ECONOMíA › DESPUES DE 32 AÑOS, FABRICARA DOS BARCOS PARA LA ARMADA

La vuelta del Astillero Río Santiago

El Astillero Río Santiago quedó a cargo de la fabricación de dos embarcaciones para la instrucción de cadetes de la Armada Argentina. Es la primera vez en treinta años que el histórico astillero construirá para Defensa. La empresa es propiedad de la provincia de Buenos Aires, la más grande en su rubro del país y una de los más importantes de la región. Según el contrato firmado, cada buque cotiza en 18 millones de pesos y el comienzo de los trabajos se prevé para 2016. El barco se utilizará para la instrucción marinera y la ayuda humanitaria en todo el litoral marítimo y fluvial argentino.

El proyecto estaba en danza desde hace tres años y se concretó en sus aspectos formales la semana pasada. El diseño del buque se realizó entre la Armada y el Departamento de Diseño del astillero. Se trata de naves del nuevo modelo LICA (Lancha de Instrucción de Cadetes de la Armada) de 36 metros de eslora y 8 de manga. Cada una se propulsará con dos motores de 500 HP de potencia para alcanzar la velocidad de 12 nudos. Tendrán capacidad para 7 tripulantes y 33 cadetes y prestarán múltiples servicios a la Armada, entre los que se destacan las tareas de instrucción marinera y la ayuda humanitaria en todo el litoral marítimo y fluvial argentino.

El último paso que resta cumplir es la liberación de los fondos por parte del Banco Provincia, financista de la operación. El costo de cada embarcación para el Estado nacional es de 18 millones de pesos. El presidente del Astillero Río Santiago (ARS), Héctor Scavuzzo, y el jefe de la Armada, almirante Gastón Erice, firmaron el contrato de compra de las naves. En diálogo con este diario, Scavuzzo recordó que “el Astillero Río Santiago tiene desde su fundación un espacio reservado para la fabricación de buques militares, hace años que soñábamos con retomar la construcción para la Armada. Hoy podemos decir que el astillero está de pie, vamos a dejar firmados varios trabajos de relevancia que aseguran la demanda para la empresa y la estabilidad de los puestos de trabajo”.

En los 90, el astillero fue prácticamente desguazado, pasó de contar con una plantilla de 7 mil personas a sólo 700. En 2003, de hecho, estuvo a punto de cerrar, pero en 2004 el gobierno de Néstor Kirchner firmó un acta compromiso con Venezuela para la construcción de dos buques, que le permitió a la empresa reincorporar trabajadores y levantar cabeza. Actualmente en el astillero trabajan 3400 personas.

Un gran desafío es recomponer el peso del sector para la navegación comercial, que estuvo al margen del boom de la exportación de commodities. El derrotero de los 90 en base a una legislación neoliberal vigente en algunos aspectos, el lobby de las empresas armadoras y de cerealeras y mineras para seguir importando embarcaciones usadas, el rol de China y la competencia desigual de la plaza paraguaya son algunos de los elementos que explican esa situación.

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