DEPORTES › LA SELECCIóN ARGENTINA SUFRIó UNA DE LAS PEORES CAíDAS DE SU HISTORIA

Paliza que dolió en el alma

Fue goleada 6-1 por Bolivia en La Paz, después de un erróneo planteo, pobrísimas actuaciones individuales y falta de respuestas anímica y colectiva. Un cachetazo futbolístico difícil de olvidar.

Una derrota histórica, que roza el papelón, aun siendo generosos con el calificativo. Una caída que va directo a los libros de estadística, que iguala la peor derrota de la rica historia de la Selección. Se pueden esgrimir los 3600 metros de La Paz como atenuante para la caída, pero resulta tan cierto como que decenas de equipos argentinos han ido a ese mismo estadio y han cumplido actuaciones mucho más decorosas, incluso en la derrota. Y hasta han ganado, como el equipo de Pekerman de las Eliminatorias pasadas. Por eso, la mancha del 6-1 que Bolivia le propinó a la Selección Argentina, tanto en el resultado como en el desarrollo, difícilmente se pueda olvidar.

Se sabe que un partido en la altura es atípico. Falta de reacción, problemas de distancia, fallas en los cálculos y una declinación física en los últimos minutos son cuestiones habituales que sufren los equipos visitantes. A veces, con un equipo bien plantado, que puede manejar la pelota y utilizarla para defenderse y dosificar el esfuerzo, se logra disimular la desventaja. Pero si el rival es el que controla los ritmos y el balón, lo más probable es que el regreso sea con la valija llena de goles y un rendimiento que genere preocupación. Y mucho más si el planteo elegido implica desgastar las propias posibilidades y potencia las del adversario.

La estrategia que pensó Maradona hizo agua desde el comienzo. El esquema 4-4-2 para aguantar el partido no contemplaba jugadores para tener la pelota, premisa básica para intentar el control del desarrollo. Allí radicó el primer problema. Sin la tenencia del balón, las únicas opciones de ataque se limitaban a pelotazos para las corridas de Tevez o el desequilibrio individual de Messi. Segundo error. Con esas herramientas, más allá de una excelente jugada del astro del Barcelona que terminó en un toque sutil que el arquero Arias desvió de manera milagrosa, y otra definición a las manos del arquero, lo único que se consiguió fue dejar a los dos delanteros sin aire y sin piernas antes de la media hora. Y el efecto colateral de esa idea de juego fue un equipo larguísimo, con volantes que debían cubrir demasiado terreno en desventaja numérica.

Otra consecuencia de dividir la pelota cada vez que se la obtenía fue alentar a Bolivia a atacar cada vez más seguido, con su arma predilecta: los remates desde larga distancia. Por esa vía, en pocos minutos convirtió en figura a Carrizo, la única individualidad que, a esa altura, sacaba la cara por el equipo. Con el manejo de Torrico y Da Rosa, más la movilidad de Botero, las subidas de los laterales y la potencia de Martins, el conjunto de Platini Sánchez lastimaba por los costados, ganaba en el medio y generaba situaciones de peligro.

Tanta superioridad boliviana se tradujo en el merecido gol de Martins, que recibió de Botero tras un rebote, hizo pasar de largo a Papa y definió con un puntazo ante el indefenso Carrizo. Ni siquiera el guiño de la fortuna –llámese regalo del arquero Arias tras el tirito de Lucho González– sirvió para que Argentina modificara su actitud y replanteara su juego con el empate. Cuando Zanetti cometió el mismo error conceptual que el sábado derivó en el primer gol ante Venezuela y que ayer significó en el penal que luego Botero anotó, el equipo de Maradona se sintió entregado, aunque le quedara una hora al partido.

Si algo faltaba para coronar un pésimo primer tiempo, el tercer gol fue el mejor resumen. Sin convicción ni fuerza, Messi ejecutó un tiro libre a las manos del arquero, que sacó un pelotazo larguísimo. Con los defensores argentinos volviendo al trotecito, la pelota sobró a Papa y le cayó a Botero, que, por más que controló mal y terminó en el banderín del corner, tuvo tiempo para perfilarse y tirarle un centro perfecto a Da Rosa. Sin marcas, el brasileño nacionalizado acomodó su cabezazo junto a un palo.

A esa altura, estaba claro que Argentina no evidenciaba ningún síntoma de recuperación, por lo que la única incógnita que presentaba el partido era saber si Bolivia se inhibía ante semejante chance histórica. Y el conjunto de Platini respondió con personalidad, juego y un Botero pletórico, que en un ratito consumó la goleada con un cabezazo por el segundo palo tras un centro de Martins y con una definición cruzada ante la salida de Carrizo.

Ahí se terminó el partido, más allá de que quedaba todavía media hora. Los dos querían que acabara todo. Bolivia, para poder festejar una victoria histórica. Y Argentina, para que finalizara ese calvario. Lo único trascendente de ese segmento fue la expulsión por impotencia de Di María y el gol de Torrico, con cierta complicidad de Carrizo, para coronar en los números la peor goleada de la historia de la Selección, junto con el desastre de Suecia. Como para que el 1º de abril pase a la historia como el día del desastre de La Paz.

6- BOLIVIA

Arias; Gatty Ribeiro, Peña, R. Rivero, A. Reyes; R. García, L. Reyes, Torrico, Da Rosa; Botero, Martins.

DT: Erwin Sánchez.

1- ARGENTINA

Carrizo; Zanetti, Demichelis, Heinze, Papa; González, Mascherano, Gago, Rodríguez; Messi, Tevez.

DT: Diego Maradona.

Estadio: Hernando Siles (La Paz).

Arbitro: Martín Vázquez (Uruguay).

Goles: 11m Martins (B); 23m González (A); 33, 53 y 65m Botero (B), el primero de penal (B); 45m Da Rosa (B); 87m Torrico (B).

Cambios: 53m I. García por A. Reyes (B); 56m Di María por Rodríguez (A); 68m Angeleri por González (A) y Saucedo por Da Rosa (B); 74m Montenegro por Tevez (A); 78m Flores por R. García (B).

Incidencias: 63m expulsado Di María (A).

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El dedo de Tevez, síntesis del rendimiento argentino. Un uno en todo.
Imagen: AFP
 
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