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Viernes, 3 de julio de 2009

SON

Libros que muerden

Se inauguró Otras Letras, la primera librería del país especializada en temática queer.

 Por Paula Jiménez

Si cualquier librería que se abre resulta bienvenida, ¿cuánto más el lanzamiento de una que devuelva al centro de la escena lo relegado y escondido? Después de mucho batallarla, Otras Letras, que hasta aquí tuvo su sede comercial en Internet, puso sus pies sobre la tierra y se hizo visible ante los ojos de la turba frenética que circula por el centro o el downtown, según los gustos. Ahora sus libros pueden adquirirse en un local de sólido ladrillo, dentro del restó bar Chueca. La inauguración fue el miércoles pasado y el lugar se llenó. Todos charlábamos animadamente, felices de que una nueva excepción a la regla nos afirmara en un lugar de visibilidad, y de encontrarnos y reencontrarnos para pasarla de perlas. En su discurso inaugural, una emocionada Susana Guzner alentó la valentía de esta apuesta, valorizada ante el dato que aportó Ernesto Meccia, de que otros emprendimientos semejantes y pioneros cerraron sus puertas en Europa y en Estados Unidos durante los últimos tiempos. Alejandro Modarelli leyó el texto que se reproduce en la columna de al lado y también dijo unas palabras Aldo, uno de los dueños de la librería, quien excusó el silencio y la sonrisa de su socio alegando una timidez muy poderosa; y, por supuesto, estuvo ahí M.J. Lubertino dando su apoyo. Del lado de los mortales estábamos nosotros, el público gay y minoritariamente lésbico y trans, distribuidos en los cómodos sillones y en las mesas del lugar, deglutiendo unos exquisitos canapés y bebiendo unas copitas de vino que alegraron doblemente nuestros espíritus. No miento si aseguro que no faltaba nadie, o miento poco. Yo vi desde la línea más veterana hasta la más joven de la CHA, pasando por Los Osos, la gente de la Federación, de emprendimientos culturales y comerciales hasta glamorosas estrellas como Naty Menstrual o el poeta Noy, que no dejaron de permitirse fotografiar por los paparazzi. Noy, frente a un pequeño auditorio de interesados lectores que pedían guía, elogió vivamente La proctomaquia, el libro de Wenceslao Maldonado. Este es uno de los títulos que podemos ver en la mesa principal junto a, por ejemplo, El almanaque de las mujeres, de Djuna Barnes (Ed. Egales), o Los papeles insumisos, de Néstor Perlongher. Dentro de las novedades que Otras Letras repone al mercado están, por ejemplo, La otra mejilla –un Hermes Villordo de los ’80–, Asfalto, la pionerísima novela gay censurada por Onganía en la década del ’60, o los inhallables cuentos infantiles sobre género y familias homoparentales publicados por Serres y Bellaterra. Editoriales como la española Egales, El Cuenco de Plata, Interzona y Gran Aldea, y las distribuidoras Walthuter y Catálogo, han ayudado a esta librería desde sus inicios y siguen haciéndolo, y el panorama actual espera ampliarse con la incorporación de Odisea y Bruno Gmunder (especializada en material fotográfico). Entre los planes está el de llevar la librería a distintas provincias y organizar, paralelamente, charlas de escritores y presentaciones de libros. Como en los tiempos de la virtualidad, se siguen haciendo envíos a domicilio, incluido el interior del país. l

Otras Letras: Alsina al 975, lunes y martes de 9 a 18, y de miercoles a viernes desde la mañana hasta que las velas no ardan. Sabados por la noche, como la fiebre.

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