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Sábado, 7 de abril de 2007

CIUDAD

Cuando la desnutrición se aborda de manera interdisciplinaria

Ese es el objetivo del Programa de Recuperación del Niño en Riesgo Nutricional -que aplica la provincia-, pero que podría suspenderse si no se renuevan los contratos a los coordinadores.

 Por Alicia Simeoni

"Si mi hijo no toma Danonino, ¿no podrá recuperarse?". La pregunta fue más que común en los talleres de capacitación con 3.100 adultos, mamás en su mayoría de niños desnutridos en situación de recuperación. "Hay que explicar que los cuidados no pasan sólo por tener acceso a una marca impuesta sino por utilizar, los escasos recursos de que disponen, de la manera más útil para que el pequeño de entre 0 y 6 años reciba el alimento que le permita superar la situación diagnosticada", contaron 3 de los 12 profesionales que en Rosario trabajan para el Programa de Recuperación del Niño en Riesgo Nutricional (Nutrirmás) desde septiembre de 2005. Esos talleres de capacitación, planteados como condición indispensable junto al control médico del pequeño para acceder a un vale de 60 pesos mensuales, dejarán de darse ya que a psicólogas, nutricionistas y trabajadores sociales no hay miras de renovarles el contrato. La preocupación de quienes trabajan en Nutrirmás aparece porque la Secretaría de Promoción comunitaria de la provincia "durante los días de inundación destinó a 4 personas para enviar comunicaciones personalizadas acerca de que en abril no será necesario asistir a los talleres para cobrar el vale de ayuda". El secretario de Estado Juan Carlos Forconi dijo a Rosario/12 que el programa continuará con la entrega de la "ayuda económica" pero aclaró que está en estudio otro "formato". El Nutrirmás es un programa nacional que ejecuta el gobierno de Santa Fe.

En los talleres no sólo se enseña a cocinar para mejorar la calidad de la alimentación sino que aparece como un espacio de contención en el que surgen otras problemáticas, el abuso sexual y la violencia entre las más comunes que se derivaban hacia los espacios de atención que componen los Centros de Desarrollo Zonal. "Quedaría sólo la función asistencialista y se perdería la instancia de aprendizaje", comentan la psicóloga Mariana Gil y las nutricionistas María Laura Becarés y Emilce Paccotti.

El equipo que trabaja desde que comenzó el plan nacional Nutrirmás, está integrado en Rosario por 5 nutricionistas, 4 psicólogos y 3 trabajadores sociales que fueron llamados por la Secretaría de Promoción Comunitaria en calidad de pasantes, pero tiempo después quedaron, "en una suerte de estructura tercerizada como dependientes de la Ong Promover que tiene su sede en la ciudad de Santa Fe", explicaron a este diario.

Ahora tres de esos profesionales denuncian la doble problemática que supone que a un mes de terminarse los contratos por los que cobran 700 pesos, no hay miras de renovación. El secretario de Promoción Comunitaria, Juan Carlos Forconi, les manifestó que si la Nación no sigue con el proyecto de estos talleres, la provincia no se hará cargo de lo que concierne a la capacitación. Se producirá entonces lo que ya anuncian los carteles de Promoción puestos la semana pasada en los Centro de Desarrollo Zonal y en las cartas personalizadas hacia los beneficiarios: el fin de la condición "indispensable" que suponía asistir a los talleres de capacitación.

La psicóloga Gil señala que días atrás, después de que el equipo había anunciado que se hará este mes un taller masivo en la esquina de Sarmiento y Mendoza con la participación de todos los beneficiarios, aparecieron en los Centros de Desarrollo Zonal los afiches de Promoción Comunitaria que indicaban que el Nutrirmás seguía desarrollándose con normalidad, pero que no será obligatorio para el cobro de los tickets de $ 60 el concurrir a la capacitación que se de durante este mes. También explicó que en medio de la emergencia por las lluvias cuatro personas doblaban cartas para todas las madres "mientras el secretario Forconi decía que no contaba con más personal para atender esa situación". "El programa deja de serlo, entonces, para transformarse en una instancia sólo asistencialista", comentaron las licenciadas en nutrición Becarés y Paccotti.

Los equipos de Nutrirmás tienen una dinámica de acción basada en el trabajo de dos profesionales, psicólogo y nutricionista, que desarrollan los talleres participativos en los CDZ, vecinales o centros de salud de toda la ciudad y en los lugares más alejados del centro. Los talleres con las madres, en algunos participan los padres de los beneficiarios que son los niños con desnutrición, se hacen con un número máximo de 30 participantes, una vez al mes y con una duración de 1 hora.

"La desnutrición se aborda de manera interdisciplinaria, desde los aspectos que tienen que ver con la alimentación y el crecimiento, el desarrollo, la estimulación, los límites, los caprichos, los hábitos de vida y alimentarios para llegar a las situaciones de violencia o abuso". Como sobre las últimas situaciones el equipo tiene límites para trabajar, se trata entonces de habilitar espacios de contención y pasar los casos a los CDZ o bien explicar los circuitos de denuncia.

De los 3.100 beneficiarios del Nutrirmás la mayoría está sin duda en los barrios más carenciados y muchos afectados por la inundación, por lo que las tres profesionales evalúan como más importante que nunca su continuación, no sólo como instancia asistencial sino de capacitación y participación.

En diciembre pasado, antes de las fiestas de fin de año, algunos talleres incorporaron el encuentro conjunto de madres y niños: Allí se trató de rastrear la historia familiar y social del festejo. Se tomó como disparador la cocina, pero eso oportunidad permitió arribar a muchos otros mensajes. Mientras en la capilla Nuevo Alberdi, ubicada en San Joaquín y San Julián se trabajó con un collage alrededor de la temática de la alimentación y las fiestas, en otro de los centros se abordó el tema "del espacio de las madres para que se expresen como mujeres. "Siempre se habla de ellas responsabilizándolas como madres, algo que se transforma en una suerte de estigmatización. Ese taller posibilitó que se ubiquen en otro lugar y que también se trabaje sobre otras problemáticas", explicó Gil. Las integrantes del equipo comentan que la consigna fue la de pensar en un deseo como mujeres y que eso "costó muchísimo", porque siempre lo hacían proyectando en función de la casa, las parejas o los hijos.

﷓﷓¿Cómo se combina la necesidad de incorporar una variedad de alimentos necesarios para atender los cuadros de desnutrición con la falta de recursos económicos?

﷓﷓Ese es un trabajo duro y surgió desde los primeros talleres porque se trataba de $ 50 en tickets ﷓después pasó a $ 60﷓ y la pregunta era qué hacían con eso. Tratamos de darles ciertas pautas de lo que es necesario que el niño coma porque tampoco hay que olvidar que existe un acostumbramiento a aquello que llega en las cajas de alimentos que contienen sobre todo hidratos de carbono. Además hay que tener en cuenta que aunque el programa está pensado para que el dinero vaya para el chico desnutrido, la realidad es que va para todo el grupo familiar. Entonces, cómo se hace para poder reforzar la ración, los nutrientes del chico en recuperación. Un ejemplo concreto se puede situar a la hora de la merienda: además de la leche fluida se agrega en la taza de quien necesita el tratamiento, una cucharada de leche en polvo o una gotita de aceite. Eso suma nutrientes y volumen. Si hay hermanitos no notan la diferencia, no se crean celos, pero la mamá sabe que está sumando energía, cantidad de proteínas y de calcio.

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Más de tres mil adultos participan de los talleres de capacitación. En su mayoría, son mamás de niños desnutridos en situación de recuperación.
 
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