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Martes, 3 de enero de 2006

CULTURA / ESPECTáCULOS › EQUIPO CRONICA, LO MEJOR DEL 2005

Todo lo que aún falta

Consultados por Rosario/12, estudiosos, críticos, artistas y periodistas remontan el año analizando pros y contras. Con Equipo Crónica encabezando la lista de lo recordable, la falta de espacios de debate sobre arte y la implementación de políticas oficiales sobre el tema, aparecen como lo peor y lo pendiente.

A César lo que es del César

Por Rubén Echagüe*

Pese al aura de inexpugnable elitismo que algunos reprochan al Centro Cultural Parque de España, la institución volvió a brillar con una muestra desde todo punto de vista impecable: la del Equipo Crónica.

Allí, los españoles Manolo Valdés y Rafael Solber, empeñados en limar los cerrojos del régimen franquista, pero desde la fractura del discurso estético, no vacilaron en poner en solfa a Velázquez, El Greco, Rembrandt, Picasso, Léger y a cuanto consagrado les pasase por delante -incluidos los revulsivos expresionostas alemanes-, con una sagacidad, un humor y un virtuosismo técnico magistrales. Se trató de una propuesta contundente e inmejorablemente curada.

Pero como entre las "citas históricas" incorporadas por el Equipo no faltaron las desfachatadas calaveras del grabador mexicano José Guadalupe Posada, ese dato permite --mutatis mutandis-- abordar lo peor del año.

Con bombos y platillos los medios anunciaron un "megaevento" consistente en una muestra conjunta de fotos de la Revolución Mexicana y grabados del inefable Posada. Su emplazamiento: el palacio vestigio del Banco de la Nación Argentina, que todavía se yergue en San Martín al 700.

Luego del exclusivo vernisagge --con esbirros en la puerta y todo, para desalentar la malsana curiosidad del hombre de la calle--, mis tres intentos de visitar la muestra resultaron fallidos; y no sólo porque las broncíneas puertas del alcázar siempre estuvieron cerradas, sino porque ni una mísera fotocopia indicaba los posibles horarios de visita. Megaevento para próceres, por lo visto.

Lo que faltó en realidad viene faltando desde hace ya varias décadas: galerías que sustenten la excelente producción plástica que genera la ciudad. Salvo un par de excepciones, Rosario sigue protagonizando el insólito fenómeno de ser una ciudad de artistas plásticos, sin marchands.

*Director de exposiciones de la Biblioteca Argentina.

Mucho ruido: ¿cuántas nueces?

Por Norberto Moretti*

Rosario tiene, también este año, un saldo favorable en lo cultural. Pero no hay que dormirse en los laureles ni creerse todo.

Lo mejor en plástica en el 2005 fue sin duda la muestra que trajo el IVAM al Parque de España, la del Equipo Crónica. A esto habría que sumar los grabados de José Guadalupe Posada, los de Manuel Manilla y las fotografías de la Revolución Mexicana en el ex Banco Nación, así como la obra de Angela Barr en la Biblioteca Argentina y la de Nicola Costantino en el Macro.

Hubo otras buenas exposiciones y algunas que dejaron que desear. Una muestra no es la acumulación de obras sino el resultado de una etapa de elaboración. Por eso sería bueno para seguir creciendo culturalmente teniendo mayor cuidado en tal sentido, tanto de parte de quienes exponen como de quienes manejan los espacios. Habría que mencionar aquí también, que todavía hay lugares que parecen accesibles sólo a determinados artistas. Hace falta democratizar el arte en Rosario. Los enfrentamientos en este territorio parecen inevitables a lo largo de la historia. Sin embargo más allá de las "veredas", el arte es o no es en función de la sinceridad con que se lo haga, de la huella de quien lo hace, y de que sirva, ya para conmover estéticamente (lo que sigue siendo perfectamente válido), ya para mostrar un aspecto del mundo que es necesario cambiar.

Borges decía: "el arte ocurre". El filósofo español Francisco Jarauta afirma que "el arte posee la generosidad de ser el rostro de la experiencia humana".

Hay que tratar de recuperar el mercado en la ciudad: terminó el 2005 y el el arte de Rosario sin venderse. ¿Por qué no hay público para comprar arte? Habrá que replantearse esto, y ver en qué fallamos los artistas, en qué los galeristas, en qué la cultura, en qué el sistema. No hay tampoco nuevos públicos. Una clave ha de ser, seguramente, la credibilidad. Nunca antes como en esta época fueron tan confusas las cosas: todo vale y nada vale. Sigamos creciendo, de verdad. Para cosechar hay que sembrar primero. Y hay que sembrar bien.

*Artista plástico, conductor del programa "El cuento de la buena pipa en pintura".

De la gerencia cultural

Por Mauro Machado*

Ante una convocatoria similar a ésta, tiempo atrás señalaba que el denominado "despegue" de los últimos tiempos de Rosario, era posible también de ser apuntado en el estricto ámbito de lo "cultural" (si es que ésto se puede separar del contexto político y social más general). Teníamos entonces --y tenemos ahora-- la percepción de que un cierto fenómeno de coherencia, superior a la media del resto del país se está articulando, tanto en la esfera pública como en las emprendimientos privados. Para ser más específico: dentro de las segundas podemos señalar, por ejemplo, la iniciativa del Pasaje Pam, que a través de un proyecto ("Cultura Pasajera") que aglutina a varios locales, ha desarrollado una programación sostenida con una voluntad de recuperación urbana muy valiosa.

Desde el punto de vista de lo estatal hay que señalar como auspiciosa la puesta en marcha de un programa de actividades por parte de la Dirección Nacional de Artes Visuales, después de años de inacción en ámbitos que excedieran los límites de la General Paz. En el plano local, por el contrario, comienza a observarse un estancamiento en el gerenciamiento cultural, algo así como la inversión de la pirámide de promoción y estímulo. La Secretaría de Cultura, en lugar de definir las políticas y lineamientos de acción, concentra recursos y organiza actividades, en vez de confiar para ello en las instituciones específicas de su dependencia (museos, centros culturales, bibliotecas, etc.) que se ven sometidas a un presupuesto de subsistencia y a la búsqueda de financiamiento privado para el desarrollo de una programación que parecería no tener una planificación general mínima. El círculo se completa de la peor manera, estas instituciones abrumadas económicamente tienen un comportamiento endogámico; no levantan la vista más allá del horizonte de sus problemas impidiendo todo desarrollo y estímulo directo a los artistas, lo que hace suponer a algunos jóvenes creadores que para hacer algo deban conseguirse un puesto en el estado.

*Artista plástico

Deber vs. Poder

Por Edgardo Donoso*

El intento de referirnos a las "manifestaciones artísticas", no debería hacernos perder de vista que éstas no son un producto de generación espontánea, ni que un estudio de los artistas y sus obras concluirán su conocimiento, pues están fuertemente relacionadas con el "campo del arte": un conglomerado de fenómenos (críticos, curadores, museos, mercado, centros de estudios, etc.) que en definitiva permiten su reconocimiento. Estas relaciones habilitan a la sociedad a reconocer a sujetos autores de manifestaciones similares, llamándolos en cada caso mártires, locos o artistas.

Museos, centros culturales y de estudio, galerías, desarrollan una gran labor, las más de las veces con bajos presupuestos y sin aparatos de difusión, con el fin de mantener activa la cultura de la ciudad. La muestra de mayor impacto y belleza fue, sin duda, la del Grupo Crónica presentada en el Parque de España.

Para algunos el arte es un espacio donde todo es posible: la imaginación, la creatividad y la libertad alcanzan su plenitud. Un lugar donde las diferencias quedarán suspendidas y las oportunidades de expresión serán iguales para todos. Pero visto de cerca, en este espacio los criterios mezquinos (la edad, el origen de la formación, el fin de una tendencia, el amiguismo) pueden hacer que ese espacio simplemente no exista.

Lo peor del 2005 fue no tener una política donde se pueda ver de todo (ese criterio cosmopolita tan necesario a una ciudad en crecimiento), y donde se facilite la reconstrucción del pasado artístico de la ciudad. Una de las esferas del campo del arte que más (me) preocupa es la de la crítica. Los textos de los catálogos suelen ser un reflejo de impresiones viscerales o de pinceladas ostentosas, que remiten a viajes que el crítico ha realizado por sus libros. Su mala fama, alimentada a veces por el uso de un lenguaje oscuro, una producción fragmentada, carente de reflexiones teóricas y no comprometida ideológicamente (críticas de las que difícilmente me sienta excluido), hacen del área un campo desolador. Rosario se debe más instancias de debate para la crítica del arte, para estudiar sus modos posibles, para pensar los formatos foráneos que nos explican qué debemos entender por arte.

*Prof. de Semiótica del Arte en la UNR.

Rosario: el gran taller

Por Dante Taparelli*

En los últimos años la ciudad se transformó en un gran mosaico de talleres y creadores. Este encadenamiento de todos los aspectos de la actividad cultural le confieren una fisonomía especial a la plástica local, un fuerte sabor artesanal. Sea cual fuere el prestigio, las relaciones y/o pretensiones de los artistas, este fenómeno de enjambre, desdoblamiento, especialización y conflicto, dio como resultado un lento pero regular perfeccionamiento de la fórmula artística local.

La noción de grupo debería extenderse en función de la movilidad, y si cabe decirlo, del nomadismo de las personalidades fuertes; ellas son las que introducen el elemento del azar y de imprevisibildad propias de toda historia viva. De los rebotes de esas carreras resultan precisamente que los grupos, los lanzamientos y los encuentros sean los que manden ampliamente en este Rosario contemporáneo, dando como resultado un período de iniciativas tan ricas.

Conviene al futuro colocar en paralelo todos estos desarrollos para que sigan esparciendo como vientres y nodos de una cuerda en vibración constante. Unir los años débiles y los períodos intensos para poner en descubierto cada una de esas grandes categorías de artistas y sus articulaciones concretas.

Hay situaciones que son propias de cada momento histórico, pero los momentos de efervescencia e iniciativa son los que constituyen los acontecimientos de la historia artística, los que animan a la sociedad. Son como líneas invisibles de unión de una red mayor llamada identidad donde los grupos e individuos encuentran su lugar, de ahí que la imagen de actividad creativa de la ciudad se muestra más coherente en tanto que sus consecuencias se leen por el mundo entero.

El arte rosarino tomó cuerpo a través de estas acciones entremezcladas y concurrentes, así todas las manifestaciones de la cultura de la ciudad participan de un esfuerzo de afirmación que involucra a la sociedad entera. Cambiemos exportación de artistas por exportación de arte, entonces sí podremos hablar de un neorenacimiento como entonces generado desde la creatividad individual y la acción grupal.

*Artista plástico y asesor artístico de Cultura de la Municipalidad.

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Una de las obras que estuvo presente en la muestra del IVAM De manera unánime, Equipo Crónica se llevó todas las palmas.
 
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