rosario

Lunes, 22 de septiembre de 2008

CORREO

Estudiantes

Fueron 35 días sin clases, pero para el estudiante atento y observador, fueron 35 días de aprendizaje, y cuando digo estudiantes lo digo en el sentido amplio de la palabra, ese sentido que abarca también a aquellos que ejercen verdaderamente la docencia, por ese ida y vuelta que tiene la educación, donde se enriquece tanto el que recibe la clase como aquel que la imparte.

Y eso fue lo que pasó, las clases se pararon, y el mundo siguió andando, y en 35 días hicimos todos un curso acelerado, aprendimos y crecimos. Así aprendimos que se puede reclamar organizadamente, que el conjunto trasciende a las instituciones, y enseñamos que los fondos públicos destinados a la educación deben ser utilizados para esos fines, que la democracia va más allá de las urnas, y es también una forma de gobierno. ¿Qué autoridad moral puede tener aquel que utiliza prácticas autoritarias de gobierno, para acusar de golpistas a los que reclaman democracia en la gestión?

Vimos también, aunque lo descartamos, como se puede presionar, apretar, asustar, amenazar, esconderse, distorsionar, no dar la cara, postergar, derivar, no hacerse cargo, negar, prometer, no cumplir, culpar al otro, votar a la orden y aprendimos otra vez a resistir, soportar, aguantar, defender, reclamar, insistir, no aflojar, hacerse valer, votar con libertad, informar, asumir, reconocer.

Creo en "la democracia de la gestión", aquella que dice que debe gobernarse con transparencia, administrando para el bien común. Nuestra facultad está en crisis, una crisis que va más allá de los docentes que fueron afectados por una decisión arbitraria de la gestión, y resultaron el detonante que la hizo pública. Una crisis económica, que se muestra en un déficit de siete millones de pesos, pero que no es producto de un presupuesto insuficiente, sino que se deriva de una crisis moral. Como toda crisis, es una oportunidad de crecer o de hundirse. Los que apostamos al crecimiento, sabemos que se necesita un esfuerzo, que aferrarse a viejas practicas sólo nos arrastra hasta el fondo, y creemos que estos 35 días sin clases, no deben ser en vano. Deben ser un precio justo para producir un cambio que nos merecemos todos, por el prestigio académico, por la calidad educativa, por la formación profesional, que caracteriza a la UTN, y que es producto de los buenos docentes, aquellos que verdaderamente se preocupan por ustedes.

Por todo esto, los que estuvieron atentos, como debe estarlo un buen estudiante en clase, no dejaron de aprender, aprendieron a luchar.

Horacio Oscar Valentini

Presidente Seccional Rosario

FAGDUT

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