SOCIEDAD › MAPUCHES DE NEUQUEN CREAN SU PROPIO REGISTRO CIVIL

En el nombre de los hijos

 Por Eduardo Videla

Las parejas de la comunidad mapuche solían ponerles a sus hijos recién nacidos un nombre inspirado en un sueño, por ejemplo, o en una experiencia vivida por la familia antes del nacimiento. Ese nombre, en lengua mapuche, jamás figuraría en los documentos de los niños sencillamente porque no están autorizados por las normas del Registro de las Personas. Por eso, el último Parlamento de la Confederación Mapuche Neuquina resolvió que la comunidad abrirá sus propios registros civiles y reclamará al gobierno y a la Justicia provincial su reconocimiento oficial. Para eso se basan en la nueva Constitución de la provincia, que reconoce la identidad de los mapuches como pueblo preexistente.

La iniciativa fue aprobada el fin de semana último durante el decimoctavo Parlamento de la Confederación, integrado por 54 comunidades mapuches de toda la provincia. Verónica Huilipan, electa como secretaria de la Confederación, explicó que no hace falta esperar una reglamentación del artículo 53 de la Constitución reformada este año, que reconoce sus derechos, sino la voluntad política para hacerlos efectivos. Verónica, además, es la werken de la comunidad, una suerte de canciller, encargada de las “relaciones interculturales” con otras comunidades, entre ellas el Estado neuquino.

“Cuando el niño nace, los padres hacen una ceremonia dentro de la casa, le dan el nombre de acuerdo con su filosofía, con algún sueño que ellos hayan tenido –explica la werken a Página/12–. A los cuarenta días del nacimiento, hay una ceremonia comunitaria donde se presentan en sociedad el niño y el nombre que traen sus padres. Pero ese nombre, que está escrito en nuestra lengua, no es reconocido por el Registro Civil, que tiene una lista de nombres aceptados.”

“Por eso es que hay muchos niños de la comunidad mapuche que están indocumentados”, advierte Nawel Kurruy, vocero de la Confederación. Para revertir esa situación, el Parlamento resolvió aprobar la creación de los Meli Folil Kvpan, el registro civil mapuche, donde se inscribirá a los niños nacidos en las comunidades.

La tradición mapuche indica que esos niños, a los 12 años, “cuando su vida entra en el ciclo de la fertilidad, pueden cambiar su nombre, adoptando el de un abuelo o el de un mayor de su familia”, explica Huilipan. El reclamo al Estado es que, además de incorporar el registro mapuche, se acepte que los niños cambiarán de documento cuando lleguen a esa edad. El reconocimiento pedido incluye que se considere que los nombres mapuches no tienen género, por lo que pueden aplicarse para un varón como para una nena.

En el nuevo texto constitucional de Neuquén, el artículo 53 expresa: “La provincia reconoce la preexistencia étnica y cultural de los pueblos indígenas neuquinos como parte inescindible de la identidad e idiosincrasia provincial”. “La vamos a pelear hasta que se reconozca en la práctica”, promete Kurruy.

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Los padres les ponen a sus hijos un nombre inspirado en un sueño.
 
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