SOCIEDAD

Una intervención clandestina que terminó con la vida de una paciente

Una mujer quiso hacerse una lipoaspiración y recurrió a una clínica trucha de La Paternal. Falleció en medio de la intervención por una reacción alérgica. La médica, que atendía en su casa, está detenida. La víctima quería darle una sorpresa a su familia.

Una mujer de 43 años murió mientras le practicaban una lipoaspiración en una casa particular del barrio de La Paternal, donde funcionaba una clínica clandestina. La médica que realizó la intervención no sería cirujana plástica y hasta anoche permanecía detenida en la Comisaría 41ª de Capital Federal, acusada de “homicidio culposo”. Los investigadores realizaron ayer un allanamiento en la casa, donde funcionaba una pequeña sala en la que también se realizaban masajes y tratamientos para adelgazar. La vivienda fue clausurada. Allí trabajaban otras dos mujeres que fueron demoradas, pero luego recuperaron la libertad. La víctima fue identificada como Catalina Alvarez Rodas, una vecina del barrio de nacionalidad paraguaya. Su familia ni siquiera sabía que iba a hacerse una lipoaspiración en su abdomen porque ella quería “darle una sorpresa a su esposo”, contaron los investigadores.
La mujer falleció el martes a la tarde por una descompensación al presentar “una reacción alérgica que le produjo un edema de glotis”, indicaron voceros del SAME. La ambulancia llegó al lugar cuando la mujer ya estaba muerta. La supuesta médica que la atendía llamó al SAME al ver el grave estado de la mujer. “Intentaron revivirla, pero ya no había nada que hacer”, manifestaron a este diario voceros policiales. La víctima sufrió un paro cardiorrespiratorio y, según señalaron las fuentes, durante el allanamiento se confirmó que “no había elementos necesarios para atender esa emergencia”. Minutos más tarde llegó la policía, que detuvo a Andrea Dora Gerztein, de 30 años, a cargo de la clínica clandestina donde se hizo la operación. En la casa había un diploma que indicaba que la detenida es médica, pero la mujer no figura en los registros de la Sociedad Argentina de Cirugía Plástica de Buenos Aires, según afirmó su titular, Jorge Buquet.
En la vivienda también se encontraban Elizabeth Liporaci y Carina Roxana Liporaci, quienes trabajaban con Gerztein. Ambas fueron demoradas, pero no quedaron detenidas, aunque se investiga su participación en el hecho y se espera, además, que declaren en las próximas horas. Los vecinos sabían que allí funcionaba un centro donde se llevaban a cabo “tratamientos para adelgazar”, pero desconocían que allí se realizaran operaciones, según admitieron. Incluso, detallaron que al lugar concurrían personas “de buen nivel económico” y que, generalmente, lo hacían “recomendadas” por otras.
La casa de dos plantas no tiene apariencia, vista de fuera, de funcionar como una clínica. Voceros de la oficina de control comunal del gobierno porteño dijeron que esta vivienda “figura como domicilio particular y no tiene ninguna habilitación para efectuar tareas comerciales”. Durante las pesquisas realizadas en esa vivienda, ubicada en San Blas 2478, los investigadores retiraron documentación, diferentes aparatos utilizados para tratamientos, además de un frasco de suero y de un producto químico que se encontraban en la vereda de la vivienda. Al cierre de esta edición, la mujer no había declarado aún ante el juez de Instrucción Adolfo Calvete, a cargo de la causa, en la que interviene, además, el fiscal Rodolfo Cudicio.
“La familia –compuesta por el esposo y una hija menor de edad– estaba totalmente sorprendida con el episodio. Al parecer, la mujer les quería dar una sorpresa”, explicó a este diario el comisario Arturo Herrera, titular de la seccional 41ª.
Esta no es la primera vez que una persona fallece tras realizarse una cirugía estética en una clínica ilegal. El jefe de Estética del hospital Austral, Guillermo Flaherty, sostuvo ante Página/12 que “hay ejemplos de casos en los que los pacientes acuden por recomendación de amigas, publicidades o falsas promesas que les hacen en esos lugares. Muchas veces, la causa no es necesariamente falta de información. Hay que entender que la cirugía plástica no es mágica: puede hacer ciertas cosas, pero no siempre es posible cumplir las fantasías que los pacientes tienen”.

Informe: Maricel Seeger.

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La casa de la calle San Blas 2478, donde atendía la médica, fue clausurada por la Justicia.
 
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