EL MUNDO › CRóNICA DEL NACIMIENTO DE UNA NIñA, HIJA DE UNO DE LOS MINEROS ATRAPADOS BAJO TIERRA

En Copiapó, un parto con Esperanza

Elizabeth Segovia es la madre de Esperanza, recién nacida e hija de Ariel Ticona, uno de los 33 mineros atrapados en la mina San José, en Copiapó. La historia de su nacimiento relatado por su madre. La pareja es reacia a las cámaras. A él lo llaman el “incógnito”.

 Por Christian Palma

Desde Santiago

–Buenas noches y tranquilidad mañana.

–Muchas gracias y a encomendarse a Dios nomás.

Este mínimo diálogo cerró una conversación de media hora a través del teléfono, sólo interrumpida de a ratos por ruidos de niños inquietos o por algunos silencios emotivos. Fue la última llamada que Elizabeth Segovia, de 25 años, recibió la noche del lunes. A eso de las 22, luego de cortar, acostó a sus hijos mayores de tres y seis años, preparó su ajuar e intentó dormir. Apagó la luz y el recuerdo de su esposo Ariel Ticona y del bebé que nacería al día siguiente le impidió conciliar el sueño de inmediato.

Al día siguiente se levantó temprano. A las 8, Elizabeth entró a la Clínica Copiapó –en la ciudad del mismo nombre, capital de la III Región de Chile– con una panza a punto de estallar. El personal médico la saludó con cariño: sabían que se trataba de la esposa de uno de los 33 mineros que desde el pasado 5 de agosto permanecen atrapados en la mina San José, en el norte de Chile. También estaban al tanto de que, desde el octavo mes de embarazo, las contracciones, el insomnio y la pena la han acompañado, por lo que se esmeraron en atender a la mujer cuya rutina cambió de golpe hace casi 40 días, cuando el yacimiento de oro y cobre se desplomó dejando a su marido bajo toneladas de piedras y tierra.

“Ya tenemos decidido el nombre: se llamará Esperanza”, contó Elizabeth a Página/12 la víspera del parto programado. “Mi marido me lo pidió y también quiere que le graben todo para verlo abajo”, agregó con un tono de voz pausado, alegre. Como si la historia tuviera asegurada de antemano un final feliz. Como si el nacimiento de Esperanza, la primera mujer después de dos varones, llenara otra vez de fe los corazones de sus tíos mineros atrapados y de toda la gente que hace vigilia desde el 5 de agosto en el lugar, y que han estado algo impacientes en los últimos días por la demora en las labores de rescate.

Hasta antes de la tragedia, el matrimonio Ticona-Segovia había elegido el nombre de Carolina para la primera niña de la familia. Junto con la petición de grabar el parto, Ariel solicitó a su mujer cambiar esa decisión y bautizar a la pequeña como Esperanza.

“Esperanza –remarcó Elizabeth–. Así como el campamento.” El mismo nombre con que se ha denominado el refugio levantado en las afueras de la mina y donde pernoctan los familiares de los 33 trabajadores, desde el fatídico 5 de agosto.

“Esta niñita nos devolverá la alegría”, dice Elizabeth al otro lado del teléfono. Relata que por motivos de seguridad, debido a su estado y por sus otros hijos, “más que por pena”, nunca subió a la mina, como tampoco se ha comunicado personalmente con su esposo, a diferencia de los otros familiares que han usado toda la tecnología disponible para hablar con los mineros que están a casi 700 metros de profundidad. “Lo he visto poco en la televisión”, agrega. De hecho confiesa que tanto ella como Ariel son reacios a las cámaras y que en su casa sólo existe una foto de su esposo y un par más de ella. “Por eso, el Ariel no aparece mucho en las imágenes que han mandado desde la mina”, reitera.

Ariel Ticona fue bautizado por sus compañeros bajo tierra como el “incógnito”, debido a su reconocida timidez y retraimiento. De hecho ha participado poco en los videos que se han hecho públicos.

Para su tranquilidad, añade, hasta su casa en Copiapó llegaron algunos familiares que cuidarán a sus otros pequeños y que la ayudarán con las tareas hogareñas.

Elizabeth y Ariel “pololean” desde hace diez años, hace cinco se casaron. “Es poco expresivo –reconoce Elizabeth–, pero sus cartas me han alegrado y se nota que ha cambiado. Debe estar ansioso también por el parto”, sostiene. Ansiedad que ayer a las 12.36 se aplacó en parte, cuando Esperanza Ticona Segovia llegó al mundo.

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Esperanza y Elizabeth Segovia, juntas mientras aguardan que Ariel, “el incógnito”, sea rescatado.
Imagen: EFE
 
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