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Domingo, 26 de enero de 2014

SANTA FE › LA DISCRETA PUJA DE SOCIALISTAS Y RADICALES

Enfría pero no recula

Miguel Lifschitz prefiere el consenso para definir candidaturas. Pero advirtió: "Hay que ver el peso específico de cada uno en el electorado". Teléfono para Palo Oliver.

"Con el radicalismo estamos lejos del divorcio. Cada partido tiene dirigentes con expectativas de candidaturas, pero no es momento. Cuando estamos buscando consensos para construir una alternativa a nivel nacional, las expectativas personales son irrelevantes", dijo ayer el senador provincial Miguel Lifschitz, tratando de enfriar la polémica con sus socios de la Unión Cívica Radical, pero sin retroceder un ápice de la decisión de su sector en el socialismo de evitar definir candidatos en 2015 a través de internas del Frente Progresista. Enfrente, el intendente de Santo Tomé, Fabián Palo Oliver, siguió alto en su reclamo de alternancia en la coalición gobernante, y acusó al partido que preside Hermes Binner de "hegemonizar las decisiones".

"Es comprensible que se genere una discusión rica cuando empiezan a vislumbrarse las elecciones,eso agita las aguas", dijo el legislador departamental.

El santotomesino ayer dedicó varios mensajes por la red social Twitter a torpedear el estilo socialista de construcción política. "En el Frente Progresista no hay diálogo político, y al no haberlo el socialismo hegemoniza las decisiones. El gobierno provincial no dialoga con los demás actores del Frente para definir políticas y eso es un dato de la realidad", escribió Palo Oliver en discusión abierta con otro forista. Acaso el más indócil de los radicales a los deseos del socialismo, el referente de la corriente interna Cauce Radical acusó que "la alternancia en los frentes es lo más saludable, así se evita la hegemonía de un partido sobre otros, y no aceptarla tiene el objetivo de imponer candidatos". Por todo eso, el radical cargó de nuevo con el tono que anteayer mostró junto a Barletta y desafió: "Si no hay consenso, están las internas para resolverlo".

Ayer en una entrevista concedida al programa Políticamente incorrecto, de radio Continental Rosario, Lifschitz apagó la hornalla, pero no dejó de releer la relación de ambos partidos frentistas desde la lente del PS. "Sería contradictorio romper en Santa Fe, donde justamente nació este espacio que mostró al país un modelo exitoso de gobierno, mientras a nivel nacional estamos construyendo una alternativa para las presidenciales de 2015. Hay una distribución de espacios bastante importante. Es verdad que los dos últimos gobernadores fueron del socialismo, pero en la cámara que yo integro el bloque del Frente está integrado por ocho senadores: yo soy el único socialista y hay 7 radicales, el intendente de Santa Fe, José Corral, es radical, la mayoría de los intendentes del Frente, sacando Rosario y Pérez, son de la UCR, lo mismo ocurre en las comunas. Creo que hay una distribución de responsabilidades y espacios y cuando llegue el momento habrá que discutir".

Con su habitual parsimonia, el ex intendente de Rosario hizo una tácita advertencia que pareció dirigida al propio Palo Oliver, de magra performance electoral en su intento del año pasado. "Es legítimo que todas las fuerzas aspiren a ocupar lugares de responsabilidad, pero eso tiene que ver con la posición de los dirigentes en la sociedad, en sus partidos, y el peso específico que tengan en el electorado", tiró.

Lifschitz ha tenido en este enero de agenda política inusual por lo salpimentada también una rispidez pública con el sector que lidera Rubén Giustiniani en el PS. El ex diputado Sergio Liberati lo cruzó y dijo que Lifschitz criticó al senador nacional para posicionarse de cara al 2015. Ayer lo descartó de plano. "No necesito criticar a Rubén para posicionarme. La discusión en el partido tiene que pasar por otros temas más que por cuestiones personales o electorales. Quienes nos votan habitualmente aspiran a que tengamos una conducta distinta, en la coherencia de priorizar los proyectos colectivos por sobre los personales de un dirigente u otro. Por eso siempre fui partidario de los consensos. Obviamente, cuando no se pueden lograr acuerdos, la vía electoral es una buena herramienta", planteó.

Lifschitz sostuvo que hay un trato con Binner y Bonfatti de "no apresurar los tiempos". "Decidimos posponer debates sobre candidaturas cuando las elecciones estén más cerca, a fin de año tal vez. Cada fuerza tiene dirigentes que tienen expectativas y están ubicados en el escenario electoral con una base importante como para pensar en una candidatura, y lógicamente mi nombre está entre esos nombres pero no es el único, y cada partido tiene los suyos", completó.

Volvió a reconocer que "ser gobernador sería un sueño personal", pero se ratificó como "parte de un proyecto colectivo y cualquier aspiración personal siempre estará supeditada al consenso general. Cuando era joven ingresé con 17 o 18 años, teníamos el sueño en ese momento el sueño utópico de construir un proyecto nacional y transformar la Argentina. Hoy estamos cerca de ese sueño, así que mis expectativas personales son irrelevantes".

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Lifschitz enfrenta el desafío interno del sector de Giustiniani y, además, de la UCR.
Imagen: Sebastián Granata
 
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