SOCIEDAD › UNA ODONTOLOGA, DEGOLLADA EN SU CASA DE NUÑEZ

La saña de un crimen feroz

La mujer, de 34 años, apareció muerta en la bañera, atada de pies y manos. Creen que se trata de un asesinato pasional.

Mariela Miriam Frydman, de 34 años, era una rubia muy atractiva, nacida en Córdoba, que vivía sola en un departamento del barrio porteño de Núñez. La encontraron muerta en la bañera de su casa, atada de pies y manos. La asesinaron de varias puñaladas, una de las cuales, a la altura del cuello, “prácticamente la había degollado”, comentó a Página/12 una fuente de la investigación. El ensañamiento y el hecho de que en la casa no faltan ni dinero ni objetos de valor, hacen pensar en un crimen pasional. La víctima, de profesión odontóloga, era una apasionada del atletismo. Una amiga de ella, de nombre Gladys, con la que habían participado de un maratón el fin de semana pasado, le dijo a la prensa que Mariela era “una chica feliz” que no tenía novio, pero sí “muchos admiradores”. El fiscal de la causa, José María Campagnoli, hacía consultas en el círculo íntimo de Frydman, teniendo en cuenta que la puerta del departamento no fue forzada, lo que indicaría que el asesino era un conocido de la víctima.

El hallazgo del cadáver se produjo el lunes, pasadas las nueve de la noche. La puerta del departamento “A” del noveno piso del edificio donde vivía Frydman, en Quesada 2248, fue abierta por la policía, que fue alertada por el padre de la víctima, preocupado porque desde el sábado no tenía respuesta en los llamados al celular de su hija. El cuerpo estaba en la bañera. Tenía las manos y los pies atados con telas y cables. Presentaba signos de haber sido golpeada y tenía heridas de arma blanca en varias partes del cuerpo, sobre todo en el cuello y en la espalda.

En el lugar había un completo desorden, pero los investigadores descartaron la pista del robo. “Al parecer, no faltaba nada, y el estado en que estaba la casa parece demostrar que la víctima ofreció resistencia, peleó por salvar su vida.” Una amiga de la víctima, de nombre Gladys, dijo a los periodistas que Frydman “no tenía novio y llevaba una vida muy ordenada, muy sana”, ya que además de su profesión era atleta y participaba en competencias. “Estuve con ella el sábado en una carrera, era una chica re-sana, vivía sola, ahora me acabo de enterar de lo que pasó, no lo puedo creer”, dijo la amiga.

Con Campagnoli, fiscal de Núñez-Saavedra, están colaborando oficiales de la División Homicidios de la Policía Federal y de la comisaría 35ª. Todo hace suponer que el móvil del crimen fue pasional. “La saña que se advierte corresponde con este tipo de homicidios, como si el autor hubiera sido algún amante despechado o alguien no correspondido por la mujer.” El fiscal dialogó ayer con amigos de la víctima y esperaba la llegada, desde Córdoba, de algunos familiares. En la casa se secuestraron algunos elementos sobre los que se realizarán pericias y consultas: una computadora, un celular y agendas telefónicas.

Su amiga Gladys dijo que Frydman “siempre estaba entrenándose. Era una persona feliz y el sábado había ganado una carrera, salió primera. Era una chica resana, trabajaba e invertía mucho tiempo corriendo y tenía muchos amigos”. Recordó que la mujer “colaboraba en un grupo de prensa que siempre estaba en las carreras de aventura, corriendo y haciendo la cobertura de las carreras. Yo siempre la veía bien, contenta”. Gladys insistió en que su amiga “no tenía novio, pero sí muchos admiradores porque era relinda, divina y estaba siempre de buen humor”.

En el barrio de Núñez, en el último año, ocurrieron al menos tres homicidios y unos treinta robos de cierta importancia, en casas y comercios de la zona. Uno de los hechos más resonantes fue el homicidio del cirujano plástico Jorge Horacio Guillamondegui, de 64 años, cuyo cadáver fue encontrado en el departamento “A” del primer piso del edificio de la calle Cramer 3013, casi esquina Quesada.

El cuerpo estaba desnudo, boca abajo, sobre el piso de su habitación, al costado de la cama y con tres puñaladas en la nuca. Carlos Lapolla, amigo de la víctima, denunció que la pareja del médico, una joven de 25 años, lo había “entregado” al pasarle a unos delincuentes el dato de que el cirujano había cobrado un dinero importante por la venta de una casa.

El 9 de abril, en la esquina de Vilela y Amenábar, fue asesinado a balazos el sargento primero de la Federal Juan Carlos Dacka, de 60 años, durante un asalto. Otro caso de gran repercusión ocurrió en diciembre del año pasado. Fue la violación y asesinato de Elsa Escobar, de 56 años. Su hija, de 13 años, escapó por muy poco de correr la misma suerte.

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Mariela Frydman vivía en el edificio de Quesada 2248, Núñez.
 
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