EL MUNDO › DURANTE TRES DíAS, CHáVEZ FUE ARRANCADO DEL PODER EN VENEZUELA

A diez años del efímero golpe

Los venezolanos recordarán los sucesos de abril de 2002 en un año electoral: Hugo Chávez aspira a ser reelecto y su rival Henrique Capriles afirma que la oposición esta vez le ganará con votos y no con el uso de la fuerza.

Hoy se cumplen diez años del golpe de Estado que el 11 de abril de 2002 depuso por tres días al presidente de Venezuela, Hugo Chávez. Ese fue tal vez el punto culminante de un año especialmente crítico para el mandatario, que sufrió entonces duros embates de la oposición, de los cuales salió fortalecido para edificar un liderazgo que se extiende hasta el presente. Como preludio del golpe, en enero se produjo la renuncia de Luis Miquilena –hasta entonces uno de los principales sostenes políticos del proyecto de Chávez– al Ministerio del Interior y su pase a la oposición, y en febrero, varios altos oficiales de las Fuerzas Armadas pidieron la renuncia del jefe de Estado. En marzo, Fedecámaras –la principal organización gremial empresaria del país–, la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV) y la cúpula de la Iglesia Católica firmaron un pacto contra el gobierno, que tuvo amplia difusión mediática.

El 7 de abril de ese año, Chávez anunció el despido de altos gerentes de la petrolera estatal Pdvsa, lo que generó protestas callejeras. Cuatro días después hubo serios disturbios al enfrentarse en las calles manifestantes oficialistas y opositores. Ese día, el 11, el mandatario ordenó a las Fuerzas Armadas que activaran el Plan Avila, un programa de contingencia para casos de conmoción interna. Según datos oficiales, a lo largo de la confrontación entre chavistas y antichavistas, que duró varios días, hubo doce muertos. Uno de los episodios más reprochables se produjo en Puente Llaguno, desde donde francotiradores disparaban a los manifestantes que marchaban en apoyo al líder bolivariano.

Esa noche, el ministro de Defensa, general Lucas Rincón, anunció por televisión que a Chávez “se le solicitó la renuncia, la cual aceptó”. El mandatario, secuestrado por las fuerzas golpistas y detenido en una base naval en la madrugada del 12 de abril, escribió que no había “renunciado al poder legítimo”. Luego sería trasladado a la isla La Orchila para convencerlo de que aceptara ser llevado fuera del país.

En la tarde del 12, el empresario Pedro Carmona, titular de Fedecámaras, juró como presidente interino y emitió un decreto que disponía la disolución del Parlamento, el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), la Fiscalía y la Defensoría del Pueblo, y se arrogaba poderes por encima de la Constitución. El golpe, que tuvo un fuerte componente mediático, estaba en marcha y fue recibido con cautela por Estados Unidos, que instó a una resolución democrática pero sin condenarlo, y un respaldo abierto del entonces presidente de España José María Aznar, quien se apresuró a saludar al gobierno de Carmona. Mientras tanto, catorce presidentes latinoamericanos, reunidos en la XVI Cumbre del Grupo de Río, condenaron la interrupción del orden constitucional y reclamaron la normalización institucional de Venezuela.

Un día después, miles de simpatizantes de Chávez salieron a las calles de Caracas. Esa noche, partidarios chavistas lograron tomar la televisora estatal VTV y una unidad militar de Maracay, a cargo del general Raúl Baduel, declaró su adhesión a la Constitución y activó lo que denominó Operación de rescate de la dignidad nacional. Los simpatizantes de Chávez coparon el Palacio de Miraflores, que había sido abandonado por los golpistas, y el presidente del Parlamento tomó juramento al vicepresidente ejecutivo, Diosdado Cabello, como mandatario provisional.

Finalmente, en la madrugada del 14, un comando liberó a Chávez en La Orchila y lo llevó en avión a Caracas, donde reasumió el mando. En agosto, el TSJ declaró que los hechos de abril no habían configurado un golpe de Estado, decisión con la que Chávez disintió y que sería anulada tres años más tarde por el mismo tribunal.

“Hace diez años, la oposición derrocó a Chávez con el uso de la fuerza y no de los votos, porque estaba sin rumbo y no teníamos dirección”, recordó Henrique Capriles, candidato opositor en las elecciones del 7 de octubre. Capriles recordó el 11 de abril de 2002 como la fecha en la que “le dieron un golpe de Estado a quien dio un golpe de Estado en 1992 (por Chávez); en 2012 el golpe que viene son votos”, auguró el líder de la oposición. Claro, Capriles no mencionó que él mismo fue detenido y estuvo preso cuatro meses acusado de participar en el asedio a la Embajada de Cuba durante los sucesos de abril.

El alcalde del municipio Libertador de Caracas, Jorge Rodríguez, jefe de campaña de Chávez, ratificó que el presidente venezolano será el candidato del oficialismo mientras se cura de la recurrencia del cáncer y aseguró que el líder bolivariano va a revolcar a la oposición en esos comicios. “Estamos seguros de la victoria pero la batalla es, precisamente, para evitar que se instaure otra vez algún plan desestabilizador. Que la diferencia sea tan abismal que hasta los dueños del candidato de la derecha reconozcan el resultado”, agregó.

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El liderazgo de Chávez salió fortalecido de la asonada cívico-militar de hace una década.
Imagen: EFE
 
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