DEPORTES › LAS HUMILLACIONES DE LA SELECCIóN

Vergüenza propia

 Por Pablo Vignone

El podio de las humillaciones que sufrió la Selección Argentina a lo largo de su historia debe ampliarse ahora para acomodar un escalón más. Si 16.418 personas presenciaron en Helsingborg lo que quedó grabado a fuego como “el desastre de Suecia”, el 1-6 ante Checoslovaquia en el Mundial 1958, más de medio siglo después la audiencia se amplificó hasta los cinco millones de teleespectadores que recibieron ayer como cachetadas los seis goles que caían en picada desde los 3650 metros de La Paz, una catástrofe futbolística que se suma, indudablemente, a aquélla de Suecia, al 0-4 ante Holanda en el Mundial de 1974 y al todavía doloroso 0-5 ante Colombia en el Monumental, derrota que todavía puede ser considerada como el momento más negro de la albiceleste.

Desde aquel 6-1 en Suecia, el 15 de junio de 1958, que la Argentina no recibía media docena de goles: otro Carrizo fue, entonces, impotente para detener la andanada. “Fue una goleada tremenda –recordó Amadeo Carrizo–. No estuve como debí haber estado, pero me hicieron cuatro goles iguales. Se iba el wing izquierdo, entraba con facilidad, enviaba el centro atrás, entraba alguien a la carrera y gol.” Checoslovaquia no llegó mucho más lejos, pero esa terrible derrota puso en tela de juicio la riqueza conceptual del fútbol argentino, que entró en un tiempo oscuro del que sólo emergería dos décadas más tarde.

Ese período negro vivió su momento más vergonzoso en la tarde de Gelsenkirchen, el 26 de junio de 1974, cuando la Holanda de Johan Cruyff y compañía, la Naranja Mecánica que había cultivado Rinus Michels, dio un concierto de once con pelota. “Nos masacraron –señala Roberto Perfumo, que lo sufrió en el campo—. En el primer tiempo nos pasaron por arriba. La primera llegada nuestra fue a los 20 del segundo tiempo: pateé un tiro libre, me quedó el rebote y me taparon cinco tipos. Parecía que jugaban 18 en lugar de 11. Nos metían paredes y más paredes. Yo veía pasar la pelota y no la podía agarrar.”

No obstante, nada, ni siquiera la caída de ayer, equipara al 0-5 del 5 de septiembre de 1993, la única derrota humillante sufrida en territorio nacional, ante un estadio repleto pero mudo, con un baile tremendo en el segundo tiempo –después de que la Argentina de Alfio Basile dominara en el primero– orquestado por Valderrama, Rincón, Asprilla y Valencia. “¿Qué hacer? –se preguntaba Osvaldo Soriano en Página/12– ¿Olvidar todo lo hecho por Basile y echarlo a patadas? ¿Darle una nueva oportunidad?” Ese mismo día, Carlos Menem pidió a la AFA desde su púlpito presidencial la vuelta a la Selección de Diego Armando Maradona...

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