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Viernes, 26 de agosto de 2011

CULTURA / ESPECTáCULOS › MUSICA. SPASIUK Y GINTOLI JUNTO A LA ORQUESTA DE CáMARA

La esperanza orquestada

Convencido de que el chamamé es "una música esperanzadora", el Chango Spasiuk comparte con el violinista Rafael Gintoli el proyecto de orquestación de una música emblemática del folclore argentino, propuesta con la que llegan hoy a Rosario.

 Por Edgardo Pérez Castillo

Invitados a participar de la Semana Musical que anualmente se organiza en el hotel Llao Llao de Bariloche, el Chango Spasiuk y el violinista Rafael Gintoli comenzaron a intercambiar ideas respecto a la posibilidad de orquestar la música del acordeonista. Luego de algunos encuentros, el año pasado el pianista Popi Spatocco fue convocado para llevar a cabo el trabajo de orquestación para cuarteto de cuerdas, contrabajo y violín solista. "Probamos y disfrutamos de tocar mi música adaptada para esa formación. Fue el paso que queríamos dar, y que dimos", resume Spasiuk al momento de hablar de una experiencia que, para el prestigioso violinista, "fue una cosa de lo más natural, fantástica". Así lo manifestaron a Rosario/12, en un diálogo en el que delinearon las características de la propuesta que esta noche, a las 21.30, se concretará en el teatro El Círculo, con la participación fundamental de la Orquesta de Cámara municipal que dirige Fernando Ciraolo.

Es que, según explicó Spasiuk, "Fernando ha puesto mucho entusiasmo, energía e interés en que esto se pueda hacer". Y fue más allá el acordeonista y compositor, que profundizó en la labor que debe enfrentar cada organismo: "A la hora de sentarse y tocar, cada orquesta se encuentra con más o menos dificultades en el sentido de que algunos tienen más tradición de tocar un poco de música popular, y otros menos".

- Si se rastrean los orígenes de su música, es posible encontrarse con raíces que tienen su vinculación con la música clásica en Europa.

- C.S.: Sí, o la música barroca tal vez.

- Rafael Gintoli: El tipo de música que él hace, además por la riqueza rítmica que tiene, se presta mucho para la conjunción de música de cámara. Para ese tipo de armado dentro de la música de cámara, sobre todo de las cuerdas. Hay mucha virtuosidad y mucha riqueza rítmica, agógica, de acentos. Es muy lindo cuando éso se puede codificar, como en este caso. Primero por el Chango y después por Popi Spatocco. Eso, al menos para nosotros, es un placer más grande, es como descubrir algo nuevo. Es, me imagino yo, como los primeros músicos que tocaron Bela Bartok, que sacó cosas de la música húngara.

- C.S.: Creo que el desafío es ver cómo algo de transmisión oral y popular, como el chamamé, puede seguir expresando su dinamismo, e inclusive la esperanza (porque para mí es una música esperanzadora), cómo puede expresar éso con una formación que no le es tradicional. Y, sin embargo, cuando uno se sienta a tocar siente que algo está sonando bien, que hay un universo que se está expresando. Me da mucha alegría.

- R.G.: Es que además, para nosotros que hacemos lo que uno podría llamar música académica, de pronto es un planteo nuevo, lleno de riqueza. Que aporta mucho para su formación, para el desarrollo propio.

- Debe haber sido un desafío, en primer lugar para usted, Chango, y después para Spatocco, poder transmitir esas sensaciones, e incluso las acentuaciones propias del género, que se encuentran en la sangre y el oído popular, pero que difícilmente puedan transcribirse...

- C.S.: Sí, son muy difíciles de transmitir. Además no hay una tradición en la Argentina... recién ahora con proyectos como éstos se empieza a tocar un poco más, con experiencias como la Orquesta Juan de Dios Filiberto, que tiene un repertorio conectado con lo popular, con el tango. Por ahí en el tango hay más música escrita, pero en el folclore casi nada.

- R.G.: Sí, y es tan esencial... Fijate que la gran música siempre parte de raíces folclóricas, sin ello no existe la gran música. Si no existen las danzas y contradanzas de Beethoven, no existen sus sinfonías. Funciona así.

- C.S.: Fue un desafío para Popi, a quien además elegimos adrede, porque conoce la forma y la técnica, pero también ha sido pianista de Mercedes Sosa, ha sido su productor, ha dirigido mucho tiempo a la Juan de Dios Filiberto. Y nos conoce muy bien a nosotros dos. Por suerte hicimos un buen trabajo.

- Siempre es interesante que, en casos como éste, se lima la frontera que alguna vez se trazó entre lo popular y lo académico.

- R.G.: Es que no existe la frontera. La frontera es la música buena o la música mala. Las óperas de Verdi eran melodías que la gente cantaba por la calle.

- C.S.: Creo que todo ese tipo de separación y posturas tienen una profunda ignorancia como raíz. Creo que todo tipo de fragmentación es producto de un gran desconocimiento. De alguna manera tocar y compartir la orquesta, este repertorio y la tradición de esta música, ese tipo de desinformación desaparece por completo. Pero es cierto, tiene que haber un concierto, porque la mejor manera (más que hablar y explicar) es tocar y demostrar. Mucho más contundente que nuestras palabras es escuchar nuestra música.

Si de música se trata, el concierto de esta noche estará dividido en dos segmentos. El primero, encontrará a Spasiuk acompañado de Víctor Renaudeau en violín, Marcelo Dellamea en guitarra, Juan Pablo Navarro en contrabajo y Marcos Villalba en percusión. La segunda parte, más extensa, permitirá (a partir de la participación de Gintoli y la Orquesta de Cámara) aproximarse a una nueva dimensión tímbrica para el chamamé.

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Spasiuk y Gintoli, ejes del concierto en El Círculo.
 
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