ECONOMíA › DOLAR. TASAS. FUGA DE CAPITALES. INFLACION. ENTREVISTA EXCLUSIVA A LA PRESIDENTA DEL BANCO CENTRAL, MERCEDES MARCO DEL PONT

“No subirá la tasa ni se apreciará la moneda”

La titular del Banco Central, Mercedes Marcó del Pont, sale al cruce de versiones alimentadas en la city y de representantes de la ortodoxia en meses preelectorales. Afirma que no habrá devaluación. Destaca que el tipo de cambio sigue en términos reales muy competitivo para la industria. Y explica los motivos de las tensiones en los precios.

 Por Alfredo Zaiat

Como es tradicional en meses previos a elecciones presidenciales, empieza a generarse un estado de incertidumbre sobre lo que puede pasar el día después. Por experiencias pasadas, el comportamiento preventivo de agentes económicos con excedentes consiste en refugiarse en el dólar por el temor a que después de las elecciones “estalle todo”, zozobra alentada por usinas de la city. El presidente del Banco Central es el funcionario clave para conocer cuál es la política oficial en la sensible área cambiaria y, en especial, para exorcizar fantasmas de inestabilidad en la paridad peso-dólar. En una entrevista con Página/12, Mercedes Marcó del Pont, titular del Banco Central de la República Argentina, brindó tres definiciones contundentes para contrarrestar las dudas que voceros de la ortodoxia siembran sin inocencia en estos meses preelectorales:

“No habrá devaluación”.

“Tenemos y seguiremos teniendo muchas reservas internacionales”.

“No subiremos la tasa de interés”.

Marcó del Pont también abordó otro de los temas sensibles en el debate económico electoral: la evolución de los precios.

“A mí me llama la atención cómo se discute el tema de la inflación en Argentina. En estudios técnicos locales e internacionales está comprobada la importante correlación entre el alza de precios internacionales de las materias primas de alimentos con la suba de los precios domésticos de alimentos.”

–¿Por qué en Argentina tiene un impacto mayor?

–A nivel promedio, la participación de los alimentos en el índice de precios al consumidor es más alta que en otras economías emergentes. Se ubica cercana al 40 por ciento, mientras que en Brasil es del 22, Chile, 23 y México, 30. En países desarrollados, por ejemplo en Estados Unidos, es de apenas el 15 por ciento. Es una comparación que hay que tenerla en cuenta cuando se analiza la dinámica de los precios internos.

–Además de los precios internacionales de los alimentos, ¿existen otros factores que influyen en las tensiones inflacionarias?

–Sí. Es una discusión oportuna, porque han resurgido las posiciones más ortodoxas. Repiten, como un lugar común, que la expansión monetaria provoca inflación. Esto no tiene asidero en la realidad argentina, además existe evidencia empírica internacional que muestra que eso no es cierto.

–¿La emisión monetaria está sumando presión sobre los precios?

–No. De ninguna manera.

–¿Cuáles son los otros factores?

–En Argentina, como en cualquier otro país, las razones de la inflación son multicausales. Aquí hay que ponerlas en el contexto del crecimiento económico del país, de reindustrialización y redistribución de la riqueza, en un marco internacional con fuertes presiones al alza de las commodities de los alimentos. Todo esto en el marco de una decisión de política económica que ha optado por no contrarrestar ese impacto con la apertura y la apreciación cambiaria.

–¿Por qué?

–Porque tiene consecuencias negativas en el nivel de actividad y en la generación de empleo.

–¿Cómo interviene el Banco Central en esa dinámica de la economía?

–Nuestro objetivo primario es preservar el valor de la moneda. Esa meta la tratamos de conciliar con las pujas distributivas. Estuve indagando por qué Argentina, que produce y exporta alimentos, registra un impacto superior en precios en comparación con otros países con condiciones similares, como Uruguay, Brasil.

–¿Cuál fue el resultado?

–Primero, como ya lo expliqué, tenemos una ponderación mayor del rubro alimentos en el índice de precios al consumidor. Segundo, esos países neutralizaron con apreciación cambiaria la mejora de los términos del intercambio. Hicimos un ejercicio de simulación sobre qué habría pasado en esos países si no hubieran apreciado su moneda, incluso si hubieran tenido una devaluación similar a la registrada en Argentina. El resultado fue que habrían registrado un aumento de precios doméstico muy superior. Hay que entender que la apertura, como en los ’90, o la apreciación de la moneda son disciplinadores muy fuertes de los precios internos. También para sectores muy concentrados.

–¿Evalúa que la presencia de grupos económicos dominantes en sectores clave influye en la evolución de los precios?

–También investigamos esa cuestión. ¿La economía argentina tiene grados de concentración más importantes que otras economías para explicar el impacto en precios? No se verifican diferencias sustanciales. Aquí aparece entonces el rol disciplinador de la apertura y la apreciación de la moneda sobre esas grandes empresas.

La megadevaluación y luego mantener depreciada la moneda cuando el resto la apreciaba genera la base para la actual tensión en los precios.

–Es un dato clave para entenderla. La política con el tipo de cambio amplifica el impacto del alza de los precios internacionales sobre los precios domésticos. ¿Cómo interviene en ese proceso la puja distributiva?

–Es otro factor importante en ese marco descripto. Lo que se verifica en estos años es que el avance que ha tenido la Argentina en términos de redistribución de ingresos no se ha registrado en ningún otro país de la región. Hay una notable recuperación del salario y de políticas de redistribución del ingreso, que se demuestran no solamente en el aumento de la participación de los trabajadores en la distribución funcional del ingreso, sino también en indicadores de equidad, como el Gini.

–También se verifican tasas de ganancias elevadísimas, además de haber partido de un piso salarial muy bajo luego del estallido de la convertibilidad.

–Precisamente, esa es la discusión sobre puja distributiva. Voy a detallar la cuestión. No hay razones monetarias que alimentan las tensiones de precios. La cantidad de dinero y de crédito acompañan el fuerte crecimiento de la economía. ¿Hay aumentos de precios porque hay un exceso de demanda? La respuesta es no, porque está habiendo un aumento del Producto y de la capacidad productiva, expandiendo la oferta.

–Capacidad productiva que está operando en el límite.

–Por eso la obsesión, y eje fundamental de la política económica y del Banco Central, de seguir aumentando la inversión. Antes señalé el espectacular proceso de redistribución del ingreso que genera una capacidad enorme de demanda, que tensiona los precios. Pero, cuando se discute puja distributiva, también hay que analizar por el lado de las empresas y el mantenimiento de sus márgenes vía precios para defender elevadas tasas de ganancia.

–¿Cómo aborda esa puja distributiva?

–Implementando medidas por el lado de la oferta sin afectar el carácter vigoroso de la demanda.

–¿Qué hace el Banco Central en esa línea?

–Primero, lo relevante, es tener un buen diagnóstico acerca de lo que está ocurriendo en materia de precios. Luego evaluar que una de sus raíces tiene que ver con comportamientos por el lado de la oferta. A partir de entonces, la contribución que realiza el Banco Central para garantizar la estabilidad es continuar con el impulso al crecimiento de la inversión y de la productividad promedio de la economía.

–Para alcanzar ese objetivo se necesita un mercado de crédito dinámico.

–Trabajamos en la reconstrucción del canal del crédito para financiar a la inversión y la ampliación de la formación de capital. Desde que asumí la presidencia del Banco Central fuimos creando instrumentos en esa dirección. El crédito es un componente fundamental de este proceso para sostener el crecimiento y también para sostener la competitividad de la economía.

–Aquí aparece nuevamente el tema inflación. Economistas ortodoxos plantean subir la tasa de interés.

–En Argentina no tenemos un régimen de metas de inflación que establece un objetivo y cuando aparece un desvío aumenta la tasa de interés. Esto trae varios problemas. El alza de la tasa de interés estimula el ingreso de capitales de corto plazo, y esa mayor afluencia de fondos especulativos provoca una apreciación de la moneda. Además de afectar la industrialización, genera burbujas de consumo.

–De acuerdo a ese diagnóstico, ¿el Banco Central no subirá la tasa de interés ni impulsará una apreciación del tipo de cambio?

–No, en absoluto.

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Imagen: Sandra Cartasso
 
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