DEPORTES › ARGENTINA SE LA JUEGA CONTRA ALEMANIA, EN BERLIN

A la semifinal o a casa

Es uno de esos partidos que pueden resultar históricos, una auténtica final antes de tiempo.

 Por Página/12 en Alemania
Por Ariel Greco

Semifinal o vuelta a casa. No hay otra chance. Argentina se juega la continuidad en el Mundial ante el dueño de casa, que viene agrandado y que ha mostrado un rendimiento que superó las expectativas. Los dos equipos se respetan, los dos se prodigaron numerosos elogios y los dos saben que representan, tal vez, el principal obstáculo hacia el título. Por eso, en la tarde de Berlín, mediodía en Buenos Aires, hay olor a final anticipada y parece cierto eso de “El partido del año”, como lo ha catalogado parte de la prensa alemana.

En la previa, para Argentina será fundamental aplacar el arranque furioso de los alemanes. En tres de los cuatro partidos que disputó hasta ahora, el conjunto alemán abrió el marcador antes de los 15 minutos, e incluso ante Suecia consiguió los dos tantos de la victoria. Cuando no anotó ante Polonia, el partido se le complicó como nunca y recién lo pudo resolver en la última jugada de compromiso. “No tenemos que dejar que nos lleven por delante como a Suecia”, comentó Maxi Rodríguez. En la medida que los minutos pasen y el partido no se abra, la euforia de los alemanes se irá aplacando, lo que beneficiará notablemente las chances del conjunto argentino.

Será fundamental que aparezca en toda su dimensión Juan Román Riquelme. Intermitente y apagado, el conductor de la Selección fue el centro de todas las miradas en la previa. Del lado albiceleste, por ciertos cuestionamientos desde los medios y el público y por la encendida defensa que hicieron sus compañeros y el cuerpo técnico encabezado por Pekerman. Por el bando alemán, porque consideran que la llave de la victoria pasa por anular al armador argentino y en ese sentido trabajarán el encuentro. El siguiente punto vital es el trabajo de los delanteros, el otro gran temor de los dueños de casa. Porque a la dificultad de controlar a Saviola y Crespo –equivalente a anular a Podolski y Klose–, a los alemanes se les agrega la diferencia en el recambio, un aspecto que les genera mucha preocupación. Messi y Tevez, fresquitos desde el banco, con defensores con 70 minutos encima, inspiran mucho más temor que Neuville y Odonkor.

De acuerdo con lo que exhibió Alemania, Argentina deberá tener en cuenta algunas precauciones. En primer lugar, necesita tener la pelota durante la mayor cantidad de minutos, ya que no conseguirla le genera al conjunto alemán bastante desesperación. El único momento de real zozobra que pasaron en el Mundial ocurrió cuando Costa Rica lo logró por algunos tramos. La otra cuestión que no se debe pasar por alto es la búsqueda permanente de la media distancia que realiza la formación de Klinsmann, un recurso que puede transformarse en un arma importante. El tercer factor a tener en cuenta es el juego aéreo, en el que se supone los alemanes pueden sacar diferencias, teniendo en cuenta la mayor talla en ambos costados de la cancha. Sin embargo, hasta el momento no tuvieron ocasión de demostrarlo: de los diez goles que metieron, ninguno fue por vía aérea.

A esta altura, las palabras sobran. Se trata de uno de esos partidos donde la actitud pesa más que la táctica y el corazón más que la estrategia. Seguramente por allí pasarán las claves para saber quién esperará al ganador de Italia y Ucrania y quién se quedará con las manos vacías.

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