Junto con esta nota reproducimos la última fotografía de Santiago Maldonado. En otra se ve a tres gendarmes. Ambas fueron tomadas por la propia Gendarmería en el momento de la irrupción en la comunidad mapuche de Cushamen, el primero de agosto. La Gendarmería contó con ese material desde el mismo día en que ocurrió la agresión de un centenar de uniformados en armas contra ocho jóvenes desarmados que huyeron hacia el río. 

Pese a la insistencia del Gobierno nacional en desacreditar el testimonio del joven mapuche Matías Santana a quién acusó desde sus medios de propaganda de sembrar pistas falsas, la fotografía comprueba que tal como él dijo Santiago Maldonado vestía una campera celeste que Santana le prestó. Ese material gráfico fue secuestrado durante uno de los allanamientos que casi una semana después de los hechos ordenó el primer juez de la causa, Guido Otranto. Pese al tiempo transcurrido y en señal de confianza sobre la impunidad de la que gozaban, esas imágenes permanecieron en uno de los discos rígidos de la fuerza de inseguridad.

Contra lo que trató de instalar anoche la gobernadora de Buenos Aires María Vidal (en cuanto le notificaron el hallazgo de un cuerpo en el río) de que el Gobierno y el propio presidente Maurizio Macrì habían hecho todo lo posible por contribuir a la búsqueda del joven artesano, estas son indicaciones de lo contrario .

Santiago Maldonado está semi agazapado a la izquierda de la imagen alejado de la cabaña de troncos. Frente a esa precaria edificación se ve a otro hombre con la cara cubierta. En la otra foto tres gendarmes se aproximan al alambrado de púas para descolgar una bandera en la que ampliando la imagen puede leerse libertad al weichafe (una palabra en mapudungun) y una tercera palabra que podría ser Huala, igual a uno de los apellidos del líder mapuche detenido por el acuerdo que Macrì alcanzó con la presidente de Chile, Michelle Bachelet, durante su última visita a ese país vecino. La secuencia fue registrada con pocos segundos de diferencia. 

 

 

 Ayer la líder oficialista Elisa Carrió insistió en que tendrían que pedirle perdón por las respuestas que cosechó cuando dijo que existía un 20 por ciento de probabilidades de que Maldonado estuviera en Chile con la RIM (sigla de Regimiento de Infantería de Montaña) que no se sabe si mencionó deliberada o erróneamente. En vez de llamarse a un prudente silencio anoche insistió en una verborrea atropellada e irrespetuosa.