–Ante la ola de calor, hubo distintas versiones respecto de los cortes de luz que se provocaron. ¿Cuál fue realmente la situación?

–Nunca los cortes superaron el 0,5 por ciento de la población; el día que más cortes tuvimos, hubo 20 mil entre 5 millones de usuarios, el miércoles aquél que fue un infierno. Por otro lado, en la zona controlada por nosotros como entidad regulatoria, no hubo ningún corte producto de roturas. Los cortes que se producían, de 10 a 15 minutos, se hacían de forma controlada para dejar bajar un poquito la temperatura del transformador. En enero de 2008 se nos vino la ola de calor y perdimos control de la emergencia, y se nos cayó un transformador. Ahora no tenemos ningún transformador trabajando a más del 90 por ciento de su capacidad. Cuando se llega al 90 por ciento, empezamos con recortes en la zona o a redireccionar energía con las obras que hizo principalmente Edenor, que le corresponde la zona norte.

–¿Ese 0,5 por ciento de cortes está dentro de un nivel normal?

–Hubo un máximo de 21.000 cortes y cada usuario son 3,85 personas, son 80.000 en 5 millones de usuarios y por 10 a 15 minutos. Menos de eso con 40 grados es imposible. Estuvimos una semana utilizando más de 19 mil megawatts. Y nos sobraban más de dos mil. En España, cuando se llega a esa temperatura, comienzan con cortes rotativos de una hora, porque el sistema está diseñado para una temperatura promedio. No les da para las máximas. Y esa realidad se repite en muchos países de Europa. Acá estamos preparando el sistema para que la economía crezca sin problemas de energía. Con esta demanda energética, con los megawatts que teníamos en 2007, hubiéramos tenido 6 o 7 horas de corte. En los lugares del país donde tuvimos cortes más prolongados fue por problemas en la red de distribución, en servicios que están fuera del manejo del Estado nacional.

–¿La Nación no se puede hacer cargo de los problemas con los distribuidores?

–No, porque es facultad de los estados provinciales. Es más, ya estoy hablando con el gobernador Daniel Scioli para entregarle el control de Edelap (abarca la ciudad de La Plata y el Gran La Plata). Yo soy ministro de Planificación, no titular de una entidad regulatoria. Yo me tengo que preocupar de que se terminen Yacyretá, Atucha y los 5000 kilómetros de línea de transmisión que faltan. Lo que hay que hacer es administrar bien a las operadoras. Acá (a nivel nacional) funciona porque hay control y hay gestión. Está claro que la tarifa no es justa en Capital y provincia de Buenos Aires. Es más justa en Córdoba y Santa Fe. Acá es muy barata. Se cayó el mito de que la calidad del servicio es función directa de la tarifa; el servicio es bueno o malo en función de la gestión de la empresa y el desempeño de la entidad regulatoria. Estuvo bien demostrado que con la crisis climática que tuvimos estos últimos días, el sistema funcionó mejor donde mejor se controla y no donde mejor se paga, lo que no quiere decir que la tarifa que se paga en Recoleta sea justa.

–¿Se la va a aumentar?

–Lo que yo quiero es que haya un ajuste que sea como el del pan o el de la cerveza, algo de acuerdo con la inflación, como está pasando con el combustible. En virtud de ello, podría haber un 8 o 10 por ciento de fluctuación.