SOCIEDAD › POLEMICA EN LA INVESTIGACION DEL CASO DALMASSO

El vecino de las sospechas

La policía dice que identificó al principal sospechoso. En la fiscalía lo desmienten. Cruzarán todas las llamadas de Nora Dalmasso.

 Por Raúl Kollmann

El día de ayer dejó impresiones contradictorias entre los investigadores judiciales y policiales. Por un lado, existe la versión de que el caso del asesinato de Nora Dalmasso está cerca de resolverse y ya hay uno o dos nombres identificados como principales sospechosos. Sin embargo, en la fiscalía de Río Cuarto juran y perjuran que ésa no es la situación y que, por el contrario, están esperando la utilización de un sistema de entrecruzamiento de llamadas, más moderno que el Excalibur, para realizar los cruces de todas la comunicaciones de Norita. Ayer se mencionó con fuerza el nombre de un vecino de un country cercano, pero en la fiscalía sostienen que, según los testimonios que habrá que terminar de verificar, ese vecino ni siquiera estaba en Río Cuarto la noche del crimen.

El jefe de Investigaciones Criminales de la policía de Córdoba, comisario Eduardo Rodríguez, aseguró ayer que “se han hecho avances muy importantes en la investigación. Faltan algunos pasos, pero hay elementos importantes. Estamos trabajando con el fiscal para que se profundicen algunos indicios incorporados a la causa, a los fines de someter a algunos sospechosos al examen de ADN. Esas pericias se van a realizar cuando se obtenga el patrón genético del semen descubierto en el cuerpo de la mujer estrangulada. No se puede dar un nombre, pero hay fuertes sospechas en base a elementos contundentes”.

En realidad, durante el día –y sobre todo después de una reunión del viudo, Marcelo Macarrón, con las autoridades policiales– se echó a rodar el nombre de un supuesto sospechoso que vive en el country San Esteban. La versión mencionaba llamadas telefónicas, declaraciones de personal de seguridad y algún otro indicio. Es más, se habló de que el caso estaría totalmente esclarecido en unos diez días.

Hay un detalle que resulta contradictorio con semejante optimismo. Autoridades policiales y judiciales mencionaron ayer que se está por usar un programa informático de cruce de llamadas, más moderno y efectivo que el Excalibur. Ese instrumento será provisto por la gobernación cordobesa, pero indica que todavía hay mucho por investigar y comprobar. Como lo admitió una fuente de la fiscalía, “si estamos buscando ese sistema es porque todavía no tenemos nada decisivo. Somos cautos y no tenemos nombres de sospechosos que pudiéramos calificar de sospechosos fuertes”, explicaron. Respecto del vecino del country San Esteban, en la fiscalía afirmaban anoche que “ni siquiera está probado que estuviera en Río Cuarto en el momento del asesinato. Habrá que verificar los testimonios que tenemos, pero en principio no estaba en la ciudad”.

Desde el sábado pasado, los fiscales están más volcados a la hipótesis del crimen pasional. La idea es que una persona, que mantenía una relación sentimental con Norita, como le decían sus amigas, se encontró con ella esa noche, tuvieron sexo consentido y, luego, a raíz de una cuestión de celos o de una pelea, la terminó ahorcando. El sábado declaró en la causa el contador Guillermo Albarracín, que en la noche del crimen estaba en Punta del Este con el marido de Nora. El contador admitió que mantenía una relación afectiva con la víctima después de que le exhibieron los contenidos de mensajes de texto que se intercambiaron con Dalmasso y que estaban en la memoria del celular hallado en la casa, debajo de un control remoto. Para los fiscales, ese testimonio reveló una especie de segunda vida que mantenía Norita, y por eso ahora están tratando de averiguar si en esa segunda vida había otro hombre, además de Albarracín.

La otra hipótesis, la de la violación seguida de muerte, sigue vigente. Sería una persona que trabaja en el Villa Golf Club o un vecino, el hijo de un vecino o cualquier persona que la venía observando en forma cotidiana y se excitó con ella. Aquella noche la habría abordado, con un arma de fuego o con un cuchillo, la violó y terminó matándola porque ella lo conocía. El forense Martín Subirachs, uno de los que hizo la autopsia, justamente confirmó ayer, en diálogo con el programa El Exprimidor, “que no descartamos de ninguna manera la violación. Las lesiones en la vagina y en el ano son compatibles tanto con el sexo compartido como con la violación”, dijo Subirachs.

En ese sentido, hay otro detalle que llamó la atención. Según confirmó el forense, Norita estaba sin maquillaje en el momento del homicidio. Al mismo tiempo, su marido, el doctor Macarrón, sostiene que ella sólo se sacaba el maquillaje para ir a dormir y que no se lo hubiera sacado si estaba por encontrarse con alguien. Esto instala la idea de que el asesino la abordó por sorpresa.

Al final de la jornada de ayer, al enigma mismo del crimen se suma el de las posturas contrapuestas. Optimismo, casi euforia, del lado policial e incluso convicción en el entorno de Macarrón en que el caso se está por resolver. Cautela, muchísima cautela, en la fiscalía. “Si hoy le tuviéramos que hacer una extracción de sangre a un sospechoso –dicen cerca de los fiscales– no tendríamos un nombre para proponer.” Los días que vienen dirán quién tiene razón.

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El viudo Marcelo Macarrón se reunió con los policías del caso.
 
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