Jueves, 23 de febrero de 2006 | Hoy
DEPORTES › OPINION
Por Daniel Guiñazú
La sensacional victoria de Estudiantes ante Sporting Cristal por la Copa Libertadores es hija de la mejor virtud que exhibe el futbolista argentino: su carácter, su raza ganadora. Podrá jugar bien, regular o mal. Podrán incluso hasta bailarlo como, admirablemente, lo hicieron los peruanos en el primer tiempo del partido del martes por la noche en la cancha de Quilmes. Pero nadie podrá llevárselo por delante al jugador nacido en estas tierras. Desde el fondo de sus entrañas, brota una sed de victoria imposible de apagar y que lo hace único, distinto a cualquier otro en el mundo.
Los brasileños son inigualables por su virtuosismo técnico, por su arte con la pelota en los pies. Pero los argentinos son incomparables por sus ganas de ganar. Por eso son tan apreciados en un mercado futbolístico que, al amparo del crecimiento obsceno del negocio, transformó el triunfo de una posibilidad deportiva en una imperiosa necesidad comercial. Paridos en los potreros de los barrios bravos o de los pueblitos del interior más hondo, moldeados en las canchitas de inferiores de piso duro y pelado, habituados desde muy chicos a bañarse con agua fría o a soportar insultos o escupitajos alambradas de por medio, los jugadores argentinos llegan curtidos a Primera y se hacen fuertes en Europa con un temple y una garra que más de un rico y famoso quisiera para sí. Nada les parece inalcanzable. Nada, cuando la victoria se les hace obsesión en la carne. Hace rato que el mundo lo sabe.
Si el jugador argentino tiene patente universal de mañero, ventajero, simulador, quejoso, histérico, fastidioso y, a veces, mal intencionado, también puede mostrar otras cartas de presentación que lo enorgullecen. Ninguna es más importante que su condición de ganador nato. Cuando llega la hora de sacar pecho y de dejar el corazón en la cancha, cuando hay que correr hasta las pelotas que se van afuera para transformar una derrota rotunda en el milagro de un triunfo impagable, ahí primeros, siempre, los nuestros.
© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina | Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux.