una mano como la otra podría ser manejada por cualquiera de los dos cerebros”.
Por otra parte, las bebas tienen dos estómagos, dos hígados y dos páncreas, pero el tubo digestivo se unifica en el intestino, de modo que tienen un solo colon y un solo ano.
Las dos niñas estaban bajo respirador artificial, “pero en las últimas horas se bajaron levemente los parámetros y las bebas intentan respirar por sus propios medios”, anunció anoche Ricardo Maiorana, jefe de Neonatología del sanatorio Rawson, aunque anticipó que “esa adaptación va a costar porque debería haber cuatro pulmones y hay solamente dos: la función cerebral es la que más oxígeno demanda y esa limitación hace difícil que los pulmones puedan entregar la cantidad necesaria para las dos cabezas”.
El equipo tratante admitió que “es imposible la separación” de estas siamesas y que “por ahora no se piensa en hacer una derivación porque sería imposible trasladarlas”. Según el último parte médico, las bebas “se encuentran estables” pero “con pronóstico reservado”.
Página/12 consultó a la doctora Marta Susana Larrañaga, jefa de Neonatología del Hospital de Niños Sor María Ludovica, de La Plata, donde, en 1999 se efectuó la intervención que permitió separar a dos niñas siamesas oriundas de Tres Arroyos, que habían nacido unidas por el abdomen. “Los siameses son siempre hermanos gemelos nacidos de un solo óvulo fecundado: ya en la primera semana se advierte una fusión, en lugar de la separación que debiera haber sucedido. La incidencia es, según distintas estimaciones, de un caso por cada 25 mil u 80 mil nacimientos. Es un hecho aleatorio: no hay características específicas en los padres que aumenten la probabilidad de tener siameses.
En el 40 por ciento de los casos los bebés están unidos por el tórax (“toracópagos”, es el término médico). En otros casos, por la paredabdominal, a la altura del ombligo o del esternón; menos frecuente es que estén unidos por la cadera o por la cabecita (craneópagos).
La doctora Larrañaga señaló que “las posibilidades de sobrevivencia y de separación quirúrgica de los siameses depende siempre de los órganos que comparten. En el caso de bebés que comparten corazón y pulmones, la supervivencia no parece posible”. Las chiquitas de Tres Arroyos, que operó el equipo del Sor Ludovica, estaban unidas por el extremo inferior del esternón: “Compartían el pericardio, la membrana que recubre el corazón, pero tenían corazones independientes; también estaban conectados por el hígado, pero el tejido hepático puede regenerarse”. Aquella intervención fue exitosa, pero “una de las nenas falleció después a causa de una cardiopatía congénita”.

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Las siamesas nacieron el sábado pasado en la ciudad de San Juan.
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