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“China se nos vino encima”

 Por Maximiliano Montenegro

“China es inexorable, como el paso del tiempo”, filosofa uno de los economistas más cercanos al ministro de Economía. “Pero lo inexorable puede llegar más o menos rápido, o más o menos lento. Acá China se nos vino encima y le regalamos mucho a cambio de promesas. No me gustan estos acuerdos”, completa el profesional, que sin embargo aclara que Roberto Lavagna, su mentor, hizo todo lo posible para evitar una goleada. Con ese objetivo, apeló a un resquicio legal en las normativas de la Organización Mundial de Comercio. Según el protocolo de acceso de China a la OMC, el gigante asiático será considerado entre el 2001 y el 2011 una economía en “transición”, y por lo tanto aun los países que le conceden un status de “mercado” podrán aplicar salvaguardias y cupos temporarios para proteger a algunas industrias.
Igualmente, para la fuente, el otorgamiento a China de la categoría de economía de mercado dejará expuestos a las importaciones de ese origen a sectores industriales, como textiles, juguetes y calzado, entre otros, cuya supervivencia en el futuro no estará garantizada, ni mucho menos. Las salvaguardias o los cupos temporarios –que se fijan en base a las importaciones de los últimos tres años– son instrumentos menos potentes para proteger la producción local que los que en el futuro deberán desecharse.
Durante la última década, la industria buscó resguardarse del aluvión de importaciones chinas mediante la apertura de procesos antidumping. Según la OMC, existe dumping cuando un fabricante vende en el mercado de origen a un precio más alto que en el mercado de exportación.
Mientras Argentina no reconociera a China el placet de mercado, el trámite frente a las denuncias de los industriales locales era largo (en promedio un año), pero simple: bastaba con tomar como referencia los precios de venta del producto denunciado (anteojos, por ejemplo) en un tercer mercado (Brasil o India) para luego compararlo con los precios de ingreso al país de las importaciones chinas. En general, la diferencia de precios es abismal: en aquellos mercados, los valores son hasta 1900 por ciento (19 veces) más caros. Sobre esa relación se fijaban los precios mínimos para el ingreso de los productos chinos a Argentina. El 35 por ciento de estas medidas pararaancelarias vigentes son contra importaciones de origen chino.
El colaborador de Lavagna admite que la movida de Brasil, que el viernes reconoció a China como economía de mercado, dejó poco margen de acción en estas tierras. “Nos enteramos unas horas antes, lo que demuestra que algo está pasando en el Mercosur”, afirma. Se refiere no sólo a la imposibilidad de coordinar un régimen comercial único, como en la Unión Europea, sino a que este año el saldo comercial bilateral será negativo para Argentina en 2000 millones de dólares.
Pero destaca una diferencia con los brasileños: “Por lo menos, cerraron una venta directa de 10 aviones para su empresa estatal. Nosotros sólo tenemos promesas de financiamiento y de inversiones ligadas a nuestro perfil primario de exportación”. Además, según la fuente, “Brasil, con otra escala industrial, tiene una cultura, una tradición, en la restricción de importaciones que seguramente hará valer en el futuro”.
Para los negociadores asiáticos este economista sólo profesa admiración: “Para ellos Argentina no representa nada, pero conocen al detalle cada lobby sectorial y saben aprovechar las debilidades. Me saco el sombrero”.

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