CULTURA › LA RECEPCION A LOS REYES DE ESPAÑA

Rosario, una ciudad real con espejitos y balcones

Nadie se quiso perder la llegada de Juan Carlos y Sofía. Mientras unos hacían flamear banderitas y sacaban fotos, los del Congreso de laS LenguaS manifestaron su repudio.

 Por Karina Micheletto

Hay que ver el trabajo que les dieron a los rosarinos los reyes de España. Se adaptaron a cortes de tránsito peatonal y vehicular y hasta a cierres de locales por donde circuló la realeza durante su estadía. Siguieron atentos cada uno de los pasos de Juan Carlos y Sofía por la ciudad, desde su llegada anteanoche al aeropuerto local. Y en el mediodía de ayer soportaron estoicamente un solazo de horas en sus cabezas sólo para verlos pasar. El asunto era llegar a ubicarse en la ruta que tomarían los reyes de España rumbo al Congreso de la Lengua. Pero ocurrió que a las once del mediodía, cuando se suponía que tenían que estar abriendo el congreso, el presidente Néstor Kirchner todavía estaba en Buenos Aires. La demora del avión presidencial los obligó a cambiar el recorrido y pegar la vuelta para el hotel después de haber inaugurado a la mañana una muestra en el Museo Histórico Provincial. El destino quiso que los privilegiados que pudieron ver de cuerpo entero a la pareja real durante unos breves segundos fueran los vecinos de un local de pedicuría y manicuría con balcones estratégicamente ubicados frente a la puerta por la que los reyes ingresaron al Teatro El Círculo, ninguna de las principales, sino una lateral por la que se accede directamente al escenario.
Por el lado opuesto al que llegaron los reyes, sobre las calles Mendoza y Maipú, unas quinientas personas del paralelo Congreso de LaS LenguaS (presidido por el Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel y organizado en repudio a la hegemonía española del congreso oficial) llegaron munidas de espejitos “para que los reyes les devuelvan a su gente”. El ánimo general de los rosarinos que se agolpaban en las esquinas por las que suponían que pasaría la comitiva oficial, sin embargo, era otro. Cierta idea general de que algo importante estaba por pasar parecía emocionarlos mucho. En una de las esquinas del teatro, el escultor Daniel da Silva estacionó su obra Don Quijote de la chapa, un hidalgo de lata tamaño natural. Otros llegaron con banderitas españolas y argentinas, cámaras de fotos e instrucciones para los chicos que llevaban a caballito. El problema y el principal tema de consulta durante las horas del mediodía de ayer era el recorrido que finalmente elegiría la pareja real. ¿Por dónde sería mejor apostarse para esperarlos? Lo que parecía cuestión de manejo del mapa urbano terminó siendo pura lotería.
Aparte de los invitados y de la prensa, los vecinos de las calles que rodean al Teatro El Círculo eran los únicos afortunados que podían traspasar el cerco policial que rodeó al teatro, siempre y cuando mostraran documentos y fueran acompañados por un agente hasta las puertas de las casas. Las felices propietarias del balcón del edificio de enfrente al teatro, contentas por su súbito protagonismo y ya adiestradas por la tele en técnicas de atracción a movileros graciosos, matizaban la espera con flores preparadas para arrojar a los monarcas y cánticos para que dejaran pasar a los noteros que más tarde irían a consultarlas. Ocurrió que el cerco policial aisló por completo a la prensa de la entrada de los reyes al teatro, y sólo dejó libre al movilero de Canal 13 que pasó, canchero, enrostrando la victoria a sus competidores.
Adentro de la coqueta sala principal de El Círculo, mientras tanto, los ánimos iban cambiando a medida que pasaba el tiempo y la formalidad inicial de los asistentes daba paso a charlas cruzadas y caminatas por la sala que evidenciaban una molestia creciente. Dentro y fuera del congreso, durante las horas de espera nadie parecía demasiado preocupado por el tema convocante, La Lengua. Los discursos de apertura de los escritores Héctor Tizón, Carlos Fuentes y Francisco Ayala (este último grabado desde España, ver nota principal) irían introduciendo más tarde el anunciado análisis alrededor de la identidad lingüística y la globalización. Por la tarde,con el atraso consi-guiente, comenzaría la primera mesa, sobre Aspectos ideológicos y sociales de la identidad lingüística y se presentaría la edición popular de El Quijote. A la noche, un show de fuegos artificiales liquidó el primer día con un poco de entretenimiento más visual que analítico.

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Fuera del Teatro El Círculo hubo escenas de toda clase: de celebración y de repudio.
 
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