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Domingo, 10 de julio de 2005

Marlowe

Eran aproximadamente las once de la mañana de un mediados de octubre sin sol y con una copiosa lluvia en la claridad al pie de las sierras. Llevaba yo mi traje azul pólvora, camisa azul oscura, corbata y un pañuelo desplegado, zapatos gruesos y negros, medias negras de lana con cuadrados azul oscuro. Estaba yo pulcro, limpio, afeitado y sobrio, y me importaba muy poco quién lo supiera. Era en todo el detective privado tal cual debe ser. Iba a pedir cuatro millones de dólares.

Raymond Chandler, El sueño eterno

Cuestión de honor

Por Raymond Chandler

“Lo veo siempre en una calle solitaria, en habitaciones solitarias, confundido, pero nunca del todo derrotado.”

De una carta de Chandler a Maurice Guinness, febrero de 1959.

“Un buen, limpio detective privado que no arrojaría ni las cenizas de un cigarrillo al piso y que nunca lleva más de un revólver.”

Marlowe descripto por él mismo en la primera página de La ventana siniestra.

“Debe bajar estas calles malvadas un hombre que no es en sí malvado, que no esté manchado ni sea temeroso. El detective debe ser un hombre completo y un hombre común y a la vez un hombre inusual. Debe ser, para usar una frase más bien trillada, un hombre de honor. Habla como lo hace un hombre de su edad, es decir, con ruda inteligencia, un vívido sentido del grotesco, un disgusto por el engaño, y un desprecio por la mezquindad.”

El simple arte de matar

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