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Lamentos desafinados

 Por Alfredo Zaiat

La desaceleración de la actividad económica genera un estado de incertidumbre que abarca a diferentes sectores. El menor ritmo tiene su explicación por factores externos, como la crisis en las potencias, el crecimiento menos intenso de China y el parate de Brasil, y por cuestiones locales, como la restricción a las importaciones y en el mercado cambiario que afectaron la producción. El Gobierno apuesta a amortiguar el impacto negativo con medidas de fomento a la demanda, mientras que hombres dedicados a comercializar información económica anuncian con deseo la recesión. El mundo del trabajo trata de defender el poder adquisitivo con negociaciones paritarias no sean neutralizadas por los aumentos de precios. Algunas provincias registran desequilibrios en sus cuentas, como la provincia de Buenos Aires que tuvo que penar para poder cumplir con el pago del aguinaldo del sector público, en un escenario de menor margen fiscal a nivel nacional. En la fase de retroceso del ciclo aumentan los conflictos, aparecen dudas sobre la evolución de la economía y sobre las propias perspectivas, en especial sobre el desenlace que tendrá el desastre europeo dominado por el ajuste ortodoxo. Pocos sectores tienen la posibilidad de navegar con menos zozobra esas aguas turbulentas. Uno de ellos es el agropecuario. No es sólo que el precio internacional de los commodities agrarios están subiendo, sino que están en niveles record históricos y con un horizonte que se vislumbra seguirá siendo favorable. Los lamentos de los dirigentes de las cámaras empresarias del campo, que en estos días tiene su caja de resonancia en la Exposición Rural, suenan desafinados.

Existen áreas rurales que se están recuperando de la sequía, otras de heladas tempranas, unas pocas padecieron anegamiento de lotes durante mayo/junio en la región bonaerense. El informe de la Bolsa de Cereales precisa que con la soja las áreas más comprometidas por el estrés hídrico fueron las provincias norteñas (NOA y NEA), gran parte del margen oeste del área agrícola (San Luis y Córdoba), como así también las regiones centro-norte de Santa Fe y Núcleo Sur. Como en toda otra actividad económica, se presentan diferentes casos, con sus particularidades para cada productor. En términos globales, sin embargo, lo relevante es analizar la situación presente del sector y sus perspectivas. Y el agro se encuentra en un escenario privilegiado, por rentabilidad y precios internacionales, en un cuadro general de una economía complicada.

Las declaraciones del presidente de la Sociedad Rural, Hugo Luis Biolcati, y sus socios de la Mesa de Enlace, con políticos conservadores de claque, quejándose del panorama agropecuario, se parecen a una provocación al resto de las actividades productivas. La campaña 2011/2012 de la soja no habrá sido la mejor, con merma de la cosecha del 20 por ciento respecto al período anterior y caída de los rindes por hectárea, pero no fue de quebrantos. El saldo global ha sido positivo.

La campaña del maíz también terminará con resultado favorable. El Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) proyectó que los productores obtendrán márgenes brutos para el maíz de la cosecha actual y la futura de entre 605 y 849 dólares por hectárea, niveles que continúan “entre los más altos de la temporada” y superan ampliamente la rentabilidad relativa de los demás cultivos principales (soja, trigo y girasol). Especialistas del sector señalan que la próxima campaña tiene pronósticos climáticos favorables, con el Niño que llegaría a fines de noviembre, lo que permitirá al productor incluir al maíz en la rotación, alterando así la tendencia hacia el monocultivo de soja.

En el Mercado de Chicago el maíz alcanzó el viernes un nuevo máximo histórico al cotizar a 325,2 dólares la tonelada, acumulando una suba de 30 por ciento en un mes y medio.

La estación Pergamino del INTA realizó los cálculos rindes de entre 75 y 95 quintales por hectárea. Los márgenes en algunas áreas serían más amplios según la información de la Bolsa de Cereales. Puntualizó que en casos como Arequito, Corral de Bustos, Camilo Aldao, Monte Buey, J. Posee, Leones, M. de Oca se registraron rindes por encima de los 100 quintales por hectárea, y similares condiciones se dieron en el Núcleo Sur, en Chivilcoy, Carmen de Areco y Firmat. Ese nivel se ubica por encima del promedio de diez años (de 82,9 quintales por hectárea en el período de 2000/2001 a 2009/2010), pero al mismo tiempo muestra una caída respecto de los 114 quintales registrados en la campaña 2009/2010. A la vez, el INTA señala que en la región centro-este de Entre Ríos la cosecha concluyó con un promedio 49 quintales por hectárea, frente a los 85 de la campaña anterior.

En cuanto a la rentabilidad de los cultivos, el informe del INTA obtiene el margen bruto luego de contabilizar el ingreso bruto y descontar gastos de comercialización y costos directos (labranza, semilla, fertilizantes y cosecha). Según ese cálculo, según la cotización de la soja de la primera semana de julio, el margen bruto se ubicaría entre 477 y 720 dólares la hectárea, para rindes de 28 o 38 quintales, respectivamente. Esa diferencia sería mayor con la última cotización del viernes que cerró al valor máximo de 643 dólares la tonelada en el Mercado de Chicago. Para un campo de 100 hectáreas ubicado en una buena zona sojera, el ingreso mínimo alcanzaría los 47.700 dólares, que por el tiempo de la cosecha (medio año) equivale a unos 36.570 pesos mensuales. El resultado económico es interesante en comparación a otras actividades comerciales.

Según el INTA Pergamino, el alza internacional de los precios permitió a los productores registrar una rentabilidad no prevista de una campaña que comenzó complicada por la sequía, aumento de costos y valores más bajos. Los cálculos del INTA consideran cultivos realizados en la zona norte de la provincia de Buenos Aires. Para el girasol, en tanto, ese margen oscila de 316 a 512 dólares por hectárea, para rendimientos de 18 o 25 quintales. En tanto, el trigo no ha ofrecido márgenes atractivos.

Con precios internacionales extraordinarios y unas perspectivas climáticas favorables por el Niño, la campaña 2012/2013 tiene horizonte de record, coinciden expertos del mercado agropecuario. Estiman que la cosecha puede alcanzar 115 millones de toneladas, que a precios actuales implicaría el ingreso de divisas de 40 mil millones de dólares. Puede ser que no todos los productores puedan beber las mieles de esa riqueza, como pasa en cualquier otra actividad, pero en un contexto de crisis internacional y estrechez local, los lamentos del campo suenan provocativos y bastante exagerados.

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