EL MUNDO › UNOS DOSCIENTOS TREINTA FUNCIONARIOS RENUNCIARON EN SIRIA

Sangría en el partido de Assad

Al compás de violentos intentos de acallar al movimiento ciudadano que exige a gritos cambios políticos, el gobierno sirio comenzó a desmoronarse puertas adentro, y sus filas comenzaron a perder adeptos sin pausa. Ayer más de 230 funcionarios del partido oficialista repudiaron los ataques de las fuerzas de seguridad estatales sobre los manifestantes y abandonaron el espacio. En tanto, el aislamiento internacional del país continúa creciendo. En una acción conjunta, un grupo de países europeos comunicaron a los respectivos embajadores de Siria su condena a la represión de las protestas opositoras. El tema será eje de una reunión extraordinaria del Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas. Su par de Seguridad fracasó por segunda vez consecutiva en su intento de consensuar una condena a Damasco por las violencia sobre el pueblo.

Numerosas protestas multitudinarias en contra del gobierno de Bashar Al Assad se sucedieron en el último mes en las principales ciudades de Siria, al igual que las prácticas represivas de la policía y el ejército de ese país, con el objetivo de silenciar los reclamos. Son 453 los muertos que esas acciones provocaron desde el 15 de marzo, según el Observatorio sirio de Derechos Humanos, con base en Londres. En ese marco, 233 miembros del partido gubernamental Baas abandonaron el espacio en repudio a los ataques contra los habitantes. “Las prácticas de los servicios de seguridad contra ciudadanos desarmados en Banias y en las aldeas vecinas, especialmente en Baida, son contrarias a todos los valores humanos y a los eslóganes del partido”, aseguraron en un comunicado.

Por otra parte, más de 150 opositores exigieron al régimen que evalúe la realización de los cambios exigidos por los manifestantes en dirección a la implementación de un régimen democrático. “O lidera él mismo el cambio hacia la democracia o los manifestantes llevarán a cabo una revolución popular que derrocará al régimen y acabará en este cambio tras un período de violencia y disturbios”, explicaron en un documento que enviaron a la administración de Al Assad.

Pero el régimen es obstinado y no oye reclamos propios ni ajenos. Ayer volvió a enviar soldados y tanques a Deraa, la ciudad donde comenzaron las protestas que sacuden al país. Allí, por tercer día consecutivo, los disparos y las explosiones esporádicas fueron el sonido ambiente.

La comunidad internacional, en tanto, avanza a paso lento en su presión al gobierno sirio para que deje de reprimir y flexibilice su posición frente a los reclamos de los habitantes. Ayer por la tarde, los miembros del Consejo de Seguridad de la ONU volvieron a fracasar en su intento de consensuar una posición respecto de Siria. El martes tampoco habían podido conciliar posturas. China y Rusia se oponen a adoptar una postura firme contra el régimen de Al Assad.

Los representantes de los 27 países de la Unión Europea se reunirán mañana en Bruselas para discutir eventuales sanciones y el Consejo de Derechos Humanos de la ONU mantendrá ese mismo día una reunión especial, a petición de Estados Unidos. El embajador sirio ante la ONU, Bashar Jaafari, rechazó por su parte toda investigación internacional en su país: “Lamentamos lo que ocurre, pero deben convenir en que estos disturbios y motines, en algunos aspectos, esconden otras intenciones”, señaló.

Por su parte, los gobiernos de Francia, España, Gran Bretaña, Italia y Alemania convocaron a los embajadores de Siria para trasladarles las condenas a la represión. La organización humanitaria Human Rights Watch (HRW) instó a los países árabes para que den pasos firmes contra la represión violenta y la violación de los derechos humanos.

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