El micrófono ubicado en el podio central del Capitolio será, por esta noche, la llave que abrirá las puertas de cada casa de cada familia estadounidense. El discurso anual sobre el estado de la Unión que ofrecerá esta noche Barack Obama es, prácticamente, la única oportunidad que tiene el presidente de Estados Unidos de llegar directamente a los ciudadanos de ese país. Lo hayan elegido o no. A través de ese micrófono, el mandatario intentará hacer borrón y cuenta nueva en el área de su gestión que más problemas le ocasionó en sus primeros dos años de trabajo: la economía. Y, en especial, la creación de empleo.

Así lo aseguró el vocero de la Casa Blanca, Robert Gibbs, que apuntó que Obama continúa delineando los últimos detalles de un texto que hablará de las finanzas y los aspectos económicos del país. ¿Por qué? Porque las últimas encuestas indicaron que esa área es la gran preocupación de los estadounidenses. Según Gibbs, si la Casa Blanca quiere llegar con garantías a las elecciones presidenciales de 2012, es en ese punto en el que debe centrar el trabajo de los próximos meses.

Además de fomentar la creación de puestos de trabajo, la Casa Blanca intentará duplicar las exportaciones en el plazo de cinco años como otra de las herramientas para reducir el índice de desempleo, que se encuentra en el 9,4 por ciento, un nivel elevado para el país. Obama también se referirá en su discurso, según adelantó Washington, al fuerte déficit presupuestario, de más de 1,3 billón de dólares, y la necesidad de recortar la deuda. Para eso, asegurará la necesidad imperiosa e inevitable de recortar programas gubernamentales y eliminar ineficiencias. La batalla a librar con la oposición republicana en este ciclo que comienza será, en este aspecto, la decisión de qué programas se recortarán, y con qué parámetros se define la ineficiencia.