ECONOMíA › UNA PERRA TIENE LA CAPACIDAD DE DETECTAR BILLETES, ADEMáS DE DROGA

La Aduana olfatea los dólares

Larishka, la perra que la Aduana tiene asignada en la terminal de Buquebús, encontró 30 mil dólares escondidos en la rueda de auxilio de un BMW. Hay un equipo de caninos especializado en la tarea. Otro empresario quiso sacar 800 mil dólares.

 Por Raúl Kollmann

La perra se llama Larishka. Trabaja en la Aduana y está asignada a la terminal de Buquebús en Puerto Madero. La particularidad es que no sólo detecta droga, sino también dólares, toda una novedad. Este lunes, Larishka dejó en situación difícil a un empresario del rubro de laboratorios que se trasladaba a Uruguay en su lustroso BMW. Cuando en la Aduana le preguntaron qué llevaba, el empresario contestó con un lacónico “nada”. El problema es que Larishka olfateó la rueda de auxilio del BMW y los funcionarios aduaneros encontraron ahí 30.000 dólares. Intervino el juez en lo Penal Económico Marcelo Aguinsky, quien dispuso la incautación del dinero y del vehículo, ordenó la libertad del empresario, pero en los próximos días decidirá si lo procesa por contrabando o si corresponde una infracción aduanera. Además, la AFIP interviene desde el punto de vista de la evasión impositiva.

Desde 2002, épocas de Eduardo Duhalde, rige la prohibición de sacar más de 10.000 dólares del país sin declarar. Es una medida que existe en muchísimos países, entre otras cosas por el combate contra el lavado de dinero, la evasión fiscal y, en particular, para cuidar las divisas que tiene cada país. Si alguien saca más de 10.000 dólares lo debe declarar en un formulario específico que existe en Buquebús y en cualquier vía de salida de la Argentina.

Larishka no sólo detectó al empresario de laboratorio sino que olfateó los 800.000 dólares que llevaba el abogado Segundo Pantaleón Córdoba, quien también fue sorprendido cuando transportaba esa suma en cuatro mochilas a Uruguay. La diferencia es que Córdoba no llevaba los dólares escondidos, sino que las mochilas estaban sobre los asientos. Lo del BMW fue más sofisticado: Larishka sospechó de la rueda de auxilio.

En apariencia, el empresario de los laboratorios llevaba el dinero a Punta del Este para un alquiler o algo similar. Lo cierto es que para hacerlo el dinero tiene que declararse y seguir las normas dictadas por el Banco Central. Si Aguinsky entiende que se trató de contrabando –porque los billetes estaban escondidos– no sólo perderá los 30.000 dólares sino también el BMW, que vale más que esa cifra. Es que la ley deja en claro que en los casos de contrabando, el Estado también incautará el transporte mediante el cual se intentó la maniobra.

En la Aduana cuentan que Larishka –que no es rusa, sino argentina– detecta billetes de cualquier origen, no sólo dólares. Y también, por supuesto, estupefacientes. En la terminal de Buquebús no está sola, cuenta con una compañera que tiene las mismas habilidades, pero este diario no pudo averiguar su nombre. La fama de los perros de la Aduana ha trascendido y en las últimas semanas se firmaron convenios para que los expertos argentinos entrenen perros de varios otros países.

Un poco ajena a lo jurídico, Larishka metió el hocico en una polémica que existe sobre el ingreso o egreso no declarado de divisas. Para la Sala B de la Cámara de Apelaciones en lo Penal Económico, los billetes son como una mercancía cualquiera y por lo tanto si entran o salen del país a través de una maniobra de ocultamiento, el delito es contrabando. La Sala A, en cambio, considera que los billetes no son una mercancía cuya entrada o salida esté vedada por el Código Aduanero. Por lo tanto, sostienen, no es contrabando, sino una infracción aduanera –no declarar el movimiento– y por supuesto también puede haber lavado de dinero y evasión fiscal. En el caso del abogado Córdoba, que se llevaba los 800.000 dólares, la Sala A dejó el expediente en condiciones para que se investigue al imputado por lavado y evasión fiscal, pero no por contrabando. La Sala B, en cambio, consideró que los 800.000 dólares que trajo Guido Antonini Wilson en la famosa valija fueron una maniobra de contrabando, aunque esa misma sala deberá tratar el tema otra vez en una nueva apelación. Eso será en las próximas semanas y con una nueva composición.

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El equipo canino de la Aduana revisa los autos antes de su partida en barco al Uruguay.
 
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