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Domingo, 6 de marzo de 2016

CULTURA / ESPECTáCULOS › DOLINA VIENE A ROSARIO A 30 AñOS DE LA "VENGANZA SERá TERRIBLE".

"Caramba, ha pasado tanto tiempo"

El conductor del mítico envío que sale a la medianoche por Radio del Plata, estará el viernes y sábado próximos en el teatro El Círculo, haciendo el programa en vivo. Dolina le dijo a Rosario/12 que está ansioso por el reencuentro con el público.

 Por Edgardo Pérez Castillo

Pieza constitutiva del mito y vigencia del ciclo radial, la presencia del público en las emisiones de "La venganza será terrible" se resignifica ante cada una de las incursiones que Alejandro Dolina y sus secuaces realizan por escenarios diversos, siempre con el objetivo de federalizar el rito de convertir al hecho radial en un acontecimiento artístico de cara a los espectadores. El próximo viernes y sábado, a las 21.30, el Teatro El Círculo será el que aloje a una nueva visita de Dolina y su troupe: Patricio Barton y el Trío sin Nombre que conforman Manuel Moreira, Martín y Ale Dolina, además de la probable presencia de Coco Sily.

Para Alejandro Dolina significará la posibilidad de reencontrarse con un público que, con el Anfiteatro municipal como marco, dejó huellas profundas en su anecdotario radial. "El Humberto de Nito es posiblemente el lugar donde haya sido más feliz desde el punto de vista de las transmisiones de radio", admite el conductor, músico y escritor, con la misma certeza con la que asegura: "Creo que el lugar donde uno hace algo artístico influye en la obra. A veces para bien y otras para mal. No quiero decir con esto que un imbécil se va a convertir en Shakespeare porque va a un teatro lindo, pero sí evidentemente hay una intervención en el convivio, como diría Jorge Dubatti: por un lado está el artista, por otro el público y por el otro el lugar donde se hace la cosa. Creo de algún modo que los lugares bellos, como es el caso de El Círculo, al menos condicionan al artista. O deberían condicionarlo".

- Al pensar en tu audiencia, es evidente un acercamiento renovado del público, de un público joven. Esto da indicios de que hay un código, un lenguaje, que se percibe efectivo a pesar de las nuevas formas de consumo cultural: quienes se suman pertenecen a otras generaciones.

- Sí, está muy bien eso que decís... A veces nosotros nos engañamos y pensamos que el público sigue siendo el mismo, que el tiempo no ha pasado. Entonces entramos, vemos muchachos de 20 o 25 años, y decimos: "Caramba, pasó tanto tiempo y sin embargo todo el mundo se mantiene joven" (risas). De todos modos me parece que la permanencia de un código no es tanto por pertinancia en una receta sino más bien por una renovación que tiene, sin embargo, unos protocolos que cumplir. No por mérito nuestro, sino porque evidentemente hay un código que nosotros seguimos, y el público también. Entonces se produce una renovación siguiendo unas pautas, que es como me parece a mí deben producirse las renovaciones políticas. Somos otros, nos hemos convertido en otra cosa, las circunstancias son también otras, pero hay un Adn al cual es preciso responder.

- En ese sentido, aún sin que "La venganza sea terrible" tenga un tono explícitamente político, cuando en el ballotage se dirimían dos modelos de país hiciste evidente tu postura. ¿La actual coyuntura te pone en lugar de darle mayor presencia a lo político?

- ¿Sabés que no estoy seguro de eso? Casi te diría que no. En realidad ante esta situación política estoy más bien perplejo. Todos lo estamos. No sé bien cuál es el mejor ejercicio. Pero no estoy tan seguro de que hacer más explícito el pensamiento político lo dote de alguna clase de eficacia que antes no tenía. El momento de las elecciones evidentemente fue un momento central, decisivo, y a mí me pareció que había que ser todo lo explícito que fuera necesario. Ahora la cosa es de más tiempo, me parece que habría que hacer una comunicación más sutil. Los que pertenecemos a ciertas formas de pensar también tenemos que actuar con inteligencia. Y quitarle un poco de beligerancia al asunto, verdaderamente la democracia funciona así, los que han votado en general lo han hecho de buena fe. Hay que buscar maneras de persuasión y de acercamiento que resulten más eficaces. De todos modos, me parece advertir, y aquí quizá se puede militar de un modo más contundente, que las diferencias políticas van perfilando unas formas de conducta que, sin ser políticas, se tipifican. Como ocurría en los primeros gobiernos peronistas con el personaje de contrera y el cabecita negra. Había unas conductas que eran propias y unas reacciones ante cuestiones que ni siquiera eran políticas, que iban perfilando dos formas de conducirse ante la sociedad y que se revelan ante los mínimos episodios. Especialmente aquí en la ciudad de Buenos Aires, un lugar donde las formas de conducirse varían mucho más rápidamente.

- Esas tipificaciones no dejan de ser una comodidad, un modo de ubicar al otro sin reconocer matices.

- Lo que hace uno es ubicar al otro. Después hay algunos que se ubican solos de una manera casi caricaturezca. Cuando ciertas posiciones ante la vida son caricaturezcas, uno debe asustarse. No quisiera usar nombres y apellidos, pero hay tipos que se comportan de una manera que parecen de un programa cómico.

- Si bien tu trabajo puede vincularse más al terreno artístico que al periodístico-mediático, ¿qué mirada tenés sobre lo que ocurrió en estos años cuando a ciertos sectores se los denostó bajo rótulos como el de "periodismo militante"?

- Me parece que la gran manipulación, ya no sólo en Argentina sino en el mundo, no está dentro de lo que podríamos llamar periodismo militante, sino más bien en los medios hegemónicos que poseen la mayor parte de la estructura empresaria y que son fundamentales en las evoluciones políticas de la Argentina (en los últimos meses seguro) e incluso en el mundo. Los grandes medios no están a favor de los partidos de izquierda ni de los que quieren un Estado inclusivo. La influencia mediática es en realidad en otra dirección, tuerce hacia la derecha, está junto al poder real. Si a cualquiera le preguntaran la influencia de los medios, y para qué lado sopla el viento, es evidente que sopla con mucha más frecuencia en una dirección que en otra. Y que no es precisamente la dirección de los medios militantes, si uno quisiera nombrarlos de esa manera.

- Siendo un hombre tan afecto a la historia, a la literatura, ¿qué imaginás que se terminará escribiendo sobre esta Argentina?

- Creo sinceramente que estos últimos años han sido beneficiosos para el país, altamente beneficiosos. Realmente para pintar a toda esta gestión que pasó, como está pintando la prensa hegemónica y los muchachos que están ahora en el poder, para pintarla con esos matices de delincuencia, de desgracia, de infelicidad y oscuridad... hay que estar en una situación moral muy difícil. No reconocer los evidentísimos méritos de esta gestión hace sospechar de quien está haciendo el juicio. Ahora, esto ha pasado con otras épocas históricas del país, que también se han relatado de un modo tendencioso. ¿Qué es lo que prevalece, la verdad histórica o el relato tendencioso? Yo diría que la experiencia nos dice que... el relato tendencioso. Así que es muy probable que prevalezcan los escritores como los Aguinis, los Majules, y que esa sea finalmente la visión histórica oficial. Y así como fue el revisionismo, por debajo, que aparezca una corriente un poco heterodoxa y diga que la desocupación pasó de un 21 a un 7 por ciento. De todos modos, lo importante no es la verdad, sino lo que se puede hacer con la verdad. Quiero decir: si prevalece un relato tergiversado, eso va a tener consecuencias en las decisiones de las generaciones futuras, y aún de estas. La forma en que funciona la democracia es así, por voto.

Ojalá hubiera un verdadero debate científico, lleno de pensamiento, de demostraciones. Pero no es así. Acá es el que grita más fuerte, el que grita más veces y por más radios, y el que escribe por más diarios. ¿Qué sentido tiene hacer un debate entre (Eduardo) Barcesat y cualquiera? El tipo habla, cita, demuestra, enseña a pensar... pero no importa éso. Lo que importa es ver cuántas veces decimos que fulano mató a Nisman- concluyó.

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"Creo que el lugar donde uno hace algo artístico influye", dijo Dolina sobre El Círculo.
 
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