SOCIEDAD › MARCELO SAENZ, DE CRISTIANOS EVANGELICOS GAYS

El poder del miedo y la culpa

Por A. S.

Marcelo Sáenz tiene 45 años y hasta hace diez nunca se había permitido una relación con otro hombre. “Creía que era una aberración ante Dios. Eso me había enseñado el pastor de mi iglesia y a pesar de que desde chico tuve impulsos homosexuales, siempre los negué, tuve novia y hasta estuve a un paso de casarme”, dice. A los 35, asumido, creyó que había roto con su fe, pero luego viajó a Estados Unidos y conoció las iglesias inclusivas, que no cuestionan la condición sexual de sus fieles. “Dios me hizo conocerlas”, asegura hoy. En 2002 creó el grupo Cristianos Evangélicos Gays (CEG), con el que intenta dar apoyo emocional y psicológico a los homosexuales y lesbianas que son excluidos de las iglesias tradicionales.
–¿Cómo llegan los que llegan?
–Destruidos, despreciándose a sí mismos, mal con Dios.
–¿Y qué les dicen ustedes?
–Que en toda la Biblia no hay un argumento que demuestre que una relación entre dos adultos, consensuada, que se aman, que se comprometen, sea pecado. Y lo decimos con fundamento bíblico.
–¿Citan algún pasaje en particular?
–No hay más de cuatro o cinco pasajes, en toda la Biblia, de los que se valen los conservadores para decir que Dios no acepta a los homosexuales. Y son pasajes que recién desde hace alguna décadas comenzaron a ser revisados. En el Antiguo Testamento hay uno solo, Levítico capítulo 18 y 20, donde no se habla de homosexualidad, sino de penetración y directamente ni se nombra el lesbianismo.
–¿Y en el Nuevo Testamento?
–Ahí hay tres textos: uno está en Romanos, uno en 1ª de Corintios y uno en 1ª de Timoteo, y si se toman en forma literal aparentemente parecieran condenar la homosexualidad, pero cuando se profundizan en el lenguaje original y en la interpretación según el contexto histórico y cultural en el que fueron escritos, uno se da cuenta que no hablan de homosexualidad, sino de conductas de abuso, de prostitución o violaciones. Algunas Biblias ponen “los homosexuales no irán al cielo”. La palabra “homosexual” no existía entonces. Otras te ponen “los que se acuestan con hombres”, en fin, son traducciones políticas...
–Lobby bíblico...
–Algo así. Toman un texto que condena al abuso y lo aplican a dos personas que son del mismo sexo y se aman. Entonces, si uno es cristiano se pregunta: ¿qué hago?, ¿por qué decido?, ¿por mi identidad o por mi Dios? Sobre el miedo y la culpa la iglesia construye su poder.
–¿Cree que en el futuro la Biblia pueda leerse de otra manera?
–Hasta hace un siglo, la Biblia servía para justificar la esclavitud. Los bautistas del sur de los Estados Unidos en los años 40 y 50 segregaban racialmente con la Biblia en la mano. Es que Pablo dice: “Esclavos, obedezcan a sus amos como al Señor”. Entonces está diciendo que la esclavitud no está tan mal. Sin embargo, hoy nadie puede usar la Biblia para decir que hay que volver a la esclavitud, porque hay consenso sobre la carga cultural, de época, de esos textos. Llevó tiempo convencer a la gente, pero se cambió. Lo mismo está pasando con la homosexualidad.

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