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Diego Maradona partirá hoy a las 11 rumbo a Cuba, tal como adelantó ayer Página/12, y llegará a la isla alrededor de las 23. Allí lo podría recibir, incluso, el propio presidente Fidel Castro. La confirmación de la fecha y hora del viaje llegó por parte del embajador argentino en Cuba, Raúl Taleb. El diplomático informó, además, que el Censam, la clínica psiquiátrica donde Diego estará internado por unos 70 días para continuar su tratamiento contra la adicción a las drogas, tiene un régimen “más riguroso” que el centro asistencial de Hurlingham, donde estuvo internado hasta el lunes. La llegada de Maradona a Cuba se convirtió en una cuestión de Estado para las autoridades cubanas: se sabe que el gobierno no otorgará visas para los enviados de medios periodísticos extranjeros (la mayoría argentinos) que se desviven por viajar a la isla para cubrir vida y obra de Diego durante su internación. Es que consideran, no sin razón, que la cobertura del caso ha estado en manos, en buena parte, de lo que se conoce como “prensa amarilla”.
Diego partirá desde Ezeiza hoy a las 11, en un vuelo de la empresa Copa Airlines. Fue autorizado para ese viaje, que tanto reclamó en los últimos días, por un juez de familia, el lunes último, con la condición de que continúe su rehabilitación en el Centro de Salud Mental (Censam) de Cuba.
Según relató el embajador Taleb, el Centro de Salud Mental de La Habana (Censam) fue creado después de la intervención de militares cubanos en la guerra de Angola “para tratarlos de problemas mentales y de alcoholismo”. El embajador señaló que el Censam está ubicado muy cerca de la representación argentina en Cuba, que los médicos son, en su mayoría, militares que dependen del Ministerio del Interior de este país. “Es un predio agreste. Un centro absolutamente cerrado y quien allí se incorpora acepta las condiciones que impone el lugar. No existe posibilidad de que el paciente condicione su situación”, describió el diplomático. “El lugar tiene el mejor nivel científico de todos los que tratan adicciones” en Cuba, agregó.
El ambiente es muy distinto al de Las Praderas, el spa donde estuvo internado Diego en su anterior estadía en Cuba. “Nadie quiere hablar aquí porque Maradona es un tema que se decide a los más altos niveles”, comentó al corresponsal en La Habana de la agencia Télam un vocero de ese centro asistencial, donde aún están las pertenencias de Diego, bajo la custodia de Adonay Frutos, la joven novia cubana de 19 años. Maradona permaneció allí desde febrero del 2000 hasta marzo pasado, cuando viajó a la Argentina, y donde tuvo una recaída en su estado cardiovascular.
Desde hace unos días, en el consulado cubano en Buenos Aires llueven pedidos de visas para periodistas que quieren viajar a La Habana. Uno de los requisitos del gobierno cubano para poder ejercer el periodismo de forma permanente o transitoria es acreditarse ante el Centro de Prensa Internacional perteneciente al Ministerio de Relaciones Exteriores, y para entrar al país requiere de un visado especial como periodista. “No estamos aceptando a esa prensa”, dijo ayer a Página/12 una fuente del consulado, argumentando órdenes provenientes de la Cancillería cubana.
Maradona viaja acompañado por su padre, Diego, de 78 años, y su hermana mayor, Kitty. También va con el su médico personal, Alfredo Cahe, quien sólo podrá realizar un “apoyo espiritual” a su paciente ya que “en Censam son ellos (los médicos del lugar) los que asumen la responsabilidad del tratamiento”, explicó Taleb.
Raúl “Lalo” Maradona, uno de los hermanos de Diego, fue el vocero del disgusto familiar por el viaje. Lalo dijo que la familia está “muy mal” porque no quiere que se vaya. “No queremos que se vaya del país y que deje de estar cerca nuestro. Queremos que se cure y cerca de la familia era lo lógico”, aseguró.