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Ataque contra la embajada británica en Irán

Un grupo de estudiantes que protestaban contra las sanciones internacionales al programa nuclear iraní entraron en la embajada del Reino Unido en Tehrán, destruyeron parte del mobiliario y robaron banderas británicas, que luego fueron incendiadas frente al edificio. El gobierno de Mahmud Ahmadinejad calificó de "inaceptable" al hecho y Londres se manifestó "indignado". Estados Unidos, Alemania, Francia, Italia y Rusia se sumaron al repudio.

Durante la protesta, cientos de manifestantes treparon los muros, hicieron hogueras y retiraron la bandera británica, exigiendo la expulsión del embajador británico. Durante la toma, seis empleados fueron tomados como rehenes, pero luego fueron liberados por la policía, que por momentos los reprimió hasta que finalmente no los pudo contener.

Por su parte, el Ministerio de Relaciones Exteriores inglés afirmó que "según el derecho internacional, el gobierno iraní tiene la obligación clara de proteger a los diplomáticos y embajadas en su país, y esperamos que actúen de inmediato para controlar la situación y garantizar la seguridad de nuestro personal y nuestra propiedad".

Teherán lamentó "el comportamiento inaceptable de algunos manifestantes" y, a través de un comunicado, aseguró que "la República Islámica de Irán recalca su intención de proteger y preservar los recintos y el personal diplomático". La nota también lamenta que "a pesar de los esfuerzos de la Policía (para evitarlos) y el refuerzo de las medidas de protección de la embajada" y pide que se adopten "las medidas necesarias para acabar con el problema de forma urgente".

La toma fue una reacción al endurecimiento de las sanciones impuestas por Estados Unidos, Reino Unido y Canadá contra Irán, producto de un informe del Organismo Internacional de Energía Atómica, que publicó un informe en el que se señala que Teherán al menos hasta 2010 trabajó en el desarrollo de armas nucleares. Además, acusa al Banco Central iraní de lavado de dinero. De hecho, el Reino Unido rompió relaciones con diversos bancos iraníes. Pero luego, el Parlamento iraní aprobó un proyecto de ley en la que se contempla la retirada del embajador británico de Irán y se pide la rebaja de las relaciones con Londres.

Las reacciones de la comunidad internacional no tardaron. Rusia condenó la "invasión ilegal" de embajada porque se trató de un acto que "viola las normas del derecho internacional", es "inaceptable" y "merece condenarse". Moscú tomó conocimiento "con preocupación de (...) la invasión ilegal del territorio de la embajada de Gran Bretaña en Teherán", definió.

Por su parte, Estados Unidos condenó "en los términos más fuertes posibles" el ataque, tal como lo hicieron Alemania, Francia e Italia. A través de una declaración, la Casa Blanca le recordó a Ahmadineyad la "responsabilidad" de proteger a las misiones diplomáticas y su personal y lo instó a condenar el incidente; algo que ya había hecho.

El mismo argumento fue utilizado por Berlín, en tanto que el ministro de Relaciones Exteriores francés, Alain Juppé, dijo que "una vez más, el régimen iraní demostró el escaso aprecio que tiene por el derecho internacional" por la "violación escandalosa de la Convención de Viena" que significó este hecho.

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Cientos de manifestantes treparon los muros, hicieron hogueras y retiraron la bandera británica, exigiendo la expulsión del embajador.
 
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