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Domingo, 10 de julio de 2005

Poirot

Poirot era un hombrecito que resultaba extraordinario por su aspecto. Tenía poco más de 1,60 m de altura, pero llevaba su estatura con mucha dignidad. La cabeza era exactamente de la forma de un huevo y teníala siempre inclinada a un costado. El bigote era muy duro y de aspecto militar. La pulcritud de su ropa, casi increíble. Pienso que una mota de polvo le hubiera causado más pena que una herida de bala. Con todo, este hombrecito, de una elegancia primorosa y un tanto arcaica que, como lamenté al verlo, cojea un poco ahora, fue, en su época, uno de los miembros más famosos de la policía belga. Como detective poseía un olfato extraordinario y había obtenido muchos triunfos al desentrañar algunos de los casos más desconcertantes del momento.

Agatha Christie, El misterioso caso de Styles

¿Marple & Poirot Inc.?

Por Agatha Christie

Me ha escrito mucha gente sugiriéndome que reuniera a la señorita Marple y a Hércules Poirot, pero, ¿por qué? Estoy segura de que no les satisfaría en absoluto. A Hércules Poirot, el egoísta total, no le agradaría que una vieja solterona le dijera lo que tenía que hacer. Es un detective profesional que no se encontraría a gusto en el mundo de la señorita Marple. No, son dos estrellas y lo son por derecho propio. No dejaría que se encontraran a menos que sintiera una necesidad súbita e inesperada de hacerlo.

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