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Psicología fue incorporada a la lista de las carreras denominadas “de interés público”. Como consecuencia, eso implica una relación inversamente proporcional: a mayor importancia, menor autonomía. Al ser definida como una disciplina importante porque puede afectar la salud o la seguridad de las personas, se convierte en una carrera cuya autonomía es limitada por la regulación del Estado. Es decir, el Ministerio de Educación establecerá cuáles son los conocimientos mínimos que deben impartir todas las instituciones que dicten Psicología y en qué condiciones deben hacerlo. Aunque aún no está definido, los planes de estudios tendrán una carga horaria que rondará las 3500 horas –frente a las 5500 de Medicina– y deberán incluir formación práctica supervisada por docentes.
El reconocimiento de Psicología fue aprobado mediante la resolución 136/2004 del Ministerio de Educación. Lo que se hizo fue incorporar a la carrera dentro del régimen contemplado por el artículo 43 de la Ley de Educación Superior, que abarca a las profesiones “cuyo ejercicio pudiera comprometer el interés público poniendo en riesgo de modo directo la salud, la seguridad, los derechos, los bienes o la formación de los habitantes”. La lista ya contaba entre sus integrantes a Medicina (la pionera), Ingeniería, Agronomía, Farmacia, Bioquímica, Odontología, Veterinarias y Arquitectura.
“Ahora hay que definir para Psicología los contenidos curriculares básicos, la carga horaria mínima, los estándares de acreditación y las actividades profesionales reservadas al título, eso que antes se llamaba incumbencias”, explicó a este diario Juan Carlos Pugliese, secretario de Políticas Universitarias. Las pautas que deberán respetar todas las instituciones educativas que quieran formar psicólogos están siendo discutidas por las asociaciones de facultades de Psicología. En el caso de esta carrera, no existe una sola entidad que agrupe a todas: por un lado está la Asociación de Unidades Académicas de Psicología (Auapsi), que nuclea a los decanos de instituciones públicas, y por otro lado están los decanos de las privadas, en la Auappri, de reciente creación.
Las dos entidades reclamaron el año pasado la incorporación de la carrera a la selecta lista del artículo 43, detallando los riesgos que implicaría “una formación deficiente de los psicólogos en lo referido a los conocimientos teóricos específicos o a la falta de entrenamiento práctico”. Cada asociación prepara sus propuestas para establecer los parámetros de formación y, luego, deberán consensuar una posición para presentar ante el Ministerio de Educación. “Ahí subyace una discusión entre las facultades laicas y las católicas, una cuestión de cosmovisión –comentó un funcionario de la cartera–. Pero hasta ahora no ha habido conflicto.”
A partir de los criterios fijados en el Mercosur, los decanos de las facultades públicas acordaron una carga horaria mínima de 3500 horas y una formación práctica en tres niveles, siempre bajo supervisión de docentes calificados. Un primer tramo incluiría “capacitación en la comprensión y producción de textos académicos”; el segundo: “entrenamiento en el desarrollo de habilidades para la construcción, administración e interpretación de técnicas en instrumentos psicológicos”, y el tercero: “entrenamiento preprofesional en contextos reales en distintas áreas de competencias de la disciplina”. Hasta el momento, la carga horaria, los contenidos y demás condiciones de enseñanza varían según las universidades.
En la Secretaría de Políticas Universitarias pretenden terminar el proceso antes de fin de año, junto a los ya iniciados para Farmacia, Bioquímica, Veterinaria, Arquitectura y Odontología. En el mismo contexto, la discusión que se abrirá en breve afectará a un grupo de carreras muy difundidas –demasiadas veces sin demasiada seriedad– por su demandaestudiantil garantizada y sus bajos costos de instrumentación: Contador Público, Abogacía, Actuario y Escribanía.