SOCIEDAD › ENRIQUE DEIBE, SECRETARIO DE EMPLEO

“No hay que generalizar”

 Por Soledad Vallejos

“No estoy de acuerdo con las generalizaciones sobre comportamientos de jóvenes y prejuicios que implican ver al joven como ajeno a la cultura del trabajo”, advierte desde el inicio Enrique Deibe, titular de la Secretaría de Empleo, del Ministerio de Trabajo. La referencia, explícita, es a los jóvenes de sectores menos acomodados, a quienes la red de Oficinas de Empleo (OE) vincula con empleadores y facilita, mediante programas específicos para diferentes grupos, capacitaciones que les permitan acercarse al mundo del trabajo formal. Esos recursos, cuenta Deibe, no quedan sin usar porque hay quienes los buscan y usan, algo que implica una aceptación explícita de reglas de juego preexistentes. Pero ante la otra idea, el “prejuicio”, Deibe menta “estereotipos que tienen que ver con lo que pasó en la crisis de 2001”. “En ese momento es cierto que muchos jóvenes pensaban que el trabajo era ajeno a ellos, que estaba fuera de sus posibilidades. Y también pasaba con muchos adultos, no nos quedemos con los jóvenes.”

–Algunas investigaciones señalan que crecen las divergencias entre las culturas juveniles y las culturas empresariales.

–Esa dicotomía, o esas suerte de miradas diferentes entre empresarios y jóvenes, me parece que, por lo menos en términos de generalidad, tiene un retraso. Por eso señalo lo de la crisis de 2001. Esa concepción es más del momento de principio de recuperación de empleos en Argentina, y no tanto de la situación actual. Con el correr de los años, en especial desde 2003, los jóvenes han ido recuperando esa idea de que a través del trabajo y la educación se puede crear un proyecto de vida. Eso lo expresan los números y la realidad cotidiana. Me parece que los jóvenes tienen una vida más activa en toda la vida de la sociedad, y esto incluye el trabajo como factor dinamizante. Las Oficinas de Empleo, que son una red de 350 en todo el país, trabajan desde las municipalidades y tienen fuerte vinculación con sectores empresarios pequeños y medianos locales. Esos sectores son grandes generadores de empleo, pero tienen más dificultad para cubrir puestos de trabajo, porque tienen menos estructura, menos desarrollo en recursos humanos, menos posibilidad de capacitación y formación que las grandes empresas. Pero sí requieren de trabajadores formados que puedan cumplir sus puestos. Esos trabajadores no reniegan de las culturas empresarias de las organizaciones a las que quieren incorporarse. Al contrario, en todas las Oficinas se advierte esta predisposición diferente de los jóvenes.

–¿Y en cuanto a jóvenes de clases medias?

–Desde este lugar específico, entendemos que el Estado tiene que estar cerca de los que tienen más dificultades. No quiere decir que la clase media, los chicos que salen del secundario o están realizando estudios universitarios no tengan dificultades para obtener el empleo al que aspiran. Pero cuando uno desarrolla una política pública, tiene que pensar en aquéllos con más dificultades. Lo nuestro son aquellos jóvenes que no terminaron la escuela, desocupados, que requieren apoyo firme del Estado para recuperar la autoestima, la valoración de sí mismos y en relación con la sociedad.

–¿Con los años fue cambiando la actitud de los jóvenes que sí se acercan a las OE?

–Ha cambiado y está cambiando. Hoy los jóvenes sí se acercan, se dejan acompañar con tutores para ir formalizando un proyecto ocupacional, que parte de reconocer que saben más de lo que creen. A partir de ahí pueden sincerar qué les gustaría hacer, aprender. Piensan en sus inclinaciones, sus deseos.

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