ECONOMíA › STRAUSS-KAHN HABLO DE LA DEUDA ARGENTINA CON EL CLUB DE PARIS

“Necesita la aprobación del Fondo”

En tono que pretendió ser amable, el nuevo titular del FMI sostuvo que Argentina debería pasar por el organismo para llegar a un acuerdo por la deuda con los países centrales.

En su primer día como director gerente del Fondo Monetario Internacional, el francés Dominique Strauss-Kahn advirtió que si la Argentina quiere normalizar su relación con el Club de París debe tener un acuerdo previo con el propio FMI. “Para acudir al Club de París, el tema necesita la aprobación del Fondo”, sostuvo el flamante ejecutivo. Además, señaló que, sólo después de un acuerdo con el Club, la Argentina volverá a recibir inversiones extranjeras.

La declaración de Strauss-Kahn, dicha ahora desde la formalidad tras la asunción en el cargo, promete una próxima negociación entre la Argentina y el Fondo. El gobierno de Kirchner ya había dejado en claro que, tras el pago total de la deuda con el organismo, a comienzos de 2006, ya no quería retomar la relación. La Casa Rosada rechaza esa instancia, ya que pretende que el vínculo con el FMI continúe en el freezer.

Tal vez porque no desea iniciar su gestión con un cortocircuito con la Argentina, Strauss-Kahn dejó una puerta abierta: “Es una cuestión que tiene que plantearse el Club de París”, dijo, dando pie a que el Gobierno golpee a las puertas de ese organismo internacional para sellar el acuerdo. Luego ensayó con una broma: “Dado que soy francés me interesa París, pero no el Club de París”, remató durante su primer contacto con periodistas acreditados ante el organismo.

No obstante, el director gerente prefirió focalizarse en lo que vendrá. Mencionó que espera conocer el programa económico de la administración de Cristina Kirchner. Y presionó para un rápido acuerdo con el Club de París. Para atraer inversión extranjera, “el Club tiene que normalizar la situación con Argentina”, sentenció Strauss-Kahn. Después comentó que durante su visita a Buenos Aires, en septiembre último, coincidió con el matrimonio Kirchner en que la inversión, especialmente en infraestructura, será clave para el desarrollo económico del país.

“Todo el mundo estará muy feliz si el asunto con el Club de París puede resolverse lo antes posible, porque ésa es una condición para que Argentina reciba inversión externa, que a su vez es muy importante para el crecimiento”, argumentó el flamante funcionario.

La deuda con el Club (de 19 países industrializados) asciende a 6200 millones de dólares y quedó en cesación de pagos en diciembre de 2001, con la explosión de la convertibilidad. Después de la reestructuración de la deuda con los inversores particulares, la Argentina intentó hacer lo propio con los pasivos con organismos internacionales. Al FMI directamente le pagó de un solo golpe todo lo adeudado. Felisa Miceli, el año pasado, intentó algunos acercamientos para llegar a un acuerdo, pero quedó en la nada. Algunos países, con Japón a la cabeza, plantearon posiciones extremas que el Gobierno rechazó, como el pago total con las reservas del Banco Central.

En las últimas semanas comenzó a delinearse una alternativa que, por lo menos para la Argentina, sería viable. La aprobación, por parte del Fondo Monetario, de un préstamo especial, que no requiere monitoreos estrictos como se hizo históricamente ni implicarían condicionalidades de política económica. Esa categoría de créditos, denominados Reserve Augmentation Line (RAL), le permitirían al Gobierno demostrar que tiene algún tipo de programa consensuado con el FMI. Sería una especie de atajo para que los países poderosos den el visto bueno y acepten una renegociación de la deuda en default.

Además de la relación con la Argentina, Strauss-Kahn utilizó su primera conferencia de prensa para reiterar que llevará adelante una reforma del organismo, que podría incluir recorte de personal. En la actualidad, el organismo emplea a 2635 personas. “Probablemente tendremos que reducir el tamaño de la institución. Probablemente tenemos dinero que nos podemos ahorrar”, señaló el ex ministro francés, aunque rechazó efectuar una estimación sobre la cantidad de personas que podría perder su trabajo. Strauss-Kahn tendrá reuniones con los jefes de cada departamento de la institución para analizar el presupuesto y el volumen de personal a cargo.

El FMI gasta anualmente en torno de 1000 millones de dólares y la dotación de personal se duplicó en los últimos diez años. Los antecesores del francés hicieron lo contrario a lo que les recomendaron a los países asociados. Ahora que muchos de ellos, como la Argentina, Brasil y Rusia saldaron su deuda total, al FMI no le quedó otra que mirarse hacia adentro y hacer su propio ajuste. El propio Strauss-Kahn admitió ayer que el organismo tiene más personal del que realmente necesita para funcionar. Ayer se conoció que el director ejecutivo tendrá un salario de medio millón de dólares anuales, que será ajustado con el índice de inflación minorista de los Estados Unidos.

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Dominique Strauss-Kahn, en su primera jornada de trabajo al frente del Fondo Monetario.
 
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