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Hasta la gente que no ha visto Star Wars sabe quién es Darth Vader. Vestido completamente de negro, con un casco siniestro y acompañado por el ruido de un respirador artificial, este villano se hizo un lugar en la mitología popular.

Dov Kelemer y Sarah Jo Marks, dueños de la distribuidora de juguetes DKE Toys, quisieron hacer una muestra de arte. Consiguieron cien réplicas del casco de Darth Vader y hablaron con diferentes artistas. La consigna era sencilla: no podían hacer trabajos ofensivos o profanos, y cualquier cosa que le agregaran al casco tenía que ser fácil de quitar, por si complicaba luego el transporte.

Muchos de los artistas se quedaron del lado Star Wars, pintando a los personajes de la película en el casco o recreando alguna de las escenografías de la serie. Hay quien hizo referencia a las raíces niponas de la saga y convirtió el casco de Darth Vader en un casco samurai (al fin y al cabo, de ahí viene).

Por supuesto que hubo varios que directamente se fueron para cualquier otro lado, desde lo político hasta lo cómico o simplemente absurdo. Es lo que tiene ser parte de la mitología popular: el personaje pasa a ser de todos, para que hagan lo que se les antoje con él.