DEPORTES › MANO A MANO CON RAFAEL NADAL, GANADOR DEL GRAND SLAM

“Uno es bueno porque es bueno”

Pocas horas después de ganar el US Open, el español repasó la significación de su conquista y su rol en la historia del deporte.

 Por Sebastián Fest

Desde Nueva York

El clamor es mundial: Rafael Nadal compite por el “título” de mejor tenista de todos los tiempos. Pero el número uno del mundo, flamante campeón del US Open y rey en los cuatro grandes escenarios del tenis, cree que el debate no tiene sentido, aunque reconoce que le gustaría probarse con una raqueta de madera. “Uno es bueno no por cómo le pega a la pelota. Es bueno porque es bueno”, zanjó Nadal durante esta entrevista horas después de la conquista de su primer Abierto de Estados Unidos.

“Es complicado hablar de quién es el mejor de la historia, porque (Rod) Laver evidentemente ganó dos veces el Grand Slam y estuvo varios años sin poder jugar esos torneos”, analizó el español, que idolatra al suizo Roger Federer, su máximo rival: “Al final, les tienen un cariño especial a los rivales”.

A sus 24 años, Nadal ya suma nueve títulos de Grand Slam, sólo dos menos que el australiano Laver y a siete de Federer, cinco años mayor que el número uno del mundo. La conquista de la noche del lunes en Flushing Meadows se suma a los cinco Roland Garros, dos Wimbledon y el Abierto de Australia 2009.

–Llegó a estar 11 meses sin ganar un título. De no haber conquistado Montecarlo en abril y Roland Garros en junio, ¿habría sido capaz de ganar el US Open?

–Hubiese sido prácticamente imposible si no hubiera hecho todo lo que había hecho antes. Pero también hubiera sido imposible ganar Montecarlo de no haber empezado al nivel que lo hice aunque fuera sin victorias. Es el año en el que más cantidad de torneos jugué bien en toda mi vida. En todos los demás torneos me sentí bien, salvo Cincinnati, que es muy difícil. El hecho de ganar Montecarlo fue muy importante, aparte de muy emocionante por todo lo que había pasado antes. Es como que me sacó un peso muy grande de encima. El nivel estaba allí, pero me faltaba un pelín de calma para ganar. Lo único que necesitas en una situación como ésa es ganar. Una vez que ganas es más fácil repetir.

–La clave del mejor año de su vida tenística pasa entonces por Montecarlo...

–Cuando gané Montecarlo supe que había conseguido lo más difícil. La gira de polvo de ladrillo fue muy buena, y ganar en Roland Garros fue lo más importante del año, me dio una calma y confianza muy grande para enfocar Wimbledon, levantar dos partidos de dos sets a uno abajo, jugar como jugué ante (Andy) Murray y luego ganar la final jugando bien en los momentos importantes. Llegué muy justito en la preparación al US Open, porque había entrenado muy poco durante tres semanas por el tratamiento que me tenía que hacer de las rodillas. Todo esto ha sido negativo para según qué cosas, pero para otras fue positivo. Toda la frescura mental que tenía me ha servido para ir mejorando durante el torneo.

–Los estadounidenses, cuando las cosas salen a la perfección, hablan de estar “en la zona”. ¿Siente que levita cuando juega?

–No. Creo que en el comienzo del torneo jugué bastante mal. Hice los pasos necesarios para llegar bien preparado. Pero, como en la final, ningún día. Jugué al nivel más alto que he jugado un US Open, con diferencia. Ponía la pelota donde quería.

–Jimmy Connors elogió su actitud y trabajo, pero dice que las rivalidades actuales son mucho más livianas que las que él conoció.

–La verdad es que estoy agradecido a Connors por sus palabras. Pero las rivalidades no son “light” o “no light”, sino que se definen por si uno las lleva a un extremo innecesario o no. Creo que en otras épocas quizá las rivalidades se han sacado de lo que es puramente el juego. Creo que en esta época Federer y yo entendemos claramente que esto es un juego. Y es normal apreciar al rival, yo tengo un especial aprecio por Federer porque he vivido muchos momentos muy importantes de mi carrera enfrentándome a él, yo creo que él siente lo mismo por mí. Al final les tienes un cariño especial a los rivales. Yo creo que Federer, Djokovic, Murray o yo mismo entendemos que esto es un juego. Lo dejamos todo dentro de la cancha, pero cuando se acaba, se acabó allí. Tenemos una excelente relación todos, y desde mi punto de vista es una cosa positiva para el deporte.

–Marat Safin dijo alguna vez que, cuanto más alto llegaba, más solo se sentía.

–Yo no me siento para nada solo. Me siento igual que siempre. Siempre hay gente alrededor tuyo un poco más volátil, pero los importantes que yo tengo a mi lado son prácticamente de toda la vida, son gente que no está porque yo esté donde estoy ahora.

–Laver dice que el mejor de la historia no existe. ¿Coincide?

–Más que si existe o no existe es que es difícil hacer una valoración o comparación muy objetiva, porque son épocas totalmente distintas. Yo siempre digo lo mismo: para mí Federer es lo mejor de la historia que yo he visto. Por records y nivel tenístico. Es complicado hablar de quién es el mejor de la historia, porque Laver evidentemente ha ganado dos veces el Grand Slam y estuvo varios años sin poder jugar.

–Connors y Laver marcaron las enormes diferencias de los materiales que ellos usaban con los que se utilizan hoy. ¿Le gustaría probarse con una raqueta de madera?

–Es complicado. A ver, me gustaría, podría ser algo distinto y algo que podría llegar a ser divertido, pero evidentemente no sería probarnos en cuanto a cómo seríamos en esa época, porque no estamos acostumbrados a jugar con ello. Todos los que están ahí o han estado arriba hubieran sido buenos en esta época o en cualquier otra. Uno es bueno no por cómo le pega a la pelota. Es bueno porque es bueno, y al final uno se adapta a las condiciones.

–Recientemente se publicó que su rodilla ya no tiene una lesión crónica.

–Si mi rodilla ahora no tiene una lesión crónica es que no la ha tenido nunca, porque crónica, es crónica. Son lesiones en rodillas que sufren, y que cuanto más al límite vas, más sufren, y tienes más opciones de que puedas tener una pequeña roturita de fibras ahí en la inserción del tendón. Son muy dolorosas y no te permiten jugar bien. Pero las cosas han ido muy, muy bien, porque físicamente me siento perfecto, con mucho menos dolor que en muchos años, y eso es muy, muy importante.

–¿Leyó Open, la autobiografía de Andre Agassi?

–No.

–Asegura que llegó a odiar el tenis. ¿Podría usted odiar el tenis tal como él, que ganó también los cuatro torneos de Grand Slam?

–No... Odiarlo no puedo odiarlo, porque el tenis me dio muchísimo. Hay otras cosas en la vida, claro, pero el tenis me dio muchas cosas, no puedo odiar un deporte que me dio lo que me dio. Y yo no puedo creer que Agassi odiara el tenis cuando jugó hasta los 35 años. Si uno odia el tenis, y empieza a los 16, se va mucho más prontito pudiendo haberse ido después.

–Pero, ¿qué habrá tras el tenis? ¿Con qué quiere divertirse? ¿Surfista, futbolista?

–El surf no es lo mío, seguro, soy bastante cobarde. El fútbol siempre ha sido lo mío. Una espinita que se me ha quedado clavada siempre es que no he podido jugar más al fútbol, tengo una pasión increíble por el fútbol.

–Bueno, ahora que es medio dueño del Mallorca puede hacerlo...

–Medio dueño, no. Tengo una parte y orgulloso de poder ayudar al club de casa y ser parte de él. Pero pienso en el futuro: si necesitan un delantero en algún momento, estoy ahí.

–Tres golpes del circuito que envidie y que quisiera tener.

–El saque de Karlovic, la volea de Federer. Y... Déjame pensar. El globo de Marc López. Es increíble de verdad. Mira, cuando estés en un torneo que juegue él, vete a verlo jugar el dobles. Su globo es una locura.

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Imagen: AFP
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